Irlanda es una tierra famosa por sus construcciones medievales, especialmente castillos que más allá de su fascinante arquitectura, han llamado la atención del resto del mundo por las macabras historias ocurridas entre sus paredes. Uno de los más infames es el Castillo de Leap, ubicado en el Condado de Offaly. Con más de 400 años a sus espaldas, son varias las leyendas que afirman que se encuentra habitado por fantasmas.
A continuación repasaremos dos de sus historias más espeluznantes.
La hija del señor de Leap
Se cuenta que hace varios siglos, Leap se hallaba bajo el dominio de un hombre muy poderoso y de gran alcurnia. Este personaje tenía una hermosa hija, a la que había prometido en matrimonio a un sujeto muy rico. Sin embargo, la joven estaba enamorada de un granjero del condado, con el que se venía a escondidas.
Por desgracia los amantes fueron descubiertos por el padre, quien montó en cólera al percatarse del engaño de su hija. Así que al instante mató al muchacho.
Su pobre hija enloqueció de dolor.
Una noche, mientras el señor de Leap dormía, ella entró en su dormitorio y lo asesinó para vengar a su amado. Todos se sintieron muy consternados al enterarse de su fallecimiento. Aunque lo más macabro estaba a punto de comenzar.
Noches más tarde, la joven heredera se encontraba en una de las habitaciones más altas del castillo, mirando por la ventana. En ese instante, una mano invisible la empujó, haciéndola caer al vacío.
Se dice que su asesino fue nada menos que el espíritu errante de su padre, el cual nunca pudo perdonarle tamaña traición. Sus almas torturadas son tan solo dos de las muchas que siguen rondando por Leap y sus alrededores.
El sacerdote de la Capilla Sangrienta
Nos trasladamos ahora hasta el año 1532, cuando el poderoso jefe del clan O’Carroll muere y sus hijos empiezan a entrar en disputa por la herencia. En aquellos tiempos, este tipo de rencillas podían terminar de maneras escalofriantes, ya que los miembros de clanes poderosos no dudaban en reclamar la espada para reclamar lo que querían.
Uno de los hijos de O’Carroll era sacerdote y celebraba sus misas dentro del castillo de Leap.
Cierta tarde, se encontraba dando el sermón a sus feligreses cuando uno de sus hermanos entró a la capilla, dominado por la ambición. El clérigo fue asesinado ante los ojos de las personas devotas que se hallaban ahí reunidas y su sangre inundó las baldosas de la habitación.
A partir de entonces, aquel lugar sería conocido como la Capilla Sangrienta.
Se dice que de vez en cuando, aún se pueden escuchar los cánticos del sacerdote en el interior e incluso ver su silueta, recorriendo la estancia de manera lúgubre. Las luces se prenden y apagan de manera misteriosa, mientras lamentos y gemidos del más allá ponen la piel de gallina a los visitantes.
Si alguna vez viajas a Irlanda, tal vez quieras entrar a echar un vistazo dentro del castillo y averiguar si puedes toparte con un fantasma.
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