De Denis Vento
Personajes:
Frígida. – Dama de unos 70 años, soltera y adinerada.
Josefa. – Fiel empleada de Frígida, trabaja años con ella.
Antonio. – De 38 años, Ludópata, que enamora a Frígida.
Evarista. – Modista y esposa de Antonio
Madam Maju. – Quiromancia
Florista. – Repartidor de flores.
PRIMER ACTO
Josefa se encuentra en la sala de la casa de la Srta. Frígida limpiando y bailando, más baila que limpia, escucha una música alegre. Deja de Bailar y se sienta en la silla del comedor, sobre la mesa una botella de vino y una copa.
Josefa. –(Se sirve una copa de vino) Así cualquiera cuida la casa. La Srta. de viaje y yo como si tuviera vacaciones. ¡Salud Josefa! (Toma el vino).
Entra la Srta. Frígida con su equipaje de viaje y sorprende a Josefa.
Frígida. – ¡Josefa! Que bonito cuidas la casa.
Josefa. – ¡Hay! Sra. Frígida, ya regreso de viaje, pero tan pronto.
Frígida. Y tu muy alegre
Josefa. – Siempre hay que estar alegre para hacer bien las cosas.
Frígida. -Bueno, Bueno, porque estoy también muy feliz con mi viaje, voy a pasar por alto esta vez.
Josefa. -Se ve en su rostro la felicidad que tiene, que todo le salió muy bien.
Frígida. – Me fue tan bien que hasta me enamore.
Josefa. – ¡Oooh! Estamos de amores.
Frígida. – Si Josefa completamente enamora, como una quinceañera, bueno no tanto, como una treintañera.
Josefa. – Se consiguió su Jubilado
Frígida. – ¿Cómo un Jubilado? Estas loca
Josefa. – Bueno no un jubilado, entonces un abuelo, perdón digo un contemporáneo
Frígida. – No Josefa, es un muchacho de 38 años, muy guapo, culto, amoroso.
Josefa. – ¿Queeee? Pero si Ud. le dobla o triplica la edad
Frígida. – Para el amor no hay edad, solo los sentimientos.
Josefa. – Se ve que está bien enamorada, ¿Y cómo conoció al galán?
Frígida. – Una de las noches que estuve en el casino del hotel jugando en las máquinas tragamonedas se me caen unas fichas, en ese instante se me acerca un joven, las recoge, me las alcanza y me dice: “Bella dama sus fichas”. En cuanto lo vi me enamore fue un flechazo de cupido a primera vista
Josefa. – (Aparte) Ese cupido debe tener mala puntería.
Frígida. – ¿Que dices?
Josefa. – De repente la flecha era para lado y se desvió.
Frígida. – Hablas tonterías, además mi horóscopo ese día decía “Tu vida tendrá un cambio radical debido a la influencia positiva de Plutón, las estrellas se alinearán y el amor tocara tu puerta”
Josefa. – Verdad que Ud. cree mucho en esas cosas esotéricas.
Frígida. – Esotéricas tonta. La vida está regida por los astros Josefa.
Josefa. – Y que más paso con el galán.
Frígida. – Me pregunto si estaba ganando, le dije que no. Me pidió poner las fichas para jugar, yo apreté el botón de la maquina y que crees
Josefa. – Se trabo la maquina
Frígida. – No, sonsa, gane, el me hizo ganar, pero eso no es todo, para ganar tienen que salir 3 figuras iguales, y adivina que figura salió.
Josefa. – ¡tres lobos!
Frígida. – Que poca imaginación, salieron tres corazones, desde ese instante no tuve duda de que éramos el uno para el otro
Josefa. – Toda la noche la paso con el
Frígida. – Por supuesto y nos volvimos a ver las otras dos noches antes de mi regreso.
Josefa. -Parece que todo le salió de maravilla
Frígida. – Bueno no todo, la segunda noche que nos vimos se le perdió la billetera, la buscamos por todo el casino, pero nadie la encontró, ahí tenia sus documentos y dinero. Yo me sentía mal pues estaba conmigo.
