Marco es un niño con algunos problemas, un compañero en su escuela; Julio lo molesta cada vez que puede, sus padres no lo escuchan, siempre lo castigan cuando sus anteojos se rompen pero nunca preguntan cómo se rompieron.
Durante las noches sus pesadillas lo consumen, moja la cama, muchas veces ha tenido temor de dormir, ha llegado a pensar en huir de su casa.
—Abuelo, tengo miedo de dormir— Dijo Marco mientras su abuelo le leía un cuento.
— Dime, ¿Le temes a tus sueños? Eso es muy bonito hijo mío, los sueños albergan un mundo lleno de posibilidades— Le dijo su abuelo quien era catalogado loco por la familia debido a su edad.
— Primero todo está normal, camino por un prado muy bonito, hay flores, animales, el cielo tiene muchas estrellas — Tomo una pausa, sus ojos se llenaron de lágrimas — Pero las estrellas comienzan arder, y caen hacia el prado quemando las flores, los animalitos corren, yo no sé qué hacer y también corro —
— ¿Qué pasa después? —
— Despierto y no vuelvo a dormir —
— Pienso que esta es una tarea para el dragón de los sueños—
— ¿El dragón de los sueños? —
— Es un viejo amigo, tan solo cuando pasen cosas así de malas en tu sueño llamado, él acudirá en tu auxilio —
Marco se quedó dormido, su sueño iniciaba, un hermoso prado, había muchos animales que jugaban con él, de pronto una enorme sombra cubrió el cielo, una sonrisa malévola hizo eco en todo el prado, Marco tenía miedo, Marco quería despertar, pero Marco tenía que hacer algo.
— ¡Dragón de los sueños!— grito con todas sus fuerzas
Un enorme dragón con su aliento de fuego estelar espanto a la sombra y todo regreso a la normalidad.
— Gracias por ayudarme gran dragón de los sueños —
— No fui yo quien expulso a la sombra, fuiste tú amiguito, tú tienes el poder de hacer todo lo que te propongas, busca dentro de ti, ya que tienes todas las respuestas y el coraje para salir vencedor—
Durante semanas el dragón acompaño a Marco en sus sueños, cada vez se mostraba más seguro ante sus pesadillas, las cuales eran menos frecuentes, su buen estado de ánimo contagiaba a todos en su casa, sus padres ya no lo castigaban, dejo de mojar la cama, pero aún tenía un asunto que resolver; Julio.
— Mira a quien tenemos aquí, a un cuatro ojos — Julio y sus amigos comenzaron a burlarse de Marco.
— Déjame Julio hoy no quiero escuchar tus tonterías — Con firmeza Marco no retrocedió.
— Como dijiste basura — Todos alentaban a Julio — No eres nadie, no eres nada — Tomo a Marco por la camisa.
— Si soy alguien, soy todo, y ¡Me llamo Marco! — Gritando su nombre empujo a Julio quien sorprendido ante la rebelión del chicho prefirió no entrar en una pela con él.
Todos los niños presentes comenzaron a aplaudir, el bravucón de la escuela había sido callado, enfrentado y más nunca se volvería a meter con alguien.
Marco había conquistado sus miedos y temores, se enfrentó a su peor pesadilla pero esta vez en la realidad, el dragón de los sueños le ayudo a comprender que no necesitaba refugiarse en el mundo de los sueños cuando puede vivir una vida plena en el mundo real.
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