Descripción: Sebastián regresa a la ciudad para recuperar al amor de su vida, dándose cuenta demasiado tarde de que perdió mucho más de lo que pensaba.
Personajes: Amelia, Sebastián
PRIMER ACTO
Amelia, una mujer joven, se encuentra en su apartamento haciendo la limpieza cuando alguien llama a la puerta. Confundida, abre la puerta para encontrarse con un sujeto solo un poco mayor, que la mira con melancolía.
Sebastián: Hola Amelia, cuanto tiempo.
Amelia: Sebastián, ¿qué haces aquí?
Sebastián: Me dijeron en el pueblo que seguías viviendo aquí. Necesitaba verte de nuevo.
Amelia: Eso no era lo mismo que pensabas hace dos años, ¿recuerdas? Te largaste cuando supiste que estaba embarazada.
Sebastián: Por favor Amelia, fui un estúpido, no sabes lo que ha sido todo este tiempo sin ti. Sé que no lo merezco, pero he regresado para hacer las cosas bien. Quiero ocuparme de ti y de mi hijo.
Amelia: Qué fácil es para ti decirlo ahora, ¿no? No necesito nada de ti.
Sebastián: Tengo derecho a conocer a mi hijo, Amelia.
La expresión de la joven cambia y empieza a llorar.
Amelia: Es muy tarde, Sebastián. Muy tarde.
Sebastián: Nunca es demasiado tarde…
Amelia: ¡Lo es! ¿Perdí al niño poco después de que te marcharas!
Sebastián se queda paralizado.
Amelia: Es mejor que te vayas. (Cierra la puerta lentamente y se sienta a sollozar).
SEGUNDO ACTO
Sebastián entra en escena, furioso. Su apartamento es un desastre, pero a él le cuesta tranquilizarse.
Sebastián: ¡Soy un estúpido!
El joven respira hondo y tras tranquilizar sus ánimos, decide tomar el teléfono y marcar el número de Amelia.
Sebastián: Amelia, no espero que me perdones pero creo que al menos nos debemos una última conversación. No tienes idea de lo mucho que he intentado olvidarte todo este tiempo, en vano. Lo mucho que lamento todos los errores cometidos. Por favor, veámonos.
Sebastián espera un momento y luego sonríe lleno de tristeza.
Sebastián: Siempre fuiste más buena conmigo de lo que realmente merecía. Gracias, Amelia.
TERCER ACTO
Sebastián se encuentra sentado en la terraza solitaria de un café, pensativo. Amelia entra en escena y se sienta frente a él.
Sebastián: Gracias por aceptar verme. Sé que no tengo derecho a pedirte nada después de todo lo que ha ocurrido.
Amelia suspira.
Amelia: Sebastián, no he sido del todo sincera contigo. Simplemente estaba dolida por lo que ocurrió. Pero debo decirte la verdad, yo nunca perdí al bebé. Mi familia no estaba de acuerdo con que fuera madre soltera y yo tampoco tenía los recursos para hacerme cargo de un niño. Así que decidí darlo en adopción.
Sebastián: ¿Qué estás diciendo?
Amelia: No tuve más elección. (Saca una foto de su bolso y se la entrega). La pareja que lo adoptó cuida muy bien de él, es un niño precioso.
Sebastián mira la imagen con tristeza y suspira, al borde de las lágrimas.
Sebastián: No debiste hacerlo, Amelia… nosotros…. pudimos ser una familia.
Amelia: ¿Acaso crees que tenía opción? Tú desperdiciaste esa oportunidad al marcharte, no tienes derecho a recriminarme nada. Adiós, Sebastián.
Amelia se levanta y sale de escena, mientras Sebastián sigue contemplando la fotografía y agacha la cabeza con tristeza.
FIN
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