Enviado Por Luis Fer.
Ambientación: Oficina de la Dirección Administrativa de la Empresa Turbo, con la imagen de nuestra Señora de Guadalupe de fondo.
Personajes 2: Magdalena y Gustavo. (Directora y Empleado respectivamente).
INTRODUCCIÓN.
Son las siete de la mañana de un día viernes, hora inusual de entrada a la oficina, ya que el horario de entrada comienza a las ocho de la mañana e inexplicablemente por cosas de Dios y de la naturaleza el cielo está despejado un azul resplandeciente y hermoso sin nubes de fondo y bajo la cobertura de un sol radiante, que apenas se asoma por la ventana de la oficina de la Dirección.
Gustavo: (toca la puerta tres veces de manera fuerte)
Magdalena: (con cierto estremecimiento) Ya un minuto de calma, pase a ver… Carajo.
Gustavo se acerca entre expectante y temeroso al escritorio principal de la Directora y apenas susurra un lánguido: ¡Buenos días¡
Magdalena: Siéntese.
Gustavo se sienta y dice: Gracias.
Magdalena: (bastante furiosa). Jamás me imaginé que llegaría el día que tenga que despedir a uno de mis empleados más especiales, en treinta y dos años de carrera en esta gran empresa nunca me ha tocado despedir a nadie. No entiendo Gustavo ¿Por qué me concedió usted el doloroso privilegio de despedirlo de Turbo? ¿Ah? A ver sea macho y contésteme pues.
Gustavo: (ya exaltado). Antes que nada yo no le di un doloroso privilegio como usted ufanamente lo califica, además usted mejor que nadie tiene la respuesta a la insípida pregunta que me formula, usted bien sabe que yo satisfago sus necesidades corporales como nunca nadie, de eso no le quepa usted la menor duda, pero si no acceder a sus bajezas me causa la salida de la Empresa, pues sépase de plano, que soy recto y que soy derecho y por consiguiente, antes que darle el doloroso privilegio de que me despida, pues quiero que sepa que desde este momento presento a usted renuncia irrevocable a mi puesto. Y si eso me hace más macho pues soy más macho si señora ¿y qué?
Magdalena quien explota en ira y se levanta de la silla de su despacho, se contiene por un momento y toma aire antes de decir:
-Aceptado pedazo de rata de alcantarilla, ¿qué está esperando para largarse? Estúpido, estúpido, mil veces estúpido animal.
Gustavo aún exaltado: NO no no señora, ningún lárguese, no voy a caer en provocaciones como las que usted incita. No va a poder deshacerse de mí tan fácilmente como quiere hacerlo ver. Si señora, vaya ironías de la vida, primero pasar de ver un rostro feliz y excitado tras pasar muchas noches en la misma cama juntos, exhaustos de placer a este papelón que está haciendo, ahora, el hecho de llamarme rata de alcantarilla señora ¡Qué bajeza por Dios¡ y todo porque no quise caer en sus bajas pasiones, usted está pareciéndose a la mujer de Potifar y yo al pobre Josué.
Continua Gustavo diciendo: Pero aun así la voy a extrañar, porque yo la amo, como sé que usted me ama a mí, pero más que darme coraje me da es lástima por usted y por su pobre alma enceguecida de odio visceral que no siente y que ni siquiera le deja ver las cosas de la vida. De manera que me voy, no me corre, no voy a darle el gusto de que me diga ¡Estás despedido¡ eso nunca. Así que adiós, fue un placer haber entregado veinticinco años de mi vida a este trabajo, bueno, si es que a esta pantomima se le puede llamar trabajo.
Tras lo cual Gustavo se levanta de su silla y se dirige a la puerta, la abre y procede a retirarse, luego entonces cierra la puerta con mucha fuerza.
Magdalena gritando: NO me cierre mi puerta animal.
FIN.
oscura, sin mensaje. O quizá no logré decodificarlo. Bendiciones.
Sigo buscando la gracia…
no me dice mucho.el contexto es bueno.pero le falta algo mas entretenido….o un mejor final.en realidad no me atrapo.perdon.
Muy buena la obra
Muy bonito cuento
Esta muy bonito
La leche esta súper crema
o_o O: SapeGato contigo de que leche hablas