Cuentos de Terror Cortos

Diario de un Youtuber: LA CITA

Buenas a todos pequeños inquietos.

Hoy os traigo una historia personal, hemos hablado de toda clase de misterios en este canal, pero yo tengo un secreto que todos estos años no he querido contar, ni siquiera a mis familiares más directos. Pero hemos llegado al millón de suscriptores, y creo que es una cifra muy especial, por ello, os traigo la historia de mi cita a ciegas.

Encontré aquella persona por casualidad en una de aquellas aplicaciones de citas que tan famosas son ahora, pero en aquel momento era una gran novedad. Aunque en un momento estaba muy entusiasmado por tener una experiencia como esa. Se acercaba el momento de ir a la cita, y me entró un sentimiento de negación, no quería ir. De echo, a medida que pasaba los minutos tenía aquella sensación se torno rara, muy rara. Os puedo asegurar, a pocos minutos de llegar la hora de ir a la cita, estuve por dejar plantada a la chica. Mientras conducía para llegar al pueblo de al lado, lugar donde se concertaría la cita en un restaurante de aquella localidad, me debatía entre ir o no ir. Como voy a dejarla plantada, yo no soy así. Me repetía una y otra vez, para apaciguar aquel sentimiento que atormentaba mi cabeza.

Recuerdo perfectamente cuando entraba por la puerta de aquel restaurante, todo parecía estar relativamente bien, seguía intentando autoconvencer que todo estaba bien. Aquella sensación solamente eran nervios, era la primera vez que iba ha una cita a ciegas. Por fin, iba a ver a Sonia, aquella persona que había estado durante un par de semanas chateando por la aplicación. Sumergido en aquel pensamiento, no me dí cuenta, en un principio, que ella ya estaba sentada en la mesa esperándome, y durante unos segundo empezó a hacer ademanes con las manos para llamar mi atención. Me acerque lentamente a la mesa y me senté después de saludar cortésmente.

Los nervios que en un principio tenía poco a poco se me fueron menguando causa de la conversación tan fluida y divertida que aquella persona, más bonita en persona que por le perfil de la aplicación todo lo tengo que decir, tenía junto a la agradable cena que estábamos degustando. Después de unos minutos, cuando llegaba el segundo plato, empecé a notar que todos los temas que tocábamos en aquella conversación eran superfluos y generales, parecía una persona muy reservada con sus gustos, jamás me nombró nada sobre su familia, nada de su trabajo o aficiones. Ahora que lo pienso, ni siquiera me dijo el apellido. Se lo comenté amablemente le saqué un tema personal. Y como te apellidas Sonia, no lo pone en tu perfil. Ante aquella pregunta no mintió ni se incomodo, simplemente no dijo nada. Solamente se encogió de hombros y con un gesto sensual evitó la pregunta. Pero quien era yo para saber aquello. Y más en una cita como aquella, no le dí mucha importancia en aquel momento, para ser sincero, solamente ahora me doy cuenta de varios detalles que alertaban de lo que me iba a pasar aquella noche.

Ante algunas otras preguntas privadas sobre su vida, se volvía a encoger de hombros y continuaba comiendo. No la culpo, supuse que quería protegerse ante una primera cita, no fuera algún tipo raro, la cita siguió transcurriendo con temas banales y generales y no quise insistir más sobre su vida personal. Hasta que llegó el postre.

—¿Tú eres un youtuber que estudia el misterio y las cosas paranormales verdad?

—Sí —respondí en seco, la pregunta me desconcertó un poco.

—Eso es bueno porque lo que voy a contarte, quizás ya los habías vivido antes.

—Lo he vivido antes —dije mostrando atención a la chica que parecía estar nerviosa por primera vez . 

—Tengo que confesarte algo —dijo con voz temblorosa—, pero, por favor, no creas que estoy loca.

Aquellas palabras parecía que estaban preparando mi celebro para lo que fuera a decir.   

En aquel momento, ella me explicó que recientemente se había mudado a esta ciudad para poder estudiar en la universidad, vivía en un pequeño apartamento alejado del centro, que según sus palabras, apenas se mantenía de pie. Era la primera vez en su vida que vivía sola. Aunque no podía identificarlo, estaba convencida de que había una presencia de naturaleza siniestra y paranormal en su apartamento. Apenas había dormido desde que se mudó porque estaba plagada de constantes pesadillas y extraños sucesos. 

Por un momento pesé que me estaba mintiendo gastado una de las típicas bromas, gente que cree que todos los que perseguimos este tipo de tema, estamos todos locos. Hice ademan de levantarme para irme, pero en aquel momento, vi el miedo y el cansancio en sus ojos. Lentamente volvió a acoger mi atención.

