Cuento enviado por Carlos Alvarado (fan del blog)
No sé por dónde comenzar, el miedo embarga todo mi ser, las piernas me flaquean y la cabeza me pesa, los rasguños y los gritos no cesanfuera de la habitación, algo viene por mí, si este es mi fin al menos terminare de documentar lo ocurrido, ahora me arrepiento de no poner un alto a aquel acto, fui un completo necio. Que Dios me perdone, Él sabe que todo fue un error, Él sabe que me equivoque…
Todo comenzó el día 31 de agosto del año del dos mil quince, parecía un día normal, como acostumbro, me levante temprano por la mañana, me di un baño y almorcé algo ligero en compañía de mi hermano. Salí directo hacía la escuela y el día en clases trascurrió sin detalle alguno a resaltar. Al terminar la ultima clase de mi horario me encontré con unos amigos, se veían animados y me atreví a preguntar el motivo, uno de ellos, Manuel, exclamo con entusiasmo: “¡Es algo fabuloso!, lo que encontré te dejara sin aliento, es un artículo extraño con un valor enigmático, ven a mi casa por la media noche, te mostrare aquel objeto, te encantara, te lo aseguro»
No comprendí a que se refería pero accedí a su petición. Llegada la media noche me escabullí por los pasillos de mí casa, todos dormitaban profundamente, así que salir por la puerta principal no fue problema. Emprendí mi viaje a casa de Manuel, no comprendí porque pero por alguna razón me sentía extasiado, ¿será por aquel misterioso objeto? Total, no pierdo nada con averiguarlo. Llegué a casa de Manuel, la casa estaba a oscuras y a penas se escuchaba nada. Toque hasta que Manuel abrió la puerta, “bien venido”, dijo, “espero estés listo porque lo que hoy vas a presenciar quizá inquiete un poco tus sentidos, antes de entrar quiero que sepas que no verás nada que sea de tu agrado, aquel objeto que encontré es especial, Juan está aquí, también vino Eulalio y, claro, no podía faltar Pablo, ellos aceptaron sin temor lo que propuse y quiero que me des tu palabra: ¿estás listo para adentrarte en los más negros secretos de la magia negra y la invocación?” Quede atónito, ¿magia negra?, ¿qué clase de objeto descubrieron como para adentrarse en tal aberración? No quería quedar como el miedoso que temía a los cuentos de brujas y relatos fantásticos de religiosos creyentes de la magia negra y los pactos con demonios, así que me limite a responder: “Claro, no le temo a esas tonterías, muéstrame aquel misterioso objeto y terminemos con esto, estoy listo para comenzar tu juego” “¡Perfecto!, adelante, pasa entonces”, supongo que la inseguridad en mis palabras y sus comentarios no fueron la mejor carta de presentación para aquel misterio porque la piel se me erizo del miedo y Manuel lo noto a la perfección, pues la sonrisa que pinto su rostro era burlona y atrevida.
Entre a la casa y no lo podía creer lo que estaba viendo, aquel misterioso objeto no era otro más que el libro de la clavícula de Salomón, además el techo se encontraba cubierto por una gran tela negra, en el centro de la habitación se encontraba una mesa con cinco velas formando una especie de pentagrama invertido y bajo las cuales se acomodaban dos velones negros, en medio había un cráneo humano y alrededor estaban Pablo, Juan y Eulalio, vestían unas ropas negras y se encontraban tocando el cráneo concentrándose en el mismo. Manuel me invito a tomar parte, me ofreció la misma vestimenta, me indico que debíamos repetir sus palabras y me acomodo a un lado de Eulalio, el cual estaba sumido en una especie de trance. Manuel tomo su lugar respectivo y después comenzó a rezar una especie de oración que leyó directamente del libro. En esta oración maldijo y negó todo aquello que se considera divino, blasfemo el nombre de Dios y confeso a la entidad que se convertiría en sus siervo fiel si aceptaba un pacto de sangre. Finalizo aquel extraño rito y aparentemente no pasó nada fuera de lo normal. Interrogue a Manuel y confeso que el libro perteneció a su abuelo ya difunto y que solo quería vivir una especie de experiencia sobrenatural, como aquel ritual no surtió efecto alguno, gruño, maldijo a su abuelo, y se limitó a deshacerse del libro.
Confieso que fue una noche extraña, regrese a la casa a hurtadillas para no perturbar el sueño de mi familia y al llegar a mi cuarto me limite a tratar de conciliar el sueño sin éxito alguno, me sentía observado…
Tras ese día no volví a ver a Manuel ni a ninguno de mis amigos, no asistieron a clases en varios días y no sabía que decir cuando me preguntaban por ellos, además nunca fui a buscar a ninguno pues no tenía el valor para mirarlos a los ojos. Desde aquel entonces pasaron los días y cosas extrañas comenzaron a suceder, despertaba a altas horas de la noche inspirado por un doloroso ardor que se concentraba en mi abdomen, misteriosas mordidas aparecían en mis brazos, y mi piel lucía extrañas marcas de quemazones, además, mi familia se inquietaba demasiado porque en la casa se sentía una ambiente frío y pesado. Estaba asustado. No lo pude soportar más y fui directamente con Manuel a por una solución. Al llegar note que la casa estaba muerta, sin rastros de vida, toque insistentemente y nadie me abrió.
¡Quería mi vida como era antes!, ¿qué hay de malo en eso? Forcé la cerradura y al abrir la puerta quede tieso en el portal, mis ojos no podían asimilar lo que estaba viendo, la casa estaba asquerosa, en el piso había sangre, las ratas corrían traviesas por todo el lugar, había un olor picante a putrefacción y el fulgor tenue de unas cuantas velas alumbraban parte de la casa infestada de plagas. Me adentre más y pude ver a Pablo, pálido y lleno de sangre tendido en el piso de la sala, me acerque para ver que le ocurría, para ayudarlo, quería ayudarlo, pero ya era demasiado tarde. Busque desesperado a Manuel y al final, cuando lo encontré en su cuarto, estaba en un rincón llorando y pidiendo piedad a gritos, me acerque a él y se incorporó de un salto plagado de horror, apenas quise pronunciar palabra cuando comenzó a chillar: “Él vi… viene, viene por nosotros… Ya se ha llevado a Juan, a Eulalio lo mato ese mismo día y ahora Pablo yace mu… muerto en mi propia casa… Qué… ¿Que he hecho?, los condene a todos, por favor, te lo pido, ¡suplico tu perdón!” Me llene de espanto, estaba desesperado, salí de la casa y dando pasos agigantados llegue a mi sitio. Busque ayuda pero, por desgracia, mis padres y mi hermano no estaban… Estoy solo.
Ahora Escribo esto, en la soledad de mi cuarto, desde mi computadora, rogando para que lo que sea que está afuera no me encuentre antes de terminar mi relato, porque sé que no saldré de aquí, en este momento de mi vida tengo la certeza que no saldré de esta sano y salvo. Tengo la esperanza de que mi familia lea esta historia y sepan lo que paso, solo ruego por su bienestar, no sé si creerán esto pero, ¡por Dios que digo la verdad! La puerta no para de crujir y los gritos se han intensificado… Tengo miedo, ¡Que alguien me ayude!… La puerta al fin á cedido, mi destino está marcado.
Excelente
Vaya si me gusto
Pulgar arriba !!!!
Gracias ñ.ñ
esta super padre me encanta