Josefa. – Seguro quería que Ud. Le reponga todo el dinero que supuestamente perdió.
Frígida. – Me sentía culpable, le dije que le iba reponer todo, pero él no quería, como insiste varias veces lo convencí.
Josefa. – ¿Cuánto dinero tenía en la billetera?
Frígida. – 2000 dólares más sus documentos.
Josefa. – ¡El famoso truco de la billetera perdida! Y Ud. le creyó
Frígida. – Por supuesto que le creí, si él estaba conmigo en todo momento.
Josefa. – A qué se dedica el galán, seguro aplanar las calles
Frígida. – Es Escritor, está terminando de escribir una novela, que va a ser todo un éxito.
Josefa. – ¿Cuántas novelas ha escrito?
Frígida. – Es su primera novela, y la va modificar para incluir nuestro encuentro en un capítulo.
Josefa. – Todo esto me huele muy mal (al Publico) Y que más le pidió, digo que más le regalo
Frígida. – Le compre un celular moderno porque el que tenía era más antiguo, ahora podrá llamarme todos los días.
Josefa. – ¡ummmh seguro! Y ya le pidió ser el novio.
Frígida. – Al tercer día me pidió ser mi marido
Josefa. – Claro, cualquiera se avienta con tremendo regalasos
Frígida. – No es así Josefa, siento que tenemos una conexión espiritual y amorosa
Josefa. – Ojalá esa conexión no haga cortocircuito
Frígida. – Que hablas Josefa, en vez de estar contenta porque encontré al amor de mi vida, me das la contra en todo.
Josefa. – Es que parece poco creíble, bueno lo importante es que este feliz. Y ha venido con Ud.
Frígida. – No, se ha quedado a terminar la novela, pero me ha prometido estar aquí lo más pronto posible.
Josefa. – (Aparte) ¡Ummmh! Seguro que vendrá, cuando se le acabe (Gesto con la mano de dinero). Y para hoy que le dice su horóscopo.
Frígida. – Camino a la casa he llamado a Madan Maju para que me lea en las cartas mi destino en el amor.
Josefa. – ¡la bruja Majuja!
Frígida. -No es bruja, tonta es una vidente muy famosa, ella lee las cartas y acierta totalmente.
Josefa. – ¡Si Ud. Lo dice y cree en eso!
Frígida. – Ya está bueno de tanta charla, Voy a mi dormitorio, me avisas en cuanto llegue Madan Maju.
Josefa. – Si, Señora
Frígida. – (Sale hacia los dormitorios) Y guarda esa botella de vino.
Josefa. – Se me acabo las vacaciones, (Coge la botella de vino para guardarla y le habla) hasta el próximo viaje
Ingresa Madan Maju vestida de negro, los labios, la pestañas y cejas pintadas de negro bien marcadas.
Josefa. – ¡Hay mamacita! ¡La bruja!
Maju. – Se encuentra la Srta. Frígida
Josefa. – Ud. Es la leedora de cartas
Maju. – Yo soy vidente, futuróloga, leo el tarot, doy baño de florecimiento, te paso el huevo, el cuy
Josefa. – Todo eso hace
Maju. – Por supuesto, mis poderes lo he heredado de mi madre y ella de su madre y su madre de su madre….
Josefa. – ¡Asu Madre!
Maju. – Así sucesivamente toda la generación de mi familia. Soy reconocida a nivel mundial por mis acertadas predicciones.
Josefa. – Ahí los que le creen
Maju. – ¿Quieres que te lea las cartas a ver que te depara el destino?
Josefa. – No, No, No, así estoy bien. Mejor voy a llamar a la Sra.
Maju. – Iré acomodando todo. (sobre una mesa pone un mantel negro con figuras de estrellas, la luna, los planetas, tres velas una negra, una roja, una blanca, y un fajo de cartas de tamaño exagero con respecto al normal)
Ingresan Frígida y Josefa
Frígida. – ¡Madan Maju!
Maju. – Srta. Frígida, que bien se le ve, alegre, radiante.
