Descripción: Añañuca es una bella indígena que se enamora de un minero, que un día decide salir a buscar oro. Pero al no volver con su amada la tristeza se apodera de ella.
Personajes: Añañuca, Pedro, Campesino, Campesino 2
PRIMER ACTO
Añañuca, una hermosa joven indígena, entra en escena. Del otro lado entra Pedro, un joven minero que le trae un ramo de flores.
Pedro: ¡Añañuca, mi amor! Te he traído las flores que te gustan.
Añañuca: Me encantan, Pedro. (Huele las flores y suelta un hondo suspiro). Ojalá no tuvieras que irte, aun estás aquí y ya siento que te extraño. Por favor, quédate Pedro, no vayas a ninguna parte.
Pedro: Amor, comprende, debo ir a buscar fortuna para poder casarnos. El otro día un duende me reveló que cerca de aquí, existe una mina que podría hacerme muy rico. Nadie me creyó pero yo sé que tú eres diferente.
Añañuca: ¿Qué tal si es un engaño?
Pedro: Confía en mí, tengo el presentimiento de que esto podría cambiar nuestras vidas. (Se inclina para besarla). Espérame Añañuca. Cuando vuelva, tendré mucho oro y te daré la boda que te mereces. Entonces nada ni nadie podrá separarnos.
Pedro sale de escena y Añañuca se queda mirando el sitio por donde se fue.
Añañuca: Yo siempre te esperaré, Pedro. A pesar de todo.
SEGUNDO ACTO
Añañuca está sentada sobre una piedra, suspirando y esperando a que regrese Pedro. Se ve cansada y triste. Dos campesinos entran en escena y la observan con lástima.
Campesino 1: Señorita Añañuca, ¿otra vez usted aquí? Si sigue sentada tanto tiempo en esa piedra, le puede dar una insolación.
Campesino 2: ¿A poco todavía no regresa su novio de la mina?
Añañuca: No, no ha vuelto.
Campesino 2: Déjelo, señorita. Lo más probable es que cayera en el espejismo de alguno de los duendes que se aparecen por ahí, dicen que si uno no tiene cuidado, lo pueden engatusar con sus palabras y su magia.
Añañuca: No, no puede ser. Él me dijo que estaba seguro.
Campesino 1: Ya casi pasa un año desde que se marchó, señorita. ¿No cree que es hora de que siga adelante?
Añañuca: No puedo sin él, voy a amar a Pedro toda mi vida. Y toda mi vida lo seguiré esperando.
Los campesinos suspiran y prosiguen su camino, al otro lado del escenario.
Campesino 2: Pobre muchacha.
Campesino 1: El amor es así, nos vuelve capaces de las cosas más increíbles, pero también de los más arduos sacrificios.
TERCER ACTO
Los dos campesinos entran en escena, llevando consigo sus instrumentos para el arado. De pronto, se sorprenden al ver que Añañuca ya no está sentada en el lugar de siempre. Ahora hay allí un racimo de flores rojas y muy bellas.
Campesino 1: ¿Has visto eso? ¿De dónde habrán salido esas flores?
Campesino 2: Son muy bellas, ¿no las habrá dejado la señorita? Nunca antes había visto una flor así.
Los dos se arrodillan frente a las flores y las cogen en sus manos.
Campesino 1: ¿Sabes? Algo me dice que la pobre muchacha se cansó de esperar a aquel minero. Pero estas flores, deben ser el recuerdo más grande de su amor.
Campesino 2: Les llamaremos Añañuca, ya verás que contentos se ponen todos en el pueblo al conocerlas.
FIN
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