En un reino muy lejano se disputaba una gran guerra, llevando al rey a reclutar muchas más tropas de las que podía mantener, el salario de los soldados era ínfimo lo cual no alcanzaba para mantenerse.
Tres soldados cansados y hambrientos decidieron ocultarse en un campo de trigo para poder desertar sin ser descubiertos, pero tras dos días junto a sus noches el ejército nunca se movió, de salir del campo de trigo serian ejecutados, de seguir escondidos morirían de hambre.
Un dragón que escupía fuego descendió desde los cielos hasta el campo de trigo, preguntando él porque permanecían en ese lugar a los tres soldados; tras conocer la razón el dragón les propuso un trato, los sacaría de ahí sin ser vistos por el ejército pero tendrían que servirle por siete años, al no ver otra salida los soldados aceptaron.
El gran dragón los elevo por los cielos y los dejo en una zona bastante alejada, luego el dragón se encendió en llamas y regreso a su forma original, era el Diablo.
Como parte del trato les entrego un látigo del cual cada vez que lo hicieran estallar surgirían riquezas que podían usar a su antojo, pero a cambio pasado los siete años tendrían que regresar con él a servirle aunque si lograban resolver su acertijo podrían quedar libres por completo.
Tras firmar el libro los tres soldados se fueron a recorrer el mundo, disfrutando de las riquezas que habían conseguido, vivieron una vida de lujos pero pasado un tiempo los siete años llegaban a su final, preocupando a dos de los tres hombres.
Pero el más joven de los tres que siempre se mostraba despreocupado aseguró tener una solución para todo, pero el tiempo se acababa.
Una vez sentados los tres hombres muy preocupados son abordados por una señora quien les pregunta que les sucedía, a pesar de creer que no sería de ayuda le comentaron lo ocurrido con el diablo.
La señora los miro muy bien y les dijo; “Para poder salir de este embrollo deberán ir hasta el bosque, llegar hasta un muro de rocas destruido con forma de casa; ahí encontraran la solución a sus problemas”
Dos de los soldados fueron pesimistas al respecto, se negaron rotundamente a ir, ya que sería algo completamente innecesario, pero el soldado más joven se aventuró, no tenía nada que perder.
Al llegar a la casita se encontró con una anciana muy pero muy vieja, a la cual le conto todo lo que había ocurrido, para su suerte le había caído bien a la anciana quien era la abuela del diablo, le prometió ayudarlo, lo escondió para que cuando llegara el diablo no lo viera y así pudiera escuchar cuando la abuela le sacara la información que necesitaba.
Así paso, el diablo llego y su comida fue servida, mientras conversaban la abuela pudo sacarle información sobre el acertijo el cual era.
“En el mar del norte hay un caballo marino muerto, que será su asado; y el castillaje de una ballena será su cuchara de plata; y un viejo casco de caballo hueco será su copa de vino”
Una vez el diablo quedo dormido la anciana saco al soldado quien muy contento regreso con sus amigos.
Había llegado el día, el diablo pregunto el acertijo.
-Los llevare al infierno, pero antes les daré la oportunidad que prometí, si logran descifrar el acertijo, veamos, si son capaces de adivinar, ¿qué asado les serviré en un banquete en el infierno?”-
-En el mar del norte hay un caballo marino muerto, el cual será nuestro asado- respondió el primer soldado.
– ¿Cuál será su cuchara?-
– El castillaje de una ballena – respondió el segundo soldado.
– ¿Cuál será su copa? –
– El casco de un caballo hueco será nuestra copa – respondió el tercero y más joven de los soldados.
El diablo comenzó a maldecir, le habían ganado, golpeo el suelo y se fue encolerizado, dejándole el látigo a los tres soldados quienes vivieron el resto de sus días rodeados de riquezas.
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