Descripción: Juliana está obsesionada con el cuerpo perfecto, ¿a qué extremos llegará su delirio? Una obra de teatro sobre los trastornos alimenticios.
Personajes: Juliana, Alejandra, Mamá
PRIMER ACTO
Juliana se encuentra en su habitación, mirando una revista. Es una adolescente con bastante sobrepeso, vestida con ropa muy holgada y una expresión triste en el rostro.
Juliana (suspirando): Nunca voy a poder ser como estas chicas… me siento tan fea a veces…
En ese momento, entra en su habitación Alejandra, su prima. Una joven delgada, de largo cabello rubio y muy hermosa.
Alejandra: ¿Otra vez mirando revistas, cerdita? Por eso no bajas de peso, te la pasas aquí encerrada.
Juliana: ¿Qué quieres, Alejandra?
Alejandra: Solo pasaba a ver como estabas, primita. Y ya veo que sigues igual de gorda que siempre.
Juliana se levanta y trata de salir del cuarto, pero Alejandra la toma de la muñeca y la obliga a pararse frente al espejo.
Alejandra: ¡Estás asquerosa! Mira nada más esta grasa, estas lonjas. (Le pellizca un rollito). ¡Qué horror! ¡Qué vergüenza que seamos familia!
Juliana (desesperada): ¡¿Y qué quieres que haga?! ¡Si por más que trato no puedo bajar de peso! ¡Soy un monstruo!
Alejandra: Así es, eres un monstruo. Y por eso, ya sabes que hacer.
Juliana sale corriendo fuera de escena. Se oyen sonidos de vómito, dando a entender que está devolviendo el estómago. Alejandra sonríe satisfecha y se va.
SEGUNDO ACTO
En una sala de estar, Juliana está sentada cabizbaja y su madre frente a ella, regañándola.
Mamá: ¡Juliana, no puedes seguir así! ¡Es la tercera vez esta semana que te sorprendo vomitando! ¡Dijiste que ibas a hacer un esfuerzo por estar bien!
Juliana: ¡No puedo, mamá! ¡¿No lo ves?! ¡Yo solo quiero ser perfecta!
Mamá: ¡Esa maldita obsesión te está atrofiando la cabeza!
Juliana: ¡No es una obsesión! ¡Alejandra me lo ha dicho, mamá! ¡Estoy gorda! ¡¿No lo ves?! ¿No lo ves?!
La madre abre sus ojos con espanto.
Mamá: Pero Juliana, ¿de qué estás hablando? Sabes bien lo que pasó con tu prima.
Juliana la mira con los ojos llenos de lágrimas, sin comprender.
Mamá: ¿No lo recuerdas? Alejandra murió el año pasado. No pudo vencer la batalla contra la anorexia.
Juliana: No, no es cierto… no puede ser cierto… ¡no es verdad!
Mamá: Hija mía, por favor, recuérdalo. Recapacita. (La abraza y las dos lloran). Si sigues destruyéndote de esta manera, tú vas a terminar igual. No quiero perderte, hija.
Juliana: Lo siento, mamá, perdóname. Es que no puedo evitarlo, siento que odio lo que soy.
TERCER ACTO
La madre de Juliana entra en su habitación, llevando una bandeja con un sándwich y un té.
Mamá: Hija, es hora de… ¡oh, por Dios!
La bandeja se le cae de las manos al ver a su hija en el suelo. Hay un frasco de pastillas a su lado y ella está inmóvil. Vemos ahora que en realidad, Juliana siempre fue delgada, pues antes traía puesta una botarga. El espejo de su habitación está roto. Su madre se arrodilla a su lado, llorando con desesperación.
Mamá: ¡Me lo prometiste, Juli! ¡Me lo prometiste! Para mí tú eras perfecta tal cual eras, hija.
FIN
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