—Sigue —le dije suavemente dispuesto nuevamente a escuchar lo que tenía que decir.

—Puedo decir que eres un buen chico —dijo. Ella explicó que tenía la sensación a través de los vídeos, de que yo era digno de confianza y poseía una presencia calmante. Tengo que decir que aquello me descolocó, porque en mis vídeos soy todo menos calmado.

—Sé cómo suena esto, pero ¿por favor, vienes a casa conmigo esta noche? Sinceramente, tengo miedo de volver allí sola. No estoy buscando sexo.

La última frase resonó durante un momento en mi cabeza, en cualquier otra situación aquellas palabras salida de una chica, me llevaría a pensar en que quería sexo.

Aquellas palabras sonaron raras para mí, aunque realmente tenía dudas, no sabía si decía la verdad o había empezado de la peor manera posible para iniciar incitarme a acostarme con ella. Fuera como fuere, no podía decirle que no a una persona tan amable y atractiva. En cualquier caso la noche sería interesante.

—Ya se que no quieres sexo —dije suavemente intrigado por el misterio que se acababa de presentar ante mí con la esperanza de tranquilizarla.

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Hablamos un poco más y acepté pasar la noche con ella. 

Fui detrás de aquella persona que iba tímidamente guiándome hacia su casa, apenas cruzamos algunas palabras, pero por algún motivo, cuando llegamos al portar de aquella casa una malas vibraciones se apoderaron de mi cuerpo. La chica se giró y me dijo: —Ya lo sientes, ¿verdad?.

Yo no dije nada, no quería asustarla, así que guardé estos sentimientos para mí. Sin embargo, lo que me había contado antes comprobé que era verdad, había algo siniestro en ese lugar. Aunque quizás mis deseos mas primitivos me retumbaban intentando resistir a la idea y pensar que era una forma muy rara de invitarme a practicar sexo con ella. 

—Sígueme —dijo cuando rápidamente abrió la puerta y andando a paso ligero por el pasillo, llegamos al dormitorio principal. En aquel momento, la idea del sexo cogió fuerza nuevamente. Sin pensarlo un momento, junto a la cama, probé suerte. Pero me encontré un rápido rechazo.

—No estaba bromeando cuando te he dicho que no sexo, si quieres dormir conmigo, te enseñaré los sucesos paranormales que están pasando en esta casa, y te prometo que lo que vas a vivir lo recordarás toda tu vida. 

Y así fue, 15 años después, aquí estoy contando el suceso como si hubiera pasado ayer. Le pedí perdón, en aquel momento no sabía si tenía mas curiosidad por ver si pasaba algo paranormal o por si cambiaba de opinión ante el sexo.  Con ese pensamiento, ya metidos en la cama, me quedé un rato mirando al techo, en la oscuridad silenciosa, perdido en mis pensamientos, mientras que la chica se quedaba dormida a mi lado. 

Todo transcurría con normalidad, por un momento empezaba a pensar que ella estaba tomándome el pelo, estaba apunto de despertarla para empezar una bronca sin sentido. Miré a su lado, estaba de espaldas a mí, acentuando el rechazo inicial de sexo que había ocurrido minutos antes. Levanté mi mano para zarandearla y despertarla lentamente, con la intención de decirle que me iba. Que había sido una buena broma para contar mañana a sus amigas, pero un golpe seco paró mis intenciones. Escuché que alguien caminaba por el pasillo fuera del dormitorio. El sonido de los pasos se alejaban y acercaban como si corretearan sin sentido pasillo arriba y abajo. Sin embargo, la puerta estaba cerrada, así que no podía ver quien estaba provocando aquel ruido. Ella me había dicho que estaba sola. Pero, ¿realmente eso era cierto? No lo sabía, habíamos entrado directamente al cuarto sin ver toda la casa, y eso me hizo sospechar.

—Ya están aquí —Miré hacía el mi lado izquierdo y encontré a la chica semitumbada, mirándome, aquello me asustó levemente, hacía un minuto estaba dormida profundamente.

Su mirada era fija e intensa, intentaba escudriñar lo que yo estaba pensando .

—Ya están aquí —repitió me repitió esta vez en tono asustadizo y tembloroso.

