La época más esperada del año es, sin duda alguna, la de las fiestas navideñas, pues además de toda la mercadotecnia que existe en torno a dicha temporada, es innegable que en general, la Navidad suele sacar lo mejor de las personas. Miles de familias se reúnen en el mundo, olvidando los disgustos pasados. Los niños se encuentran más dispuestos a ser bondadosos y obedientes con sus padres, las personas hacen obras de caridad y en fin, el mundo parece ser un poco mejor.
Sin embargo, Navidad también suele tener una faceta no tan amable, llena de oscuridad y seres malévolos.
Entre las leyendas de Europa que hablan sobre el lado oscuro de la Navidad, se encuentra la de Père Fouettard o Padre Látigo, la cual surgió en Francia y habla de un hombre que vendría a ser la antítesis de Santa Claus.Esta se le contaba a los niños de generaciones anteriores, con tal de que fueran buenos para poder recibir los regalos de Navidad. Sin embargo, contiene demasiados detalles escabrosos como para que hoy en día, pueda ser considerada una historia apropiada para ellos.
Père Fouettard es un hombre alto y siniestro, que va en un carruaje o trineo negro, tirado por caballos fantasmales. Lleva además, un saco muy parecido al que Papá Noel usa para transportar sus regalos, excepto que en él no lleva ningún obsequio, sino que lo usa para meter a los niños desobedientes.
Esto ha hecho que en las regiones rurales de Francia, también se le conozca como «el hombre del saco», una aparición que coincide con la de otras partes del mundo, al llevarse a los chiquillos.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, Père Fouettard raptó a tres niños pequeños, a los que llevó a su casa para arrancarles la piel a latigazos. De esta manera quedaría tierna y suave, a fin de poder cocinarse y darse un macabro banquete. En algunas versiones de la historia, (las más amables), los pequeños logran escapar o son rescatados por Santa Claus.
En las versiones más oscuras, Père Fouettard logra su objetivo y termina devorándolos. A veces, Papá Noel logra abrirle el estómago y devolverles la vida a los chiquillos, pero otras no son vengados. De cualquier manera, se dice que Padre Látigo ronda por los pueblos de Francia una vez que comienzan las vísperas de Navidad, para atrapar a los niños que son malos con sus padres. Si los pilla a solas, puede echarlos en su saco para comérselos más tarde.
Y en caso de que no logre atraparlos, seguramente si se llevarán unos buenos azotes con su poderoso látigo, cada vez que pase al lado de sus casas.
La manera más efectiva de librarse de los castigos de Père Fouettard, desde luego, es siendo amables y generosos con los demás, sobre todo en la época navideña. Pues si un niño es arrebatado del seno de su familia por las manos impías de este espíritu navideño, es seguro que no se le volverá a ver jamás.
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