¿Alguien llegó a ver el capítulo del Chavo del 8, en el que el chavo fingía su muerte porque supuestamente había sido atropellado y todos en la vecindad lloraban? ¿Se acuerdan que después de ese capítulo, se comenzaron a transmitir únicamente episodios repetidos?
Bien, pues resulta que tras sacar el DVD con todos los capítulos del programa, se dio a notar que dicho capítulo era el 143, aunque el episodio anterior estaba marcado como 141. Supuestamente esto había sido un error. No obstante, las fechas entre las cuales ambos fueron filmados, coinciden con la temporada en la que los actores y productores del programa se tomaron un «descanso» de cuatro meses. Por eso a partir de ahí empezaron a dar episodios repetidos.
El capítulo perdido, el número 142 del Chavo del 8 habría sido pasado por alto tras un error de conteo. Eso fue lo que dijeron los ejecutivos de Televisa. Lo que sucedió en realidad, fue que se grabó un capítulo alternativo al de la «muerte» del chavo, en el donde por estar haciendo de las suyas lo atropellaban de verdad.
Es un capítulo muy raro, empieza con la famosa canción del intro pero el audio está desfasado por cinco segundos. Luego, tras terminar la canción, se hace una pausa extraña y la imagen se queda estática otros cinco segundos. El silencio es absoluto. Entonces el episodio da inicio como de costumbre, vemos la escenografía de la vecindad pero ningún personaje entra a escena. A pesar de esto la cámara se mueve constantemente hacia las puertas, como si alguno de los personajes estuviera a punto de salir, pero no pasa nada. Esto se repite con cada una de las cámaras. Lo más inquietante es que cuando se enfoca el departamento de Don Ramón, se oyen unos murmullos más no se entiende lo que dicen.
En ese instante escuchamos el ruido de alguien que camina a toda prisa y el chavo aparece en escena, pero ninguna cámara lo enfoca. Las puertas continuan siendo enfocadas una y otra vez, mientras el chavo parece estar ocupado haciendo algo, entre el barril y los lavaderos. Las risas enlatadas suenan sin motivo cuando él sale hacia el portón.
Es entonces cuando Kiko y la Chilindrina salen de sus casas; pero no sonriendo como es habitual, sino con una incómoda expresión en sus rostros. Casi parece que no quisieran estar allí.
—¿Y el chavo? —pregunta Kiko.
Más no está haciendo su voz chistosa, ni ninguno de sus clásicos ademanes.
—Se acaba de ir con una salsa de tomate hacia la calle… —dice la Chilindrina, que al menos si se esfuerza un poco por mantener su papel.
Sin embargo, antes de que pueda terminar de pronunciar esta frase, es interrumpida por un estruendo aterrador que a diferencia de los sonidos habituales del programa, tiene un volumen mucho más alto. No parece estar controlado, ni mucho menos formar parte de los ruidos planeados para la transmisión. Incluso se ve como ambos actores se quedan perplejos, como si aquello no fuera parte de la escena.
Es entonces cuando el programa se corta, pero no hay ningún «fade out». Solo se pasa a pantalla negra, como si fueran a pasar a comerciales, aunque sin arreglo alguno.
Tras esta pausa, vemos una escena en la que todos lloran por el chavo. Es muy similar a la escena del episodio que sí transmitieron, pero el sonido vuelve a estar desfasado y pueden oírse aun más sollozos, como si hubiera más personas presentes llorando, además de los actores. La escena vuelve a cambiar sin previo aviso y con ella el escenario.
Esto es lo más destacable del episodio. Siempre usaban los mismos escenarios para recrear la vecindad, pero en el caso de este episodio, al parecer crearon uno específico. Se trataba de una pared negra que simulaba oscuridad en el fondo. Frente a ella observamos solamente a cinco personajes: Don Ramón, la Chilindrina, Doña Florinda, Kiko y el Profesor Jirafales.
La cámara hace un close-up a la cara de Doña Florinda, quien parece que va a romper a llorar en cualquier momento. Lo más incómodo es que dicho close-up se extiende por cinco minutos. Es demasiado largo y en todo momento, la mujer solo se queda mirando fijamente a la cámara, como si tuviera miedo, soportando las lágrimas. El resto de los personajes observan algo más, fuera de cámara.
La Chilindrina y Kiko murmuran la misma línea:
—Chavito —la voz de Kiko está quebrada y llena de tristeza, es como si ya no quisiera seguir actuando.
La cámara por fin enfoca el cuerpo del chavo del ocho, y aquí es cuando lo más perturbador empieza, porque se nota que no es el actor original, Roberto Gómez Bolaños. El cuerpo se ve sumamente dañado, tiene la piel muy pálida y los brazos están torcidos. El gorro le tapa la cara completamente, (como se hace con los cadáveres reales). Las piernas se ven rotas y la sangre brota desde su cabeza y uno de sus costados.
Por dos largos minutos, la cámara se queda enfocando el cuerpo en silencio, hasta que el tema del chavo comienza a sonar. El capítulo finaliza de esta manera.
Parece ser que este fue un episodio experimental de Chespirito, como todos conocían a Gómez Bolaños, y también; según las malas lenguas, el principal motivo para que los actores quisieran renunciar al programa. No obstante volvieron a filmar el capítulo y únicamente dejaron una escena.
Lo más raro es que de alguna manera, Gómez Bolaños los convenció de regresar y cuatro meses después estaban trabajando como si nada.
Por obvias razones, nunca se transmitió dicho capítulo para el público y se cuenta que lo borraron. Esto no le gustó a Bolaños, quien realmente lo consideraba como uno de los mejores capítulos que había realizado y en verdad deseaba que saliera al aire.
Pero lo que es realmente inquietante, es pensar de quien era el cadáver que se mostraba en escena. De donde lo sacaron.
Queda la duda de si habrá sido un cadáver especialmente «fabricado» para este episodio, o si lo habrían tomado de algún sitio.
Aparentaba ser un hombre de altura promedio, por lo cual la ropa del chavo le quedaba un poco grande. En el abdomen mostraba unos orificios limpios pero escalofriantes, como si alguien lo hubiese apuñalado varias veces. El actor en cuestión -si es que lo era realmente- no había actuado en ningún episodio anterior, ni volvió a aparecer en ninguno nuevo. Ni siquiera se sabe si seguía vivo.
El cambio tan radical que deseaba Chespirito para su show es notable en este capítulo, aunque aparentemente sus compañeros no estaban de acuerdo y les tomó algo de tiempo lograr que las cosas volvieran a la normalidad.
Se sabe que poco antes de tomar ese largo descanso de cuatro meses, Chespirito alegaba que el programa se había estancado en la monotonía y tenía ganas de hacer algo diferente, algo que nunca antes se hubiera visto en la televisión.

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