—Estoy escuchando pasos de personas…

—Ya sé lo que piensas —me cortó secamente—. No es ninguna broma, yo no tengo amigos en este pueblo, no conozco ni a los vecinos y ¡no! —exclamó enérgicamente—. No hay nadie más en la casa, eso amigo mío, es lo que te quería mostrar, esperaba que solo fueran imaginaciones mía o pesadillas lúcidas. Pero ahora que tu también lo escuchas, me doy cuenta que esta casa está endemoniada.

Definitivamente estaba asustada, y en honor a la verdad, yo también.

Mi curiosidad venció a la indecisión inicial, fui a investigar. 

—No deberías de abrir la puerta —la miré de forma extrañada, ¿cómo quiere que le ayude si no puedo investigar qué pasa?— Tengo que ver que está pasando le dije en tono tranquilizador. Esta casa es muy antigua y los ruidos que parecen pasos pueden… no, tienen que tener una explicación lógica. Seguro que proceden de alguna cañería —las últimas palabras resonaron poco creíbles en mi cabeza, no me podía imaginar que tipo de cañería podía emitir esos ruidos tan parecidos a pisadas alejándose. Lentamente abrí la puerta, y miré a ambos lados. Primero miré a la izquierda y luego a la derecha, pero no había nada ni nadie, solo el pasillo que recordaba mucho más corto. Nada. Recorrí aquel largo pasillo para explorar todo el apartamento. Nada. Abrí una puerta que conducía al baño y el dormitorio de invitados. Nada. Me dispuse a volver cuando recorrí todo aquel pasillo largo y me encontraba ante la puesta de la entrada. Con paso firme me dirigí tras mis paso hacía la habitación de Sonia.

Empecé a recorrer el pasillo lentamente, parecía que me pesarán los pies, cada paso que daba, era más ralentizado que el siguiente. ¿Qué está pasando aquí? Por fin, llegué a la habitación y para mi horror, ella no estaba en la cama donde la deje. En su lugar había un charco húmedo que ocupada todo el lado de la cama. Como si aquella chica se hubiera acostado empapada de agua. Grité su nombre, pero no se produjo ninguna respuesta. Acababa de recorrer toda la casa, el dormitorio estaba al fondo del pasillo, y si hubiera salido la hubiera visto, no tenía ningún sentido para mí. Donde se había metido… y porque había un charco en la cama. Me agaché lentamente para mirar debajo de la cama. Quizás se hubiera escondido para darme un susto. Y siendo sinceros, esperaba que aquello fuera así. Retiré con cuidado la manta que colgaba de la cama y me preparé para recibir la broma. Nada. No estaba allí. El armario estaba abierto y lleno de cajas, parecía que decía la verdad cuando dijo que se estaba mudando. Evidentemente era imposible que estuviera detrás de las cajas, y la ventana estaba cerrada. La abrí y miré a ambos lado para ver si había un balcón donde se escondiera, pero nada. Era una ventana en un segundo piso y fuera no podía estar. Aquello me hizo pensar rápido, instintivamente me vestí agarre mi teléfono y me dispuse a salir corriendo de allí.

De pronto al final del pasillo, cuando salí raudo para irme de aquel lugar, ví una figura sombría al otro lado del pasillo. Tenia un camisón manchado de barro y tierra, como si hubiera salido de una tumba. Parecía Sonia, tenía que ser Sonia. Pero era muy distinta a la de la cita, fuera lo que fuere aquella cosa, no era de carne y hueso. La figura empezó a caminar rápidamente hacia mí. Fueron unos instantes de indecisión, sin salida, me metí en el cuarto y cerré la puerta. Estaba atrapado, pero por poco tiempo. Si era una fuerza sobrenatural no creo que aquella vieja puerta le iba a parar sus intenciones.

—Ya estoy llegando —se oyó una voz siniestra—. Te voy a dar lo que tu quieres Jonan, te voy a dar el mejor sexo que hayas tenido en tu vida.

Sin pensarlo y atemorizado, salté por la ventana cayendo sobre el seto de la entrada. Magullado y dolorido corrí calle abajo a toda velocidad.

Ya no volví a escuchar más de ella y no me he vuelto a atrever a pasar por aquel apartamento. Su perfil de Tinder se eliminó junto con todas las conversaciones que guardaba de ella en mi teléfono móvil. Aquella noche, no pude dormir, mirando e intentando comprender que había pasado aquella noche, cosa que a dia de hoy no tengo explicación. Pero esta no fue la cosa más aterradora e inexplicable que he experimentado. A día siguiente me despertó el sonido de mi teléfono móvil, me había quedado dormido con él en la mano. Era un mensaje de Tilder en el, aparecía una foto de la chica desnuda con un mensaje: “algún día practicaré sexo contigo”.

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benjuth

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