Cuento enviado por Miguel Hernandez (fan del blog y autor invitado).
Hace años me contaron esta historia, ciertamente inverosímil para personas cultas, pero profundamente arraigada al espíritu supersticioso, sencillo y crédulo al mismo tiempo…
Cierto rancho oriental, progresaba a grandes pasos, y en su camino rápido y ascendente lo seguía la fortuna incontable de sus dueños, que ya alcanzaba magnitudes fabulosas. Cierto día, un peón del rancho descendió al sótano de la casa solariega en busca de una herramienta, y al abrir la puerta, una víbora enorme, una gigantesca serpiente, se enrosco sobre sus brazos.
El sótano solitario fue testigo de un extraño duelo a muerte. El hombre era valiente, ¡todo un mestizo…! Pero el monstruoso reptil lo doblegó. Y cuando se asomaron a la puerta entreabierta otros peones, trastornados por la trágica muerte de su compañero, vieron paralizados de horror, que la víbora devoraba a su víctima.
Y corrió, de boca en boca, de rancho en rancho –como siempre se esparcen las malas nuevas-, el relato de una fantástica historia… el propietario del rancho había firmado un pacto con el diablo: este le daría creciente prosperidad, la floreciente fortuna que hoy gozaba, a cambio de su alma. Día a día crecía el pánico del pueblo, junto con la riqueza del rancho, que también iba en aumento.
Muchos peones habían perecido en pos de esa terrible unión, pues “El Familiar”, esa siempre monstruosa enviada de lo más recóndito de la selva, quien sabe por quién, reclamaba alimento vivo, porque su hambre insaciable exigía carne humana. Y por ende, el patrón enviaba al rancho, cada año, a un peón –presa joven y codiciada; fácil de lograr- en busca de “herramientas”.
Ese año el elegido era “hombre de pelo en pecho”, conocedor de su destino horrible. Temía, -como es de suponer- a la diabólica fiera… pero el patrón mandaba… ¿y quién osaría – y más en aquellos tiempos remotos-, en contrariarle, exponiéndose a castigos peores, que suponían una muerte lenta? Pero muchas veces. Según un dicho popular, el filo de un puñal rompe el maleficio más indisoluble… y allá fue el valiente, blandiendo su machete corto en la diestra…
Unos dicen que la lucha fue encarnizada, otros que fue rápida… pero todos afirman que le peón victorioso, salió, levantando el machete ensangrentado y gritando enloquecido, mezclando júbilo, asombro, y terror en una sola frase triunfal: -¡lo he matado!
Todos corrieron a ver a la bestia muerta, pero había desaparecido… allí solo se hallaba un rastro de sangre oscuro y sumiso mientras buscaba la salida y desaparecía sin dejar rastro…
El rancho, hasta entonces tan próspero y floreciente, desde ese día comenzó a marchar mal; vinieron las malas cosechas, plagas en el ganado y su inmensa importancia fue desapareciendo hasta paralizar por completo su actividad. Cayó de “tropezón en tropezón”, según el decir del pueblo.
No faltó quien dijera: que al morir “El Familiar” el maleficio había quedado roto…
😮
Esta interesante tu historia, me ha gustado pese a que no es muy terrorífica, pero realmente tiene una importante lección & eso me agrada
Muchas Gracias Mega Valo, Rosy y Ruka Kuran 🙂
muy bueno tu cuento krnal, me hizo dormir bien agustin