Frígida. – Gracias Madan Maju, como le dije en mi llamada, quiero que me diga mi futuro inmediato sobretodo en el amor.
Maju. – No se preocupe mis predicciones vienen en combo, no solo en el amor, también con la salud, la economía,
Frígida. – Por ahora solo me interesa el amor, empecemos por favor.
Maju. – Esta bien empecemos. Corte por favor este juego de cartas
Esta carta nos dice que la parte económica sigue bien, aunque aquí veo que hay salidas de dinero fuerte
Josefa. – Son de los regalos para el noviecito.
Maju. – Pero no afectan nada su economía.
Frígida. – Si, si lo sé pero del amor que dice las cartas.
Maju. – Tranquila, ya viene, ahora veremos esta carta es de la salud, no me gusta lo que veo son unos cambios en el rostro, a ver esta carta no puedo descifrar bien que es …..
Josefa. – Yo sí, es el Botox que se ha puesto
Frígida. – Josefa por favor cállate.
Josefa. – (Pasa el dedo por la boca como si corriera un cierre) Como una tumba.
Maju. – Pero en general su salud es sana y fuerte. Veremos esta carta es del amor, por la posición que toma la luna se ve una relación amorosa intensa, se ve campanas, vestido blanco, algo que vuela como una paloma.
Frígida. – (Se levanta va al centro del escenario) Lo sabía, lo sabía mi corazón no me engaña, pronto vendrá mi amado nos casaremos y seremos felices.
Josefa. – Comiendo perdices.
Fin del primer acto
SEGUNDO ACTO
Están en la sala Frígida y Josefa
Josefa. – ¿Recibió llamada del novio?
Frígida. – Ninguna llamada, estoy angustiada, desesperada, al no saber nada de el.
Josefa. – Llámelo Ud.
Frígida. – Lo he llamado varias veces no contesta, le he dejado mensajes y no he recibido respuesta. Dijo que me escribiría y no ha escrito
Josefa. – No se habrá muerto
Frígida. – Calla Josefa, no seas ave de mal agüero, como puedes decir eso, contigo no se puede hablar, todo lo ves negativo. (Va al comedor, se sirve un vaso de vino)
Josefa. – (Aparte) Como a sus años puede enamorarse así, ¡Hay Dios mío! Y ese joven como se atrevió a enamorarla, será un vago o un buscador de fortuna que con el pretexto de amarla trata de engañarla. Odio a ese tipo de hombres
Ingresa el Florista
Florista. – Buenas días, Señorita……
Josefa. – Soy señorita, solterita y enterita.
Florista. – Pregunto, por la Srta. Frígida
Josefa. – Si aquí vive, que desea
Florista. – Tengo que entregarle estas flores y una tarjeta
Josefa. – Déjemelas a mí que yo se la alcanzo
Florista. – Lo siento, pero tengo que entregarlo a la Srta. personalmente, es la indicación que me han dado.
Josefa. – ¿Y quién lo envía?
Florista. – No le puedo dar esa información, es privado
Josefa. – Caramba tanto misterio
Florista. – Tengo la orden de entregarlo en propias manos de la Srta. Frígida y a nadie más.
Josefa. – Espere ahí, iré a llamarla (Se dirige donde la Srta. Frígida)
Josefa. – Srta. Le envían un arreglo floral con una tarjeta, solo se la pueden dar a Ud.
Frígida. – Seguro es de mi amor
Josefa. – ¡Platónico!
Frígida. – ¡Josefa por favor! (Las dos se dirigen dónde está el florista)
Josefa. – Aquí está la Señorita Frígida
Florista. – ja, ja, ja que graciosas son Uds.
Josefa. – No veo donde está la gracia.
Florista. – Sera la abuela, pero a quien debo dar el encargo es a la Srta. Frígida.
Frígida. -Atrevido, yo soy la Srta. Frígida. ¿Duda Ud.?
Florista. – Yo dudo hasta de mi sombra. Tengo la orden de entregar las flores y esta carta en propia mano de la Sta. Frígida
Frígida, – Deme Ud. esa carta, que la inquietud me devora. (Los dos jalonean la carta)
Florista. -No señora, no es para Ud. Es para la Srta. Frígida la novia.
