Cuento enviado por Natalia Olivares (fan del blog)
Hace mucho tiempo, allá en Oaxaca, México cerca de los años 50 cerca de un valle hermoso vivía en casa humilde una madre soltera con sus dos pequeños hijos de 6 y 8 años, Carlos y Elena.
También cerca de esa casa y más tirando a un pueblo pequeño no muy lejos de ahí vivía don Andres, el alcalde enamorado de Silvia la madre soltera, aunque tenía fama de ser arrogante y mala persona.
Siempre después de la escuela los niños solían jugar con la pelota detrás de su casa en un patio grande más allá de su valle hasta que un día, Carlos el mayor encontró un pozo abandonado, y quiso asomarse por si aun tenia agua pero su hermana no paró en seco recordándole que su mama se lo tenia prohibido, era peligroso.
En cierta ocasión que salieron los dos al patio para jugar la pobre Elena tropezó con tan mala suerte que su bocadillo de la merienda cayó en el cubo del pozo y se fue al fondo desde la superficie…la niña rompió a llorar, tenia hambre y pensaba que su madre lo le daría otro pensando que ya se lo había comido así que su hermano le dio la mitad del suyo.
Para su mayor sorpresa, a la mañana siguiente el cubo estaba de vuelta otra vez en el borde, en la superficie de ese pozo y en su interior los niños hallaron monedas de oro reales y una nota escrita que ponía: Gracias por el alimento.
Gracias a la casualidad o al pequeño descubrimiento de Helena, no se sabe muy bien porqué los niños salieron al patio todos los días para conseguir monedas a cambio de dejar sólo un poco de comida.
Un día el vecino ese tan envidioso espió a los niños y al ver discretamente el oro del pozo, escondido entre la maleza decidió esperar a la noche pensando en hacerse rico sin que si nadie le veía se ocultaba en el cubo para descender a lo más hondo del pozo a coger el oro que hubiera allí mismo.
A la mañana siguiente antes de las vacaciones los niños vieron con asombro que como en otras veces el cubo volvía solo a la superficie desde el fondo y en su interior una montaña de oro mucho mas que antes…ignorando lo sucedido fueron felices para siempre, dejando atrás su miseria.
Sin querer olvidaron un detalle importante, una nota….gracias fue un gran festín y la cabeza cortada de Don Andrés junto a su ropa….nunca se halló su cuerpo.
muy bueno el cuento lo habia leido en otra parte pero con un final diferente
esta bien , solo hay que ser un poco mas original …