Solemos pensar que las historias de horror son algo exclusivo de adultos o chicos mayores, aunque la verdad es que los más pequeñitos también pueden disfrutar de este género. Eso sí, siempre y cuando se trate de cuentos especialmente adaptados para ellos. Enseguida descubriremos cinco leyendas de terror cortas para niños de kinder, con personajes y argumentos escalofriantes pero muy entretenidos.
Si tienes hijos, hermanos o sobrinos de preescolar, ten por seguro que les va a encantar escucharlas.
El holandés errante
El capitán Vanderdecken era un hombre muy malo, que se dedicaba a navegar en su barco de un puerto a otro. Una noche, mientras iba de camino al Cabo de Buena Esperanza, se desató una tormenta y sus marineros sintieron mucho miedo. Pero él, como era tan presumido, se puso a gritar hacia el cielo y dijo cosas que no le gustaron a Dios:
—¡Nadie puede hundirme a mí o a mi barco! ¡Soy invencible!
Su tripulación, muy asustada, hizo un escándalo e intentó echar a Vanderdecken del barco. Con tan mala suerte que él atrapó al hombre más fuerte, el que dirigía a los demás y lo aventó al mar.
Esto hizo enfurecer aun más a Dios, quien envío a un ángel para enfrentarse con el malvado capitán.
—Has sido muy cruel —le dijo—, como castigo por tus maldades, Dios te condenará a navegar eternamente. Ya no podrás visitar ningún puerto, ni dejar este barco. Lo único que podrás comer será hierro caliente y de ahora en adelante, el único que acompañará será el diablo.
Desde entonces, al barco de Vanderdecken se le llama El Holandés Errante. La gente cuenta que vaga desde hace siglos en el océano y así seguirá navegando hasta el fin del mundo.
El puente del beso
Había una vez un bonito pueblo español, en el que vivían muchos pescadores. Un día, un barco pirata llegó al puerto para robar a todos sus habitantes. El líder era un hombre cruel y malvado, que vivía asustando a la gente y hundiendo otros barcos. Sin embargo, los pobladores lograron ahuyentar a su tripulación y a él lo atraparon, y lo encerraron en la cárcel.
Allí conoció a una muchacha muy hermosa, que era conocida por su bondad en el pueblo. A ella no le importaban los errores del prisionero, le curó sus heridas y fue amable con él. El pirata se enamoró de ella y decidió ser una buena persona para estar a su lado.
Ya no quería robar, ni hacer daño a los demás. Ella se puso muy feliz al saberlo.
Mientras más pasaba el tiempo, más fuerte era el amor entre ambos. La joven había tratado de hablar con su padre —que era el alguacil del pueblo—, para que liberaran al pirata y le dieran una oportunidad, pero lamentablemente nadie confiaba en él.
—Vámonos tú y yo de aquí, juntos —le dijo ella—, te sacaré por la noche con las llaves de mi padre e iremos a un lugar en el que podamos ser felices.
El pirata aceptó y esa misma noche se prepararon para fugarse. Por desgracia, el padre de la muchacha los descubrió cuando estaban a punto de irse y se llenó de rabia. Se volvió tan loco que a los dos les cortó la cabeza, como castigo por ese amor prohibido. Cuenta la leyenda que sus cuerpos se quedaron abrazados y sus cabezas rodaron juntas hacia el mar.
Años después se construyó allí un puente, en el que todos los enamorados van siempre a compartir un beso. Dicen que si vas de noche y escuchas con atención, podrás escuchar las voces del pirata y la chica enamorados, hablando desde el fondo del mar.
La Sirena de Ojo de Agua
Ojo de Agua es una laguna muy bonita del estado de Veracruz, en México. Sin embargo, no muchas personas se atreven a nadar solas ahí, pues dicen que está habitada por una misteriosa mujer, que tiene largos cabellos y una cola de pez. Es una sirena.