Frígida. – Entonces es para mí, yo soy la novia.
Florista. – Oiga, cree que soy tonto, como va ser Ud. La novia
Josefa. – (A Frígida) Dele una propina para que afloje.
Frígida. – Tenga buen hombre por todo el trabajo que se ha dado de traerme una buena nueva. (Le da un billete al Florista)
Florista. – Bueno, Bueno, esto es otra cosa, por ahí hubiéramos empezado. A fin de cuentas, da lo mismo quien la reciba. Firme aquí por favor. Buenos días. (Sale)
Frígida. – Mira Josefa que hermosas rosas de mi amado. (Abre la Carta) Frígida de mi vida, luz de mis ojos, desde que no te veo me falta todo. Hasta el azul del cielo se ha vuelto gris. En la tarde iré a verte, te abrazare, besare, pero sobretodo fijaremos la fecha de nuestro matrimonio. Hasta pronto mi Lucero, mi estrella radiante.
Josefa. -Se las sabe todas este tipo.
Frígida. – No es ningún tipo cualquiera, es mi prometido.
Josefa. – Seguro Srta. Pero igual no creo en mucha palabrería.
Frígida. – Hoy vendrá a visitarme, eso mitiga mi agonía. Siento un calor que me abrasa, un calor de amor que traspasa mi corazón, (Suspira). Iré arreglarme para recibir a mi amado. (Sale)
Josefa. – Cuanta Inocencia. (Con ironía) Este Zamarro las sabe todas, ya engatuso a la pobre señorita, que cayo bien mansita.
Ingresa Antonio
Antonio. – Buenas tardes.
Josefa. – Hablando de Roma……Buenas tardes
Antonio. – Se encuentra la Srta. Frígida
Josefa. – Si se encuentra. Con quien tengo el gusto
Antonio. – Soy Antonio su, su..
Josefa. – ¿Su qué señor?
Antonio. – Su amigo
Josefa. – Como no es su prometido.
Antonio. – Bueno, si, si también, amigo y prometido.
Josefa. – Tiene una cara de pícaro, pero que guapo esta. Pase Ud. Iré a llamarla. (Sale)
Ingresa Frígida, y al otro extremo del escenario esta Antonio de espaldas
Frígida. – ¡Antonio!
Antonio. – (Se da la vuelta en su sitio) ¡Frígida!
Los dos van al encuentro en cámara lenta y de fondo una música romántica. Al llegar al centro del escenario se abrazan, se besan y dan una vuelta.
Frígida. – Te extrañe amor mío.
Antonio. – Yo también mi dulzura, pero aquí estoy para que no me extrañes más.
Frígida. – Porque no contestabas mis llamadas, te deje mensajes en el celular, por el WhatsApp, por Facebook, por Instagram y nada, ninguna respuesta tuya. Que angustia la mía.
Antonio. – Estaba terminando mi obra cumbre, mi best seller, tenía que desconectarme del mundo para poder concentrarme y escribir, esta semana presento la obra a todo dar.
Frígida. – Si es esa la razón, te perdono el hacerme sufrir tanto.
Antonio. – Todo mi ser suspira de amor por ti.
Frígida. – Es cierto lo que me dices, me amas tanto.
Antonio. – Sin ti mi corazón, mi alma, todo mi ser sería un desierto. (Suena su Celular)
Mi representante, voy a contestar
Hola, Jeremías, pero que dices, dile que los ingresos de las primeras ventas son integras para editorial, trata de convencerlo dentro de dos días es el lanzamiento. Iré para hablar con él personalmente. ¡Que desgracia!
Frígida. – Que sucede cariño mío.
Antonio. – La editorial donde van imprimir mi obra quiere un adelanto de dinero, y todo lo que le hemos propuesto lo rechaza.
Frígida. – Cuanto es lo que está pidiendo.
Antonio. – No tienes por qué sacrificarte, veré como lo arreglo.
Frígida. – Sabes que tengo mucho dinero, no es ningún sacrificio tratándose de mi futuro esposo.
