Hace mucho tiempo, cuando la Tierra llevaba poco tiempo de haber sido creada y el clima era siempre igual a lo largo del año, existían dos personas que se amaban con intensidad. Sus nombres eran Talión y Yoslin, y se habían enamorado el uno del otro apenas se habían visto. Eran probablemente, el hombre y la mujer más felices del mundo.
Todos los días amanecían juntos, daban largas caminatas en las afueras y se dedicaban palabras cariñosas. Lo que más les gustaba era tumbarse en la hierba para ver las estrellas o andar en la playa para escuchar las olas del mar.
Sin embargo los dioses, celosos de que fueran felices con su amor, no soportaban mirarlos. Sentían envidia pues ellos, a pesar de todo su poder y sus privilegios, nunca serían capaces de experimentar un sentimiento tan puro. Así que poco después decidieron ponerse todos de acuerdo para conjurar una forma de separar a la feliz pareja.
—¡Ya no aguanto más verlos así! —decía uno— Todo el tiempo recordándonos lo que nosotros no tenemos.
—Si tan solo hubiera una manera de apartarlos el uno del otro para siempre —habló otro.
—¡Lo tengo! —dijo uno más— Sé la manera en la que nunca más podrán verse.
Los malvados descendieron a la Tierra y se presentaron con malicia frente a los enamorados, que en esos momentos se tomaban de la mano.
De pronto, los dioses los maldijeron, convirtiéndolos en estaciones diferentes. A Talión le tocó ser el invierno, frío y silencioso, que cubriría el mundo de blanco al final del año. Yoslin en cambio fue el verano, caluroso y vibrante, que le brindaría un momento de descanso a los seres vivos antes de que los árboles empezaran a secarse.
De esta manera, siendo tan distintos, nunca más serían capaces de estar juntos. Los dioses se regocijaron ante la nueva infelicidad de la pareja.
Al momento de irse sin embargo, Belasta, la diosa de la caridad, sintió un gran remordimiento por lo que habían hecho, debido a su benevolente don. Sabía que no podía revertir la maldición creada por sus compañeros.
No obstante, sí que podía impedir que los amantes se separaran para siempre.
Mientras los otros dioses se marchaban, Belasta aprovechó que no la veían y levantó las manos. El cielo completo vibró mientras ella pronunciaba unas palabras que se volvieron niebla y se perdieron en el horizonte.
—A pesar de ahora están separados, cada uno de ustedes tendrá un regalo —dijo—. Al invierno le concedo la lluvia, para que pueda visitar al verano en los días calurosos. Y al verano le doy la nieve, para que pueda jugar con el invierno en las afueras. De esta manera, podrán seguir estando juntos.
Y así ocurrió.
Hasta ahora, se dice que en los días veraniegos Talión regresa para acariciar a Yoslin con su lluvia, refrescándola del intenso calor que ella misma provoca. Y cuando empieza a hacer frío, Yoslin cae sobre la Tierra en forma de nieve para estar una vez más con su amado.
De que origen es tu cuento? Es composición tuya o folklore?