Una tarde calurosa de verano una familia se dirigía hacia sus vacacione fuera de la ciudad, con la esperanza de poder descansar y olvidarse de todos los problemas y del trabajo. Los padres les querían dar una sorpresa a sus hijos, por lo cual se encaminaron hacia unas colinas completamente apartadas de la civilización, ahí tenían todo lo necesario para pasar una semana de fábula, pero…….
Al llegar a su destino se dieron cuenta de que algo andaba mal.
—Qué raro está todo muy pasivo, Leo.
—Será porque estamos a kilómetros de la urbe.
—Puede ser pero aun así… no lo sé, tal vez estoy imaginando cosas. No se escucha ningún ruido no se siente el viento, no lo sé.
—No te preocupes mujer, todo va estar bien, tenemos el lago solo para nosotros y además mira que paisaje tan hermoso.
—Tienes razón me olvidaré de todo en esta semana.
Al cabo de unas horas ya estaban instalados con dos casas de campaña al pie del lago, con esa agua tan clara y tan cristalina que pareciera sacada de un cuento de hadas o de una película. Ya entrada la noche organizaron una fogata, a la luz de las estrellas comenzaron a platicar y se dispusieron a cenar, todo estaba a pedir de boca. Cuando terminaron se fueron a descansar. Por la madrugada una de sus hijas salió para fumar a escondidas; estaba disfrutando de su cigarro cuando algo le llamó la atención en el lago, en una parte pegada a las rocas se podía ver una bruma muy oscura, y conforme pasaba el tiempo se iba aclarando más y más.
Ella sentía una atracción inexplicable, tanta fue su curiosidad que sin darse cuenta se fue introduciendo poco a poco. Cuando estuvo a centímetros del lugar, la luz se transformó nuevamente en esa bruma oscura y ella desapareció.
Por la mañana no encontraban a Esther, la estuvieron buscando por la zona en vano, hasta que su hermana vio un bulto a la orilla del lago. Era ella pero su semblante era algo diferente.
—¿Estás bien?, ¿qué pasó?, ¿por qué estás aquí?
Ella no pronunciaba palabra alguna, la llevaron rápidamente hacia la tienda de campaña y recién entonces reaccionó.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me despiertas, mamá?
—Hija, ¿estás bien?
—Sí mamá, ¿pero por qué me despiertas si aún es de noche?
—No, son las 10 de la mañana, estuvimos buscándote porque no estabas en la casa de campaña.
—No puede ser, mamá.
—¿Realmente no recuerdas nada?
—No, solamente me acosté y eso es todo.
Todo ese día estuvo muy distraída como si no fuera ella. Algo había cambiado en el ambiente, se sentía con más vida, incluso se empezaron a escuchar los pájaros. Hacía un viento que te abrazaba de manera relajante, el color del lago era más claro que la primera vez. De pronto escuchó un grito desesperado que provenía de Esther.
—¿Qué te pasa?, ¿estás bien?
Se desmayó, sus padres, preocupados, la llevaron al hospital más cercano y le pidieron a su hija la mayor que se quedara mientras ellos regresaban. Entrada la noche aún no se sabía nada, así que decidió irse a acostar.
A la mañana siguiente ya estaban de regreso, pero sería por el cansancio o por el viaje, se veían muy pálidos los tres.
—¿Todo bien?, ¿qué ocurrió?
—Estamos bien, solamente queremos descansar, por favor no nos molesten.
Volvió a cambiar el entorno, todo estaba nuevamente muy callado, no se escuchaba ningún ruido. Durante el día no se vio para nada a los padres ni a Esther. Por la noche, cerca de las 4 am, estaban postrados los tres a la orilla del lago, completamente desnudos. El lago se iluminaba con la luz de una luna muy hermosa, y ellos se introdujeron al lago como si los jalara algo, como si alguien o algo los estuviera llamando, perdiéndose en esa luz.
La hermana se dio cuenta, pero por más que intentaba hacerlos reaccionar no lo lograba y en ese momento, vio aterrorizada como se teñía el lago de un color negro muy denso, así que rápidamente se aventuró a pedir ayuda.
Ella sentía que no avanzaba nada, como si la noche la abrazara para no dejarla ir. Su cuerpo era muy pesado, solo daba vueltas, ya tenía rato pasando por el mismo lugar.
En ese preciso momento alcanzo a ver una figura humana postrada bajo un árbol muy tétrico, al acercarse la sorpresa que se llevó: era su hermana Esther….
— Esther, reacciona, ¡por favor!
Tras de un rato de insistir, la chica volvió en sí.
—¿Qué pasa, hermana?, ¿qué tienes?
—¿Estás bien?, ¿qué pasó?, ¿qué estabas haciendo aquí? Hace un momento te vi entrar en el lago junto con nuestros padres.
—¿Qué estás diciendo?
Fue entonces que comenzó a recordar un poco lo sucedido.
—¿Qué día es hoy?
—¡Es domingo!
—No puede ser, solo recuerdo que salí a fumar un cigarrillo frente al lago y en ese momento, observé una bruma en la orilla, se movía muy lentamente y me fue llevando a una especie de gruta o cueva. Ahí me postre frente a una imagen con cabeza de ciervo y cuerpo humanoide, en sus manos sostenía un recipiente con unas piedras preciosas. Al tocarlas todo se iluminó, había demasiados dibujos de sacrificios humanos, este ser en una de esas pinturas se mostraba frente a ellos con una especie de lanza. En otro se mostraban más de ellos tras él, como esperando su momento, y una más en la cual desollaban a la gente pare después vestirse con sus pieles. Pero la más grande era una pintura en la que se veía como si absorbiera la esencia de un humano y a su vez, tomara su forma.
—No puede ser, ¿y cómo saliste de ahí?
—No lo sé, solamente escuchaba sus voces llamándome e inconscientemente las seguí y salí por ahí —la chica señaló el tronco de ese árbol tan tétrico.
Ambas decidieron ir a buscar a sus padres, al ir acercándose a ese lugar tan misterioso se escuchaban gritos desgarradores, la escena que vieron las dejo paralizadas. Cuando reaccionaron ya era demasiado tarde, pues los humanoides las habían sometido.
Días después del suceso no hubo ninguna búsqueda.
Después de un buen tiempo, al lugar arribo otra familia diferente quedando maravillados por la belleza del lago, sin percatarse que desde lo más oscuro de los estaban observando…

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