Descripción: Sandra sale de la cárcel para reencontrarse con su familia, ¿podrán sus hijos perdonarla por sus errores? Obra de teatro dramática.
Personajes: Sandra, Luisa, Miguelito, Juan, Marisa
PRIMER ACTO
Juan, un padre de familia, se encuentra en la sala de estar de su casa cuando alguien toca a la puerta. Él acude a abrir y se queda paralizado al ver a una mujer de pie allí.
Juan: Sandra… no puede ser…
Sandra: Hola Juan… cuanto tiempo.
Juan: ¿Qué haces aquí?
Sandra: He cumplido con mi condena. Vine para ver a mis hijos.
Juan: Sandra, tú sabes que es complicado…
Sandra: Lo prometiste hace mucho tiempo, ¿lo olvidaste? Son mis hijos, Juan. Por favor… yo los amo y he aprendido a controlar mejor mis sentimientos. Ya no soy esa mujer insegura y obsesiva que tuvo que pagar sus errores en la cárcel.
Juan: Está bien… ven esta misma tarde para hablar con ellos. Yo… los prepararé.
Sandra: Gracias, Juan.
Juan cierra la puerta y se sienta con dificultad, recordando.
Juan: Es imposible que haya cambiado tanto… aun recuerdo… aquella tarde…
SEGUNDO ACTO
Retrocedemos diez años atrás. En la misma casa se encuentra Marisa, la hermana de Sandra, quien platica con su cuñado amablemente.
Marisa: Bueno, yo creo que Sandra ya no llega del trabajo así que me voy. Gracias por todo.
Juan: Te acompaño a la puerta.
Justo cuando se están levantando, entra Sandra con una mirada enloquecida en sus ojos.
Marisa: Hermanita, creí que llegarías más tarde. Vine a verte y tu esposo me recibió…
Sandra: Ya lo creo que sí, (camina hasta ella con una expresión de odio), sé lo que están haciendo a mis espaldas.
Juan: ¿De qué hablas?
Sandra (histérica): ¡Ya me han contado que ustedes dos son amantes! ¡Traidores!
Marisa: ¡¿Qué?! Sandra, no… por favor, tú sabes que eso no es verdad…
Sandra saca una pistola de su bolso y le apunta a su hermana, quien suelta un grito.
Sandra: ¡Dejen ya de tratarme como a una estúpida!
Juan: ¡Sandra! ¡Por favor! ¡Haz perdido la cabeza, por Dios!
Marisa: Hermana, por favor… estás mal, necesitas ayuda. ¿No ves que esos celos descontrolados te están haciendo ver cosas que no son?
Sandra le dispara a Marisa quien cae fulminada al suelo.
TERCER ACTO
Sentada en la sala de su antigua casa, Sandra espera con nerviosismo. Juan aparece con sus hijos, Miguelito y Luisa.
Luisa: Papá, ¿quién es esta señora?
A Sandra se le hace un nudo en la garganta.
Juan: Es su madre, Luisa. La madre de ambos.
Miguelito: Dijiste que mamita estaba en el cielo.
Juan (dubitativo): Yo…
Sandra: Su padre tuvo que mentirles porque yo me fui muy lejos. (Se pone de cuclillas ante ellos, con lágrimas en los ojos). Lo siento. Que grandes se han puesto.
Luisa: Si de verdad eres nuestra mamá, ¿por qué te fuiste tan lejos?
Sandra (llorando): Ay hijita… tuve que hacerlo. Te lo explicaré algún día, pero ahora… ahora siento que quiero recuperar a mi familia. ¿Podrían perdonarme?
Los niños se miran dudosos y luego se acercan a ella para abrazarla. Sandra los aprieta entre sus brazos y solloza.
Juan (melancólico): Quizá el amor nos ayude a curar nuestras heridas.
FIN
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