Antonio. – Por que te quiero con locura, acepto tu propuesta, son unos 20,000 dólares.
Frígida. – Ahorita mismo te lo entrego espérame. (Sale)
Antonio. – Esta mujer es mi luz de salvación, un poco de romance y rápido se ilusiona esta vieja solterona. Con esto veinte mil salgo de mis apuros, y mañana desaparezco.
Ingresa Frígida
Frígida. – Aquí tienes vida mía, veinte mil, y mil más para tus gastos.
Antonio. – Gracias querida mía, iré de inmediato a la editorial para que dé una vez empiecen a impriman la novela.
Frígida. – Ve rápido, no pierdas el tiempo. Regresa pronto por cada día, cada hora, cada minuto que paso sin verte es para mí una eternidad. Te quiero tanto.
Antonio. – Y yo a ti también. Voy de inmediato. (Va hacia la Salida)
Frígida. – Adiós vida mía. (Le lanza un beso volado)
Antonio. – (Antes de salir, voltea y coge el beso se lo lleva al corazón y suspira.) Adiós mi vida. (Sale) (Ingresa Josefa)
Josefa. – Y el novio, voló.
Antonio. – A salido un momento a arreglar asuntos personales, luego regresa.
Josefa. – (Aparte) seguro ya pico y alzo vuelo. (A Frígida) Prepare una comida especial para la ocasión.
Frígida. – No prepares nada, vamos a pasar todo el resto del día fuera, veremos todo lo referente a la boda.
Josefa. – ¿Él está decido a casarse?
Frígida. – Mas que nunca, tal vez mañana mismo nos casemos
Josefa. – Enhorabuena, me alegro por Ud.(Sale entonando la canción de bodas)
Ingresa Evarista
Evarista. – Srta. Frígida buenas tardes.
Frígida. – ¡Evarista! la modista de moda del país. Te estaba esperando.
Evarista. – Aquí le traigo los vestidos que son el último grito de la moda en Francia.
Frígida. – Gracias Evarista, justo ahora que necesito los dos vestidos para la boda.
Evarista. – Hay boda, que bueno. ¿Quién se Casa?
Frígida. – ¡Yo me caso!
Evarista. – ¡Aaah! (Gesto de extrañeza) ¡Felicitaciones! Y para cuando es la boda.
Frígida. – Muy pronto, talvez en dos días.
Evarista. – He venido justo a tiempo.
Frígida. – (Mostrando los modelos) Estos dos vestidos son lindísimos.
Evarista. – He traído modelos exclusivos para Ud., nadie mas en el mundo lo usara.
Frígida. – Me veo encantadora. (Se mira al espejo, modela) Hermoso cuerpo.
Evarista. – (Aparte) Vieja más presumida y tonta. Así es, resalta su figura y le hace ver joven.
Frígida. – ¿Cómo dice? Soy joven, solo tengo 37 años.
Evarista. – (Aparte) En cada pata. Es lo que representa ni más ni menos, y el novio que edad tiene
Frígida. – 28 años, es un hombre elegante, fino, amoroso, me quiere mucho, y es escritor.
Evarista. Hay que tener cuidado con los escritores
Frígida. – ¿Por qué lo dice
Evarista. – Por la vida bohemia que llevan.
Frígida. – No, mi Antonio no es así, él es….
Evarista. – ¿Como dijo que se llama?
Frígida. – ¡Antonio!
Evarista. – Y como se apellida
Frígida. – ¡Tenorio!
Evarista. – ¡Ojos marrones!
Frígida. – Si, ojos marrones
Evarista. – Tiene una cicatriz en la mano derecha
Frígida. – Efectivamente, Ud. Lo conoce
Evarista. – Es mi marido.
Frígida. – ¿Como d ice?, su Marido
Evarista. – Si, Antonio es mi marido. El se fue de la casa hace un año, con el pretexto de un viaje de trabajo, lo que pasa es que Ludópata
Frígida. – OH, no, no puede ser, yo me muero (Cae sobre un mueble), me muero, socorro, socorro (Entra Josefa)
Josefa. – ¿Qué ocurre Señorita?
