Esta es otra de las leyendas más populares que existen en la preciosa Ciudad de México y que por décadas, ha aterrorizado a todos los amantes del buen miedo. Existe una casa muy antigua sobre la calle Uruguay, en el número 94, en pleno Centro Histórico de la urbe. Este lugar es conocido como «la Casa de Don Juan Manuel» y de ella se cuenta una historia tan curiosa como macabra.
Ocurrió en pleno siglo XVI, cuando las costumbres de la ciudad eran más tranquilas que las de ahora. Habitaba allí Don Juan Manuel de Solórzano, un acaudalado hombre que parecía tenerlo todo: reputación, juventud, una buena posición económica y una esposa muy bella.
Pero así como era jovial y próspero, Don Juan Manuel también era un hombre sumamente celoso y hacía tiempo que tenía sospechas de que su mujer le estaba siendo infiel. Vivía vigilándola todo el tiempo, atorméntandose por ser un marido cornudo y rabiando al pensar que se estaban aprovechando de su buena voluntad.
Su obsesión llegó a tanto que un buen día, desesperado por saber quien era ese con el que su esposa lo engañaba, le ofreció su alma al diablo para conocer la respuesta.
Una noche oscura, a las once de la noche, Don Juan Manuel esperó a la vuelta de su casa para conocer al supuesto amante de su esposa. Vio que un hombre se acercaba por la acera y, a sangre fría, lo mató hundiéndole un puñal en el pecho.
No obstante, el diablo lo había engañado y él había asesinado a un inocente. A partir de entonces, estaría condenado a matar a más hombres desafortunados hasta encontrar al culpable.
Y entonces comenzó la leyenda.
Se dice que si pasas a las once de la noche por la calle Uruguay, frente a la Casa de Don Juan Manuel, aparece un hombre alto y envuelto en una capa negra que te pregunta la hora.
Si la víctima contesta que son las once, el desconocido contesta:
—Dichoso aquel que conoce la hora de su muerte —y procede a enterrar un filoso puñal en su pecho.
Cuenta la historia que estará condenado a repetir el mismo crimen una y otra vez, hasta el final de los tiempos, como castigo por haber vendido su alma al diablo y dejarse llevar por los celos.
Se dice que Don Juan Manuel simplemente desapareció en su tiempo y que su esposa, que también estaba libre de culpa, volvió a casarse con otro hombre.
Hoy en día, el número 94 de Uruguay se conserva por su inmensa belleza y valor histórico, contando con la protección del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Bellas Artes. Es posible visitarlo y apreciar todos los aspectos que hasta la actualidad, mantienen viva una de las leyendas más queridas de México.
La Casa de Don Juan Manuel además, está disponible como salón para eventos y fiestas privadas; en ella se han celebrado bodas, aniversarios y otras ocasiones de gran interés.
¿Te atreverías a entrar en ella?
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