Un hombre decidio hacer un viaje por el pais, esos viajes que las personas hacen con toda la intencion de conocer, tal vez de cambiar, de vivir algo diferente, una experiencia inolvidable.
Jonas es un tipo joven, se puede decir guapo y soltero, trabajaba de exterminador de insectos, el ya llevaba unos cuantos dias de travesia en su auto, cuando se detuvo en la unica estacion de gasolina que pudo en encontrar a orillas de la carretera, ya que era un paraje un poco solitario y ya era de noche.

El lugar parecia ser algo lugubre y sucio, pero lo unico que importaba era la gasolina para continuar el camino, sin embargo, Jonas se quedo impresionado, cuando vio que la persona que parecia estar encargada, era una chica muy linda, que con una sonrisa en su rostro se le acerco para ayudarlo. Jonas le converso un poco, y ella le coqueteaba, hasta que el dio el paso y la invito a salir.

-Conoces algun lugar cerca donde podamos ir a cenar?…no soy de por aqui…

-Claro, conozco un lugar perfecto, un restaurante, bueno, realmente es el unico del area.

Y asi lo hicieron, Jonas y su nueva amiga, abordaron su auto y se dirigieron al reataurante a cenar, al arrivar al lugar, desde fuera se podian ver muchas personas dentro, amigos conversando, parejas cenando, algo de musica suave, en incluso meseros, se podian ver las siluetas de los clientes y personal.

-Vaya, parece que esta algo lleno el lugar, espero encontrar una mesa vacia, aunque es curioso que este restaurante sea tan concurrido estando en medio de la nada.

-Es cierto, pero la comida es muy buena, yo siempre vengo a comer aqui.

Al entrar ambos al lugar, Jonas se encontro con un sitio bien presentado, nada fuera de lo comun, solo que algo era extraño, en el momento en que pusieron sus pies dentro, todo el mundo hizo silencio, ya no se escuchaban voces ni algarabia, mas bien todas las personas estaban sentadas en sus mesas sin moverse, sin hablar ni interactuar, era como si se hubieran congelado.

-Pero que gente mas rara, sera acaso que no somos agradables?…bueno, aqui hay una mesa un poco alejada, sentemonos aqui, no importa que todos nos den la espalda.

-No te preocupes, es normal, por estos lugares las personas no les agradan los extraños, solo olvidalo, y dime, de que trabajas?

-Bueno, soy exterminador de insectos, es algo que me apasiona, los detesto, son asquerosos.

Al responder de esta forma, la chica que ya estaba sentada a la mesa, apreto fuertemente el mantel entre sus manos, como si algo la hubiera puesto en alerta, Jonas no se dio cuenta de este gesto, y mas bien llamo al mesero para ordenar, sin embargo el mesero quien esta sentado a lo lejos, no se movio para nada al escuchar a Jonas llamarlo, y solo se limito a decirle en un tono de voz bajo y grave:

-Lo siento señor, se acabo la comida.

-Pero que dice?…Oiga!…tenemos hambre, como que no hay comida…

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Reclamaba Jonas airadamente, sin que nadie pareciera ponerle atencion, las personas simplemente no expresaban ninguna emocion, ni lo miraban aunque estuviera gritando, pero algo llamo su atencion, todos los platos de los demas clientes tambien estaban vacios, realmente nadie estaba comiendo, nadie tenia comida, esto perturbo a Jonas quien decidio mejor retirarse del lugar.

-Mejor vamonos de aqui, este lugar es muy raro, y estas personas me ponen nervioso.

-No espera, no podemos irnos aun.

La chica le contesto de esa forma a Jonas, quien visiblemente molesto, penso incluso en dejarla alli e irse el solo, pero solo hay algo que podia molestar aun mas a Jonas, eso era ver un insecto, un asqueroso insecto caminando por su mesa, era una pequeña arañita de tal vez medio centimetro, Jonas rapidamente levanto su mano en el aire para dejarla caer con fuerza sobre la arañita, aplastandola sin piedad.

-Asqueroso insecto, ya dije que los odio…

Hubo una reaccion espeluznante entre todos los que estaban en el restaurante, los clientes y personal que antes no habian movido un musculo y parecian ser poco menos que unas estatuas sin vida, se giraron violenta y repentinamente, posando una mirada de odio sobre Jonas, sus rostros y expresiones eran de total enfado y maldad, como si quisieran destrozar a Jonas, quien sintio como se le helaba la sangre, pensado que tal vez seria linchado sin saber porque.

-Como?…estan molestos?…porque?…porque mate una asquerosa arañita?…mejor vamonos de aqui…

Derrepente todos en el lugar comenzaron a cambiar, debajo de esos cuerpos humanos, se escondian cosas que parecian ser insectos, lo que mas odiaba Jonas, les estaban creciendo patas, antenas, ojos enormes, alas, todo esto mientras la piel humana falsa que los cubria para ocultarse caia al suelo, siendo posiblemente los cascarones que quedaron sus anteriores victimas humanas que se habian atrevido a entrar a aquel lugar, Jonas se dio cuenta que habia destado su peor pesadilla.

-Que es esto?…vamonos de aqui dame la mano…

Su terror apenas comenzaba, porque la que una vez fue la mano de aquella bella chica, ahora no era mas que una pata larga y peluda…una de las ocho que le habian crecido de la cintura hacia abajo, mientras su hermoso rostro ahora lucia desfigurado con ojos saltones que bailaban en sus cuencas. Jonas grito desesperadamente intentando salir corriendo de aquel siniestro lugar, pero su suerte estaba echada, la chica lo detuvo arrojandole una especie de telaraña a los pies arrastrandolo dentro del lugar nuevamente, sus gritos de terror se podian escuchar a lejos en la carretera, pero se perdian en lo oscuro de la noche.

Al cabo de unos minutos, nuevamente dentro del restaurante, las personas conversaban, reian, parecia haber vuelto el ambiente placentero del comienzo, el mesero, esta vez si estaba sirviendole comida a todos los clientes en cada plato, los cuales comian la carne fresca recien adquirida, devorandola sin piedad y saciando su hambre.

La chica simplemente salio del restaurante, bella como siempre caminando en la noche para regresar a la gasolinera a seguir con su trabajo, mientras caminaba, por todo su cuerpo, brazos y piernas, se paseaban pequeñas arañitas que casi la cubrian por completo, arañitas igual a la que Jonas habia aplastado.

El cuento de terror El Restaurante es autoría de ECEBA.

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Acerca del autor

Eceba

Desde pequeño me han gustado las peliculas, cuentos e historias de terror. Soy de las personas que se mete en la trama. Me gustan mucho los cuentos de Horacio Quiroga y Stephen King. Bueno un saludo a todos, y gracias por la oportunidad, y por leer mis cuentos.

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