Esta es la historia de una hermosa mujer, condenada a arruinar a todos los hombres que se cruzan en su camino, a causa de una aterradora maldición.
Cuentan que hace mucho tiempo, vivía un Colombia una muchacha que era tan linda como coqueta. En todos los bailes y festividades era la sensación, pues no había un solo mozo que no quisiera bailar con ella, ni ninguna joven que no se sintiera envidiosa de su belleza. Y ella disfrutaba de saberlo, pues era vanidosa en extremo y le encantaba recibir la atención de los demás.
Frecuentemente bailaba en garitos y tabernas, sin hacer caso al que dirán. Se había hecho de una reputación muy mala entren resto de las mujeres, que la tenían por bruja.
A menudo seducía a hombres casados o comprometidos, bebía igual que los bribonas experimentados, se colaba en las peleas de gallos, pedía monedas por leer las manos y emitía una risa melodiosa en medio de la noche, a la que nadie se podía resistir. Era toda una sinvergüenza.
Pero fue esa vida licenciosa lo que la condujo a la perdición.
Un día no se la volvió a ver más por el pueblo en que habitaba. Los lugareños decían que se había fugado con un hombre, o que se había muerto. Como no hubo nadie que se interesara realmente por descubrir su paradero, la gente se olvidó de ella con el tiempo.
Poco después, los hombres viciosos de la aldea también empezaron a desaparecer. Muy pocos volvían del bosque, pálidos e inundados de terror. Afirmaban haber visto de nuevo a la muchacha, quien seguía tan esbelta y preciosa como la recordaban, el tiempo no parecía haberle afectado en lo absoluto. Esta vez, además de ser atractiva, tenía una misteriosa influencia que atraía a los sujetos que se extraviaban irremediablemente.
Primero los llamaba con una voz dulce, invitándolos a estar junto a ella. Los más osados no lo dudaban ni un segundo, tentados por la posibilidad de obtener algo más que un beso. Luego, cuando se acercaban lo suficiente y estaban envueltos por su hechizo, su rostro inmaculado se transformaba en el de un cadáver, en el cual resaltaban unos dientes grotescos y afilados, con los cuales buscaba morder a la víctima hasta la muerte.
Desde entonces la conocieron como la Muelona.
Incluso hoy en día, la gente sabia y anciana que habita en las zonas rurales, aconseja a los muchachos de no ir a caminar solos cuando se hace de noche. Y, en caso de que tengan que salir de casa por alguna emergencia, les dicen que deben ir preparados por si se encuentran con ella.
La Muelona busca sobre todo a los hombres borrachos y pendencieros, pero tampoco le disgusta meterse con los chicos sensatos. Te puedes proteger llevando encima una imagen de San Isidro Labrador o de la Virgen del Carmen; aunque probablemente, lo mejor sea que no busques arriesgarte.
Pues si la Muelona no logra matarte con sus dientes, podría hacerlo de un susto.

¡Sé el primero en comentar!