En una día tormentoso, zarpó un crucero por las costa de Miami para hacer un recorrido turístico por el océano Atlántico, entre los pasajeros que estaban en el crucero había un niño llamado Daniel, quien iba con sus padres.
Pasaron cuatro horas desde que el crucero zarpo y por gran una tormenta, las olas no dejaban el navío estable y equilibrado para mantenerse a flote.
En un costado del crucero, había una pequeña ventana un poco rota por el impacto de la olas. Pronto, el Capitán aviso por la radio a los pasajeros:
-¡Sujétense, que una gran ola vienes hacia nosotros!
La enorme ola colisionó contra el barco con fuerza, y la ventana se rompió permitiendo la entrada del agua.
Unas personas se dieron cuenta, y avisaron a toda la tripulación; asustados intentaron ir hacías las balsas. Los padres de Daniel trataron de escapar, pero subieron de primero al niño y por la cantidad de agua que había debajo, el buque se inclinó y los padres resbalaron. La cuerda de la balsa donde estaba Daniel se soltó, y la balsa cayó al agua.
Daniel se impactó fuertemente con la balsa. Miró asustado como el crucero se hundía, sin saber si sus padres se habían salvado. Entonces se desmayó por el miedo que sentía al ver esa terrible imagen.
Las olas continuaron moviendo la balsa. Cuando despertó, miró a su alrededor tratando de encontrar el crucero, pero lo no veía. Pensó que ya se había hundido, aunque tenía la esperanza de que sus padres hubieran sobrevivido.
Inspeccionando la balsa, encontró una especie de bolso pegado a la balsa, una linterna, un libro de supervivencia, dos latas de comida y un frasco de agua.
A lo lejos había una pequeña isla. Daniel empezó a remar, pensando que iba estar mas seguro en allí que en el agua.
Primera Noche:
Estando en la isla quizó dormir un poco, ya que era de noche… Pero un ruido molesto no lo dejaba conciliar el sueño, así que prendió la linterna:
-¡¿Quién esta ahí?! -gritó Daniel.
Una brisa tenebrosa pasó y movió las hierbas, dejando ver a lo lejos a una persona, tal vez alguien que formaraa parte de la tripulación del crucero. De modo que fue a averiguar.
Pero al acercarse desapareció.
– ¡Qué raro! Vi una persona aquí pero ya no está – dijo Daniel asustado.
Lo único que había era un periódico del año 2014, recortado, solo mostraba la foto de un niño que desapareció en un barco, llamado Jackson… Daniel empezó a leer:
“Un niño de 12 años desapareció mientras iba de viaje hacia Estados Unidos, lamentablemente el barco se hundió. Dos años después de la tragedia, un par de pescadores notaron un fuego que provenía de una isla. Al acercarse encontraron al niño descuartizado y….”
Daniel vomitó al ver la foto, y escuchó unos pasos, como si alguien se acercara a él.
Al mirar hacia atrás, vio a un persona muy alta, con una sonrisa escalofriante y manchas de sangre en todo el cuerpo, en la mano llevaba una roca.
– Hola niñito, ¿estás perdido? Deja que te lleve conmigo, para hacerte compañía – dijo con una voz distorsionada y macabra el desconocido.
-¡NO! – gritó Daniel alejándose de él.
Daniel corría mirando hacia atrás, se tropezó con una roca y se dio tan fuerte en la cabeza que se desmayó.
Con la vista borrosa, veía como el sujeto lo llevaba arrastrando hasta una pequeña y lúgubre cabaña, con manchas rojas en las paredes, hasta que se volvió a quedar dormido.
Cuando pudo despertar del todo, vio que estaba en una cama un poco pegajosa, con un olor horrible. Se incorporó y pudo inspeccionar un poco la habitación, más no había nada. La puerta estaba cerrada, trató de abrirla a patadas.
¡Pom, pom! Sonaban los golpes que Daniel le daba a la puerta, hasta que logró derribarla y, pensando que no había nadie, entró y vio una especie de sala, con una mesa llena de sangre. Despedía un olor putrefacto y había un cuchillo encima. Daniel lo tomó y lo guardó.
– Me podría ser útil contra ese sujeto -dijo con poca seguridad.
De pronto escuchó unos pasos y se escondió, viendo la sombra del desconocido. Trato de no hacer mucho ruido en cuanto él apareció. Al darse cuenta de que la puerta estaba abierta y acercarse, Daniel saltó y lo apuñaló con el cuchillo, antes de salir corriendo. Logró escapar de la casa, intentó esconderse detrás de unas rocas y ahí pasó lo que restaba de la noche.
Cuando se hizo de día, quiso explorar la cabaña con mas iluminación, pero se dio cuenta que había desaparecido.
– P-pero si aquí estaba… -se dijo tartamudeando
Pensó que por alejarse tanto, no sabía con exactitud donde estaba la cabaña, y que habia matado al sujeto. Daniel decidió explorar la isla, con la seguridad de que ya no iba a aparecer ese hombre.
Continuará….
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