Descripción: Obra de teatro basada en una leyenda urbana. En la noche de Halloween, cuatro chicos se reúnen para convocar a Verónica y comienza su peor pesadilla.
Personajes: Amaia, Ángel, Paula, Eduardo, Verónica
PRIMER ACTO
Se abre el telón y observamos a cuatro chicos que se han reunido dentro de una casa abandonada. Amaia, Ángel, Paula y Eduardo, están sentados en círculo dentro de la polvorienta sala de estar, cuyos muebles se encuentran ocultos bajo sábanas. Todos están bebiendo cerveza y contando historias de terror.
Amaia: Vaya manera de celebrar la noche de Halloween, esta vez te luciste al proponer venir a la casa de campo de tu tío, Eduardo.
Eduardo: Les dije que esta casa era genial.
Ángel: Sí, no está nada mal. Pero no se olviden de lo que vinimos a hacer.
Paula: ¿Realmente vamos a hacerlo? ¿No les parece muy arriesgado?
Amaia: Ay Paula, no seas miedosa, Ángel tiene razón. Si queremos divertirnos, tenemos que llegar hasta el final e invocar a Verónica.
Paula: ¡Es que me da miedo, Amaia!
Eduardo: Pues para que aprendas a ser más valiente, ¡tú serás la primera en hacerlo! Vengan, conozco el lugar perfecto.
Se levantan y salen de escena, Paula con más cautela que los demás.
SEGUNDO ACTO
Los amigos entran en escena de nuevo. Ahora observamos un cuarto de baño un poco desordenado.
Eduardo: Muy bien Paula, es hora de demostrar lo valiente que eres.
Paula: ¡Pero no lo soy!
Amaia: Ya sabes como es el ritual. Debes decir su nombre tres veces frente al espejo. Cuando lo hagas, abriremos la puerta.
Paula: Chicos, por favor, no…
Sus amigos ríen y la dejan encerrada en el baño, desapareciendo de escena.
Paula golpea la puerta.
Paula: ¡Por favor, chicos! ¡No es gracioso!
Ángel: ¡Haz la invocación!
Resignada, Paula avanza hasta el espejo, temblando. Y comienza con el ritual.
Paula: Verónica… Verónica… Verónica…
Las luces se apagan.
Paula: ¡Chicos! ¡Abran la puerta! ¡Ya terminé! ¡No es gracioso! ¿Chicos?
Paula palpa el interrumptor en la pared y enciende la luz. La bombilla parpadea un par de veces… y Paula grita de terror al notar a la chica pálida, de largo cabello negro y con un camisón manchado de sangre, que está de pie frente a ella, mirándola fijamente.
Las luces vuelven a apagarse.
TERCER ACTO
Eduardo, Ángel y Amaia entran en el baño, después de forcejear con la puerta. Observan el cuerpo inmóvil de Paula en el suelo.
Amaia: ¡No! ¡Paula! ¡Paula, reacciona! ¡Por favor!
La mueve con la mano, pero la chica no responde. Tiene una expresión aterrada en el rostro y está rígida.
Ángel: Es tarde. Está muerta.
Eduardo: Dios mío, ¿qué hemos hecho?
Ángel mira hacia el espejo.
Ángel: ¿Qué… qué demonios es eso?
Eduardo y Amaia voltean y se estremecen al notar un aterrador mensaje, escrito en el vidrio con lo que parece ser sangre: VOLVERÉ. VERÓNICA.
Amaia grita de terror y oculta la cara entre las manos, echándose a llorar. Sus amigos la abrazan y miran con tristeza el cuerpo de Paula, pidiéndole perdón.
Amaia: ¡Somos unos monstruos! ¡Unos monstruos!
Ángel: Ojalá nunca nos hubiéramos inmiscuido en este estúpido juego.
Eduardo: Demasiado tarde. Estamos condenados de ahora en adelante.
FIN
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