Por su cercanía con la frontera, Mexicali ha sido desde siempre una de las ciudades más dinámicas de México, llena de contrastes y cultura. Esta última es un aspecto que también se ve reflejado en sus historias; anécdotas escabrosas que van más allá de la imaginación y que, si te gustan los relatos de horror, no van a dejarte indiferente.
Conoce a continuación las leyendas de Mexicali de terror cortas que más impacto han causado en la sociedad.
La aparecida de la plaza La Cachanilla
La Cachanilla es una plaza comercial muy conocida de Mexicali, en la cual, según los rumores, a nadie le conviene quedarse de noche. La gente cuenta que el fantasma de una jovencita que fue asesinada se aparece en el lugar.
Mónica era una muchacha muy guapa, quien consciente de su atractivo, disfrutaba mucho de coquetear con los hombres. Marcos, su novio, no quería darle mucha importancia, pensando que ella no tomaba a ninguno de sus pretendientes en serio. O eso creía, pues un día la descubrió besándose apasionadamente con otro muchacho.
Loco de celos, Marcos esperó a que se quedara sola y la confrontó. En un arrebato de ira, el joven la mató y luego subió su cuerpo inerte en el auto para deshacerse de él.
El cadáver fue abandonado en un terreno baldío, donde años después se construiría la plaza comercial. Al poco tiempo de su inauguración, los guardias nocturnos comenzaron a decir que veían a una muchacha bonita, deambulando por los pasillos. Muchos pensaban que se trataba de una chica que se había quedado encerrada por accidente. Pero nada más acercarse, se daban cuenta de que la susodicha no tenía pies y flotaba a varios centímetros del suelo.
Esto era suficiente para que se alejaran despavoridos y por lo general, para que renunciaran también a sus trabajos. Hasta el día de hoy, se sostiene que el fantasma de la joven sigue rondando La Cachanilla.
El piano de la escuela primaria Leona Vicario
La escuela Leona Vicario se ha convertido en uno de los sitios más emblemáticos en Mexicali, gracias a esta oscura leyenda. La historia habla de una mujer que trabajaba como maestra de música en la mencionada institución.
Era el último día de clases y tanto alumnos como profesores estaban ansiosos por abandonar el lugar, al cual no regresarían hasta Agosto, tras dos largos meses de vacaciones. La maestra sin embargo, estaba tan ensimismada tocando el piano en el aula de música, que no escuchó la campana de salida. El colegio se quedó completamente solo.
El guardia encargado de la puerta principal, al pensar que no quedaba nadie, cerró la escuela y se fue a casa.
Muy tarde, la maestra se dio cuenta de que se había quedado encerrada. Trató de buscar una salida o pedir ayuda, pero era imposible. Nadie regresaría en semanas.
Se dice que la pobre mujer se murió de hambre en la escuela y que cuando inició el siguiente ciclo escolar, lo primero que encontraron fue su cadáver. Desde entonces, se cree que su fantasma sigue vagando por los pasillos de la primaria. De vez en cuando, se escucha como tocan el piano en el salón de música pero cuando alguien se asoma, el lugar esta vacío.
Los novios de Cuesta Blanca
La gente que transita por la carretera de Cuesta Blanca, cerca de la costa, usualmente prefiere no hacerlo de noche debido a una escalofriante leyenda.
Ocurrió a mediados del siglo XX. Victoria y Camilo eran una pareja joven, que acababan de contraer matrimonio. Nada más salir del hotel Rosarito; un lugar cercano en el que había tenido lugar la ceremonia; se montaron en el carro y partieron hacia Cuesta Blanca para iniciar su luna de miel. Aun llevaban sus ropas nupciales y se sentían inmensamente dichosos.
Lamentablemente esa felicidad llegó a su fin cuando metros más adelante, sufrieron un espantoso accidente que los dejó malheridos. Victoria, moribunda y sangrante, consiguió escapar del coche y volver al camino, gritando en vano por ayuda para su esposo. Los dos murieron y sus cuerpos fueron encontrados en la carretera.
Hoy en día, se cuenta que de vez en cuando, después de que el sol se ha ocultado, es posible ver a Victoria llorando, con su vestido blanco manchado de sangre. Ella se acerca a los conductores que van solos por la carretera y ellos se quedan pálidos al ver su presencia espectral, pronunciando tres devastadoras palabras:
—Es demasiado tarde.
El fantasma de la Casa de la Cultura
La Casa de la Cultura es otra construcción encantada de la que mucho se ha hablado en la sociedad de Mexicali. Quienes han estado aquí de noche, cuentan que a veces escuchan llorar a un niño pequeño en uno de los baños, o bien, jugando en lo que es la planta alta.
No se sabe si este chiquillo vivía antes en el lugar, o llegó a entrar ahí por descuido. El caso es que años atrás, la casa tuvo que ser fumigada y cuando los encargados creían haber evacuado a todas las personas, no se dieron cuenta de que este chico se había quedado encerrado en el baño. El pobre gritó y suplicó por ayuda para que lo dejaran salir, pero nadie lo escuchó.
Murió allí mismo, asfixiado por los gases que debían ahuyentar a las alimañas. Cuando encontraron su cuerpo, estaba contraído de una manera horrible y lucía una expresión de angustia en su rostro.
La casa de la Industrial
En la colonia Industrial, existe una casa muy vieja, la cual nadie ha querido alquilar o comprar en años, debido a los terribles acontecimientos que en ella tuvieron lugar. Antes solía ser el hogar de una familia de clase media, conformada por un padre trabajador, una madre que era ama de casa y tres hijos. La mayor tenía veinte años, el menor nueve y Ana, la mediana, contaba quince.
Ana padecía esquizofrenia. A menudo afirmaba escuchar voces que le ordenaban terminar con su vida.
Su enfermedad había alcanzado tales proporciones, que sus padres tuvieron que mantenerla atada a su cama, con tal de que no se hiciera daño a si misma o a sus hermanos. Cada noche era un tormento. Nadie conciliaba el sueño al escucharla gritar sobre demonios y criaturas espantosas que venían a atormentarla.
Una fatídica noche, la adolescente consiguió librarse de sus ataduras y silenciosamente bajó a la cocina, donde tomó un afilado cuchillo. Las voces en su cabeza le decían que debía liquidarlos a todos.
La primera víctima fue su hermanito, a quien asfixió con la almohada mientras dormía. La siguiente su madre, a quien apuñaló en la ducha. Después entró a la habitación de su hermana y la degolló, atacándola por la espalda. Y finalmente, le quitó la vida a su padre, apuñalándolo cuando miraba la televisión.
Tras cometer estos crímenes, Ana desapareció y nunca más más se volvió a saber de ella, por más que las autoridades la buscaron. Probablemente, terminó suicidándose tras darse cuenta de lo que había hecho.
Se dice que los fantasmas de su familia aun habitan en la casa de la Industrial y la leyenda se ha vuelto tan popular, que todos los años, actores aficionados se reúnen allí para hacer una puesta en escena de los macabros asesinatos.
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