Descripción: Miguel lleva a Lizbeth a cenar a su casa por primera vez para conocer a su familia. Pero no le ha dicho que sigue viviendo con su madre y sus hermanas solteronas, y que son como el demonio.
Personajes: Lizbeth, Miguel, Doña Juana, Dona Clotilde, Doña Remedios
ACTO ÚNICO
Se abre el telón y en escena aparecen los novios Lizbeth y Miguel, tomados de la mano. Están vestidos de manera elegante y ella sonríe, mientras que a él se lo ve un poco incómodo.
Lizbeth: Te dije que ya iba siendo hora de que me presentaras a tu familia.
Miguel: Es que tú no sabes como son mi madre y mis crías. Si de por sí, eso de seguir viviendo con ellas, no…
Lizbeth lo interrumpe con un beso.
Lizbeth: ¡Pero tonto! Si no pasa nada, ya verás como nos vamos a llevar muy bien.
Miguel: Tú no sabes como son ellas, todavía estamos a tiempo de irnos.
Lizbeth (enojada): ¿No será que te avergüenzas de mí?
Miguel: ¡No, mi amor! ¿Cómo crees? Es que ya te dije, ellas… ellas…
Lizbeth: Si sigues poniendo excusas voy a pensar que no te estás tomando esto en serio, e igual me voy a ir. ¡Pero sola!
Miguel: Amor, no, es que… es que…
Doña Juana aparece en escena, gritando y con pose altiva.
Doña Juana: ¡¿A qué viene todo ese escándalo?! ¿Eres tú, Miguelito?
Miguel: ¡Mamá! Mamá, hola, si te acuerdas que veníamos a cenar, ¿verdad?
Doña Juana: ¿Veníamos?
Otras dos mujeres de avanzada edad llegan detrás de ella. La primera trae un sombrero muy anticuado y la segunda, carga a un pequeño perrito de raza pug. Son Doña Cleotilde y Doña Remedios, las hermanas de Juana.
Doña Remedios: ¡¿Pero qué es todo este ruido?! ¿No ven que despiertan a Manolito? (Señalando al perro)
Doña Cleotilde: Desde luego, en esta casa es muy fácil perder las maneras. ¿Quién es esta chica, Miguelito?
Miguel: Es Lizbeth, mi novia. ¿Se acuerdan que hoy iba a preséntarselas?
Doña Remedios: ¿Novia? ¿Y cuándo nos dijiste que tenías una novia? ¡Eres imposible!
Miguel (abochornado): Sí fue la semana pas…
Doña Juana: Mira Miguelito, ya te he dicho muchas veces que no me gusta que andes haciendo el tonto por ahí. (Mira a Lizbeth con menosprecio). Pero ¿qué fachas son esas, niña? En mis tiempos, las mujeres no usábamos faldas tan cortas.
Doña Cleotilde: ¡Y vaya espanto de cara! Niña, ¿para qué necesitas tanto maquillaje? ¿Acaso trabajas en un circo?
Doña Remedios: Ya se los decía yo, este chico no tiene gusto, es igual que su padre.
Doña Juana: ¡¿A qué viene ese comentario?!
Doña Remedios: ¿A que vendrá, querida? Si siempre lo has sabido, ¡el difunto me quería más a mí! Si se casó contigo, fue solo para disimular las apariencias.
Doña Cleotilde: Y a cada rato tienes que recórdarnoslo como si todavía estuviera aquí. ¿No te bastó con ponerle su nombre a ese perro infernal?
Doña Remedios: ¡Con mi Manolito no te metas, arpía!
Las tres mujeres empiezan a discutir de manera acalorada, ante la mirada anonadada de la pareja. Lizbeth se vuelve hacia Miguel.
Lizbeth: ¿Sabes qué? Creo que después de todo sí me apetece comer afuera.
Miguel: A mí ya se me quitó el hambre.
Lizbeth: Nunca volveré a dudar de ti, amor.
Los dos salen rápidamente.
FIN
Me encanto, Muchas gracias quiero ensenarle a mi hijo lo bello de el Teatro
Saludos