Por largos años, la sirena fue temida y buscada por un montón de hombres. A todos enamoraba con su hermosa voz y la belleza de su rostro. En sus manos cargaba una jícara llena de oro, diamantes y perlas, que siempre prometía entregar a quien fuera lo bastante valiente como para seguirla. Pero todo era una trampa porque en el fondo, era una criatura malvada y sin corazón.
Un día, hace mucho tiempo, hubo un pescador que se metió con su bote a la laguna. De pronto, escuchó un canto melodioso y vio a una bella mujer que nadaba entre las aguas. Ella se le acercó y le dijo, con voz muy triste, que quería ir a la iglesia pero como no tenía piernas no podía salir de ahí.
—Si me llevas entre tus brazos, todas estas joyas que estoy cargando serán para ti —le prometió, mostrándole la jícara.
El pescador, como era tan codicioso y pensaba que la sirena era muy bonita, aceptó y se agachó para agarrarla. Pero apenas la tocó, la joven se transformó en un horrible monstruo que lo arrastró hasta las profundidades del lago, de donde nunca más volvió a salir.
Se cree que aun hoy en día, ella sigue escondida ahí, esperando a que otra persona quiera sacarla del agua.
El anillo de diamantes
Esta era una pareja de novios que estaban planeando su boda. Los dos estaban muy enamorados. Para demostrarle su amor a la novia, el novio compró un hermoso anillo de diamantes, con un enorme diamante negro en el centro, tan oscuro como el pelo de la muchacha. Se lo puso en el dedo y le prometió que, cuando volviera de su viaje de negocios, lo primero que iban a hacer era casarse.
Los dos se despidieron con mucho cariño y la novia se puso a preparar su vestido.
Mientras los días pasaban, más sola y aburrida se sentía en su casa. Extrañaba mucho a su futuro esposo y no sabía que hacer para sentirse mejor. En ese momento se le ocurrió visitar a su mejor amigo, para preguntarle si tenía alguna noticia sobre él.
El amigo la recibió en su casa con mucho gusto y se quedaron platicando. La chica regresó al día siguiente. Y al siguiente. Y sin que pudieran evitarlo, los dos acabaron enamorados.
La joven no sabía como iba a explicarle a su novio que ahora amaba a su mejor amigo. Estaba tan nerviosa que no se dio cuenta de que su anillo se le había caído, quedándose en la casa del amigo.
Cuando su prometido regresó de su viaje, sintió unas ganas irresistibles de ir a ver a su novia, pero pensó que sería mejor pasar antes a ver a su compadre, a quien también había extrañado mucho. Allí encontró el anillo con el diamante negro que era de su amada y se imaginó lo peor.
Celoso, acudió a verla para preguntarle que hacía la joya ahí y entonces ella le dijo la verdad.
El novio tomó una daga de oro muy afilada y se la enterró en el pecho. Después tomó el anillo y lo colocó justo sobre su corazón.
Según la leyenda, la gente se sorprendió mucho al saber lo que había ocurrido y acudió por montones para mirar el cadáver de la novia, con el diamante negro en el corazón. Años más tarde, la calle en la que ocurrió todo fue llamada «El callejón del diamante» y todo por esta historia.
El ángel del panteón
Hace mucho tiempo, hubo una niña española que viajó hasta México con sus padres. Desafortunadamente una epidemia de meningitis se desató en el país y la pequeña murió, después de pasar largas semanas enferma. Su familia, muy triste, decidió regresar a España pero no podían llevarse su cuerpo con ellos. Así que decidieron enterrarla en un panteón mexicano.
La mamá estaba muy preocupada, pues pensaba que el alma de su hija iba a sentirse muy sola en esa tierra. Así que ordenó colocar un enorme ángel blanco sobre su tumba, al que le encargó que la cuidara en el Más Allá.
Así lo hizo.
El ángel guardián lleva cuidando a esa niña por cientos de años y a veces, por las noches, su fantasma sale de la tumba para jugar en el cementerio. Algunos niños la han visto y otros la han escuchado reír. Se sabe que ella sigue ahí, porque las flores de su sepulcro siempre están frescas.
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