Enviado por: Zaira Ramos
Héctor se encuentra vagabundeando por ahí, cuando de pronto ve a una chica en un puente.
La chica mira cabizbaja sobre los carros que pasan por ahí, mientras va poniendo sus piernas en el otro lado del barandal.
Héctor cae en cuenta de lo que está pasando, corre hacia ella lo más rápido que le permiten sus pies y la sujeta por los brazos con fuerza, trayéndola a su lado.
Héctor: ¿Qué haces?-grita con furia, y llena de tristeza a la vez.
La chica no habla, solo estaba ahí petrificada, seguramente preguntándose porque un desconocido la habrá detenido.
Héctor la toma del brazo, la chica no se opone así que la arrastra hacia un café.
Héctor pide té para ambos, la chica sigue sin hablar.
Héctor la observa muy fijamente, este toca su cabello, se da cuenta de que es una peluca, pero no aparta sus manos después de unos minutos para no parecer grosero, también nota que los ojos de la chica son preciosos, (la mira fijamente) su nariz es fina, sus labios muy delgados, su piel sorprendentemente blanca.
Preciosa- dice Héctor que se encuentra pensando en voz alta
La chica que al parecer piensa que él es muy apuesto lo observa atentamente.
Chica: ¿Puedes llevarme a casa?
Héctor: Claro, vamos
Estamos en la recepción de los departamentos donde un guardia vigila. De la nada la chica comienza a llorar
Héctor la toma entre sus brazos sin preguntar el motivo de su llorar y la dejo apoyarse en sus hombros
Cuando la chica termina de llorar
Chica: Gracias- dice amablemente y entra en su recinto.
Al día siguiente Héctor corre para llegar a casa de la chica, desea verla está ansioso por verla, cuando llega a los departamentos se da cuenta que no le ha preguntado el número de apartamento así que le pregunta al guardia que por suerte es el mismo de ayer.
Héctor: disculpe ¿sabe el nombre de la chica que se encontraba conmigo ayer?
Guardia: Ha salido con ella y ¿no sabe si quiera su nombre?
Héctor: Es difícil de explicarlo
Guardia: Ya veo
Héctor: ¿Entonces me dirá? y ¿su número de apartamento?
Guardia: uhm… está bien pero lo vigilare, apartamento dos-siete, la señorita se llama Chrystel
Fue hasta el apartamento y toco durante mucho tiempo, pero nadie abrió.
Paso una semana y la fue a buscar de nuevo al entrar en la recepción se encontró con el guardia.
Guardia: Oiga Joven Chrystel dejo este sobre para usted
Héctor: gracias, ¿ella está en su departamento?
Guardia Ella ya no se encuentra aquí-dice con una cara muy triste
Héctor se marchó, encontró un lugar tranquilo y empezó a leer la carta en voz alta
Querido chico del puente:
Supe que el otro día me buscaste, el motivo de mi carta explica la tontería que iba a cometer el día que me encontraste.
Cuando tenía 18 años me diagnosticaron cáncer, si decidía someterme a quimioterapias para tener un poco más de tiempo no podría haber tenido una vida normal, como siempre había querido, de hecho no hubiera podido hacer muchas cosas de las que quería, así pues decidí pedir un único favor a mi familia: vivir sola por un tiempo. Aunque la segunda razón fue porque no quería ver sus caras tristes, o que esperasen la hora de mi partida, también decidí olvidarme de mis amigos, todos ellos seguían estudiando o se habían conseguido buenos trabajos, sin embargo yo no había hecho nada, así que seguramente me olvidarían muy pronto, si se enteraban de mi enfermedad seguro les hubiera causado lastima, por eso decidí alejarme de ellos.
Antes de encontrarnos el doctor me dijo que me quedaba solo un mes de vida, por entonces no le tome mucha importancia, sin embargo empecé a contar los días que me quedaban. Cuando solo quedaba una semana me preocupe mucho porque no había hecho nada importante, y si no haces nada, ¿Cómo podría alguien recordarte? “Mis amigos me recordaran seguro” pensé, pero nunca hice algo realmente grato por ellos, entonces me sentí sola, y decidí acabar con todo mi sufrimiento antes de que la enfermedad acabara conmigo, por eso me encontraste en el puente.
¿Recuerdas que me llevaste a un café? mientras te observaba pensé que no cualquiera detendría a una persona si no la conoce, pero supongo que tu razón tuviste y en verdad te lo agradezco, luego de camino a casa, me encontraba embelesada por tus preciosos ojos marrón, lo que me dejo pensando ¿Él me olvidara? Seguramente sí. No quiero que unos ojos así me olviden. ¿Qué hare para que me recuerden? Mi familia me recordara, solo por ser mi familia, pero seguro con mucho dolor. Nunca he sido buena en los estudios, mucho menos en los deportes, pero siempre he tenido gran imaginación: así que para que alguien me recordase y estuviera orgulloso de mi decidí usar mi última semana para escribir una novela de amor. Tengo mi última voluntad: por favor haz que esta sea publicada. Perdón si aun cuando he dejado este mundo te causo muchos problemas.
Por todo Gracias. No me olvides ¿sí?
Chrystel Rouse
Héctor: saca la memoria del sobre, mira hacia el cielo y llora-Nunca te olvidare Chrystel. Hare hasta lo imposible por hacer tu voluntad
FIN.
muy bueno….
y muy triste , y grasias a vos tengo un 10 en teatro
yo hise el papel de la chica y mis conpañeros del guardia y el chico que tambien es guapo como el de la historia jajajajajajajaja
besos.
buscalo por facebook y capas que encontre lo que nesesite 🙂
y perdon le contesto a devora;-)