Cuando los animales eran amos y señores de la Tierra, a menudo celebraban fiestas por todas partes: en el mar, en las madrigueras y también en las alturas. Estas últimas eran las más codiciadas, pues solo las criaturas más importantes podían ir. Una de ellas era el buitre, quien orgulloso acicalaba sus plumas para dirigirse al festejo que habían organizado las demás aves. Mientras se preparaba para marchar al día siguiente, escuchó al lado de su...
Chile
Cuentan que hace muchos años, el majestuoso cóndor de los Andes quiso casarse y emprendió el vuelo hasta el valle para encontrar una novia que le gustara. Así llegó hasta a una pastorcita que se estaba tejiendo una manta mientras vigilaba a sus corderos y la vio tan bonita, que quiso llevársela. Primero se le acercó con semblante amistoso bajo la figura de un hombre. —Pastorcita, ¿qué haces aquí tan sola? ¿No quieres jugar conmigo para pasar el...
Mientras Marcos llegaba a casa en una oscura noche, este permanecía molesto refunfuñando todo lo que veía a su paso, como siempre. Entonces, encuentra a su esposa sentada con una expresión relativamente rara en los rasgos de su rostro, pues en su regazo reposaba una carta bien arrugada. ¿Qué te pasa? Pregunta el hombre de mala manera. –No vas a creerlo, replicó la esposa, he recibido una carta por parte de las hadas y dice que nos han regalado...
La invitación, escrita con trazos infantiles en medio de papel de colores, era clara y alegre: “Ven esta tarde al bosque que está detrás de mi casa. Lleva un poco de pan y queso. Yo me encargaré de llevar dulces y te mostraré mi secreto”. Al principio, Nayeli había parpadeado sorprendida y luego se había vuelto hacia Marta, su compañera del salón que le había pasado aquella nota misteriosa. Ella solo sonrió y se volvió a atender las...
Haciendo caso omiso y sin dejar caer una palabra de su boca, fue cuando Alexis tuvo pocos segundos para comprender lo que le estaban diciendo. Desde hace mucho tiempo era una persona segura de si misma, pero nunca lo había comprobado ante una situación tan excitante como la de esa tarde. “Ocho años, solo tiene ocho años” repetía el padre y la madre balbuceaba algo que no se llegaba a entender, de lo nerviosa que se la veía. Al...
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