Descripción: Mientras visitan la finca familiar, un abuelo le cuenta a su nieto una macabra historia en la que se relata el origen de aquel lugar.
Personajes: Abuelo, Emilio, Francisco Puyana, Diablo
PRIMER ACTO
Emilio, un chico de doce años de edad y su abuelo, entran en escena. En la escenografía se muestra una pared de piedra, con una ventana medio destruida.
Emilio: Que bonita es la hacienda familiar abuelo, lástima que por más que manden a reparar esta ventana, siempre acaba hecha trizas de nuevo, ¿Por qué será?
Abuelo: Ah, tú no lo sabes Emilio, pero nuestra familia cuenta con una historia oscura. Los Puyana no amasaron su fortuna de la nada, tuvieron ayuda del mismo diablo.
Emilio (sorprendido): ¿Lo dices de verdad?
Abuelo: Déjame contarte, ocurrió hace mucho tiempo y todo comenzó con el primer patriarca de la familia, don Francisco Puyana…
SEGUNDO ACTO
En una elegante habitación, un hombre bien vestido se encuentra mirando a una figura encapuchada.
Francisco: Dicen que puedes enriquecer a los hombres que se rinden a tus pies. Pues bien, aquí me tienes diablo, te doy mi alma a cambio de que me conviertas en el hombre más rico de la región.
Diablo: Una vez que selles el pacto, no hay vuelta atrás.
Francisco: Lo sé. Quiero ser rico.
El diablo emite una risa escalofriante.
Diablo: De acuerdo, serás el hacendado más acaudalado que se haya visto en el llano. Pero te lo advierto Francisco Puyana, no me gustan los estafadores. Dentro de diez años, tu alma será mía sin contemplaciones.
Un humo denso se extiende por el escenario y cuando la niebla se disipa, el diablo ha desaparecido.
TERCER ACTO
Diez años más tarde, Francisco se encuentra en su habitación, vestido con mucha más elegancia que antes y mirando un reloj de oro. Tiene canas en las sienes y se ve más viejo.
Francisco: Doce de la noche en punto. Se han cumplido los diez años.
La figura encapuchada del diablo entra en escena.
Diablo: Y bien Francisco, ¿has disfrutado de tus años de riqueza? He venido a cobrar el precio de nuestro pacto.
Francisco: Me he arrepentido, ¡nunca te llevarás mi alma!
El diablo suelta una carcajada.
Diablo: Te dije que no había vuelta atrás, si no me entregas tu alma por las buenas, ¡me llevaré la de tu hijo!
Francisco: ¡Eso jamás! (Saca un crucifijo y lo muestra ante él). ¡En nombre del Señor, te expulso de mi hogar!
El diablo retrocede furioso.
Diablo: ¡Te arrepentirás por esto! ¡Algún día nos reencontraremos en el infierno!
Acto seguido, el maligno escapa por la ventana, rompiendo el cristal y derrumbando la pared.
CUARTO ACTO
El abuelo y Emilio contemplan la ventana destruida de la escenografía.
Abuelo: Y por eso Emilio, es que esta ventana nunca podrá terminar de construirse, no importa cuantas veces la manden a reparar. Digan lo que digan, esta hacienda está maldita.
Emilio: Vaya, pero al menos el tatarabuelo Francisco no perdió a su hijo.
Abuelo: No, pero murió muy joven y donde quiera que esté, debe estar pagando sus pecados. Por eso hijo, recuerda siempre esta lección, nunca dejes que la avaricia te ciegue. No vale la pena arriesgar tanto a cambio de tu libertad.
FIN
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