Frígida. – Josefa, voy a morir, voy a morir
Josefa. – Porque va morir, si todavía no se ha casado
Frígida. – Es casado Josefa, Es casado.
Josefa. – ¿A quién han casado?
Frígida. – No Josefa, mi Antonio es casado, yo me muero, no quiero vivir sin su amor.
Josefa. – ¿Quién le ha dicho?
Evarista. – Yo le he dicho
Josefa. – Pero porque, que pruebas tiene para perturbar así a la Sra.
Frígida. – Srta., Josefa, Srta.
Evarista. – Antonio, es mi esposo. Hace un año me abandono solo por apostar, porque es un Ludópata.
Josefa. – Ludo…. Que
Evarista. – Es una enfermedad que lo lleva a tener una incontrolable necesidad de jugar, apostar. Por eso para en las casas de apuesta, en las carreras de caballos, en los casinos. Y es capaz de todo por conseguir dinero para las apuestas.
Frígida. – Que desgracia la mía,
Evarista. – ¿Dónde lo tienen escondido?
Frígida. – El ha salido hacer una diligencia, ya no tarda en regresar.
Evarista. – Lo Esperare. (Ingresa Antonio da dos pasos y se detiene al ver a Frígida y a Evarista)
Antonio. – Hay mi madre, mi mujer. (Mira a Evarista y Frígida) Ahora sí que estoy fundido.
Frígida. – Infame, Malvado (Le lanza una cachetada)
Evarista. – Mujeriego (Le da otra cachetada)
Frígida. – Te odio, te aborrezco.
Evarista. – (Antonio trata de retroceder para salir) Tu no te vas, esta vez no te me escapas
Frígida. – Devuélveme el dinero que te he dado.
Antonio. – Lo he gastado en apuestas.
Evarista. – ¿Le ha pedido dinero?
Frígida. – Me dijo que le iba a dar un adelanto a la editorial por la publicación de su libro.
Evarista. – Cual editorial, si el no escribe nada.
Frígida. – ¿Tampoco es escritor?
Josefa. – (A Frígida) Yo siempre le decía que dudaba de él.
Frígida. – Devuélveme el reloj Rolex que te di.
Antonio. – Esta en una casa de empeño.
Josefa. – Este hombre es un vil ladrón.
Frígida. – A si es Josefa, es un vil ladrón que me ha robado y se ha aprovechado de mi inocencia.
Por favor, lárgate de mi casa, no quiero verte nunca mas en mi vida.
Antonio. – Esta bien me iré. (Se dispone a salir, Evaristo lo coge del brazo)
Evarista. – ¡Alto ahí! Esta vez tu no te me escapas. Vamos a la casa tienes que darme muchas explicaciones.
Antonio. – Evarista, te prometo que desde este momento cambiare, seré otro, seré un marido ejemplar, (Aparte) En cuanto tenga una me fugo. (Salen los dos)
Frígida. – Que desdicha soy, nunca más me vuelvo a enamorar, me iré de este mundo con mi pureza y castidad intacta.
Josefa. – La vida continua, así que no se ponga a sufrir y viva cada momento a toda plenitud.
Frígida. – haz dicho algo muy cierto, no me voy a dejar vencer por tonterías, la vida sigue y hay que vivirla y vivirla bien. Josefa alcánzame mi abrigo, me iré al club a bailar un rato, a relajarme.
Josefa. – (Le alcanza su abrigo y cartera) No aprende Ud., y se cruza otro joven
Frígida. – No, No, nada de jóvenes, mejor que sea un jubilado. (Se dispone a salir), Y tú tienes novio.
Josefa. – ¡Yo! ¡No! todavía espero a mi príncipe, no importa si es azul o verde o negro, ha estas alturas del partido me da igual.
Frígida. – Entonces, acompáñame al club, de repente encontramos una pareja para cada una.
Josefa. – Nunca aprende, pero esta vez la acompaño, talvez me liga algo, vamos. (Salen)
FIN
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