ARGUMENTO
Por desobedecer a su padre, Rebeca sufre un feo accidente y se encuentra metida en problemas. Ahora está segura de que él la va a dejar de querer. No obstante, su papá está a punto de enseñarle una valiosa lección.
PERSONAJES
Rebeca
Papá
Niños
PRIMER ACTO
Rebeca, una niña de ocho años, se encuentra jugando a ls muñecas en la sala de estar de su casa. Hay juguetes regados por todas partes. En ese momento, su padre entra para darle los buenos días y hablarle.
Papá: Mira, Rebeca. Hoy no puedes jugar en la nieve.
Rebeca: ¿Por qué no, papá? Todos los niños del vecindario van a estar allá afuera.
Papá: Solo confía en mí, Rebecca. No es lo mejor para ti hoy.
Su padre se retira y Rebeca sigue jugando, hasta que escucha las risas de sus vecinos.
Rebeca: Uy, parece que se están divirtiendo.
De pronto, alguien toca a la puerta.
Niños: ¡Rebeca! ¡Sal a jugar!
Rebeca: No puedo, mi papá me dijo que no podía salir hoy.
Se escuchan los suspiros de decepción de los niños, seguidos de más risas y gritos. Rebeca mira hacia la puerta, dubitativa.
Rebeca: Bueno, ¡creo que no tiene nada de malo que vaya a jugar solo un rato!
Rebeca abre la puerta y sale de escena.
SEGUNDO ACTO
Tras pasarse la mañana jugando en la nieve con sus vecinos, Rebeca entra en casa, sonriente y colorada. No se ha dado cuenta de que sus juguetes continúan regados por el piso de la sala de estar. De pronto, la niña tropieza y cae al suelo, lastimándose la rodilla y empujando un mueble cercano. Una fotografía de su padre, enmarcada en un portarretratos dorado, cae al suelo y se rompe.
Rebeca la mira asustada y la recoge.
Rebeca: ¡Ay, no! ¡Es la foto favorita de papá! Si se entera de que la he roto, se va a molestar mucho, ¡apuesto a que dejará de quererme!
Con algo de esfuerzo, la niña se pone de pie.
Rebeca: ¿Qué he hecho?
Llorando por lo bajo, la pequeña sale de escena, sin dejar de mirar el portarretratos con angustia.
TERCER ACTO
El padre de Rebeca entra en escena, llamándola.
Papá: Rebeca, ¿dónde estás? Ven aquí, por favor.
La niña entra en escena, avergonzada y tratando de disimular el dolor de su rodilla.
Rebeca: ¿Papá? ¿No tenías que ir al trabajo?
Papá: Me he tomado el día libre. ¿Has visto la fotografía que tenía aquí?
Rebeca (triste): No sé.
Papá: ¿Estás segura?
Rebeca saca el marco roto tras la espalda y se acerca a él con arrepentimiento.
Rebeca: Aquí está, papá, perdóname. Salí a jugar con los vecinos y al regresar, sin querer me resbalé y lo rompí. Lo siento mucho.
Papá: Eso ya lo sabía. Te vi salir desde la ventana y escuché cuando te caíste.
Rebeca: (Sorprendida). ¿En serio?
Papá: Me tomé el día libre para pasar un tiempo especial contigo, por eso te dije que no salieras a jugar. Luego te vi caer y he estado esperando que me buscaras a mí para poder curar tus heridas y ayudarte. ¿No vendrás ahora?
Rebeca: Pero, papá, ¿cómo puedes ayudarme? Si te desobedecí. ¿Es que no has dejado de quererme?
Papá: Rebeca, querida, te quise antes de que nacieras. Eres mi hija y yo siempre te querré. Aunque a veces tus acciones tendrán consecuencias que podrías haber evitado, nada puede separarte de mi amor, igual que nada puede separarnos a nosotros del amor De Dios que es nuestro padre. ¿No es eso lo que te he enseñado? ¿Ahora por qué no vienes y me dejas ayudarte con esos moretones?
Rebeca sonríe y se dirige hacia su padre, que la recibe con un abrazo.
FIN
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