PRIMER ACTO
Billy se encuentra en su habitación a oscuras, mirando hacia el armario con miedo. Repentinamente, la puerta se entreabre lentamente y él esconde la cabeza bajo las sábanas. Una risa malévola inunda la habitación y él vuelve a mirar.
Monstruo: Voy por ti, Billy. Voy por ti.
Billy niega con la cabeza.
Monstruo: ¿Crees que no puedo salir de aquí? No tienes por qué preocuparte por eso, querido niño. Cuando menos lo esperes, yo estaré ahí… listo para llevarte.
Una mano con gruesas garras aparece en la rendija entre la puerta y la pared. Billy grita aterrorizado hasta que sus padres aparecen en escena, vestidos con ropas de dormir y muy sobresaltados. La madre enciende la luz y el padre acude con su hijo.
Papá: ¡Billy! ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas?
Billy: ¡El monstruo, papá! ¡El monstruo va a comerme!
Mamá: No hay ningún monstruo, corazón.
El papá va hacia el armario, donde ya no se ve ninguna mano, y lo abre dejando ver el interior. Esta vacío, a excepción de unas cuentas prendas de ropa. Él las mueve para que el niño pueda ver detrás.
Papa: ¿Lo ves, Billy? Tu madre tiene razón. Todo ha sido un mal sueño.
Billy: Pero papá, ¡yo lo vi! ¡Dijo que vendría por mí!
Mamá: Todo está bien hijo, dejaremos una luz encendida. (Prendiendo una pequeña lámpara al lado de la cama). Nadie vendrá por ti.
Los padres arropan a Billy y lo tranquilizan antes de volver a la cama. La madre le da un beso en la frente y se retiran. Billy luce desconfiado.
SEGUNDO ACTO
Billy está por acostarse. Mira hacia la puerta del armario con seriedad y entonces, saca algo de debajo del colchón. Es una pequeña navaja suiza que oculta bajo la almohada. Apaga la luz y se envuelve con las sábanas, fingiendo dormir. La puerta se abre lentamente con una rechinado. Algo gruñe desde el interior.
Billy (susurrando): Es un sueño, todo es un sueño…
La puerta se abre de golpe y él grita, asustado. Una luz se enciende y su padre entra en la habitación.
Papá: ¡Billy! ¿Otra vez estás teniendo pesadillas?
Ambos miran hacia el armario, que yace completamente vacío.
Billy: ¡Es él, papá! ¡Ya logró escapar del armario! ¡Viene por mí! ¡Viene por mí!
Papá: Hijo, ya hablamos acerca de esto, nadie va a venir a llevarte.
Billy: Pero, papá…
Papá: Debes dejar de hacer estos escándalos cada noche, hijo. Ya estás grande para dejarte llevar por fantasías. A veces me preocupas.
Billy: Pero, papá…
Papá: Y otra cosa, sabes que no me gusta que juegues con objetos punzantes. Quiero que me des esa navaja que guardas bajo tu almohada. Sabes que nada te hará daño, ¿no?
Billy lo observa con sorpresa.
Billy: ¿Cómo sabes que tengo una navaja ahí? La tomé… la tomé sin que te dieras cuenta.
El padre lo mira muy seriamente. Luego, una sonrisa maníaca se dibuja en su rostro. Alza una de sus manos, que ahora tiene unas garras enormes…
FIN
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