Cuentos Largos de Miedo

No te grabes de noche mientras duermes

Desde que tengo memoria he estado obsesionado con lo paranormal. Debido a mi naturaleza inquisitiva, siempre me he sentido atraído por el estudio de los fantasmas y espíritus. Cuando pienso en como fue que comenzó todo, me acuerdo de mis padres, ellos solían contarme cuentos de horror antes de irme a dormir. Incluso cuando se preocupaban porque dichas historias me provocaran pesadillas, yo insistía y amaba cada minuto de ese breve terror.

Recuerdo acampar con mi familia o tener pijamadas con amigos, en los que contábamos cuentos de fantasmas los unos a otros, en un intento por asustar a quienes nos rodeaban.

Conforme pasaron los años, mi pasión por lo sobrenatural creció y decreció. Por lo general, una vez que el otoño comenzaba mi interés alcanzaba su punto máximo. No obstante, en los meses inmediatos de invierno mi interés volvía a enfocarse en las cosas de mi vida cotidiana.

Trabajó para una compañía industrial manejando números. Pasó día tras día, hora tras hora capturando datos e imprimiendo hojas de cálculo para mis jefes. No es el mejor trabajo del mundo, pero definitivamente tampoco es el peor y la paga es decente. Lo suficientemente decente como para permitirme tener mi propio auto y una casa pequeña. Compré la propiedad el año pasado y empleé la mayoría de mi tiempo libre haciéndole reparaciones. Así fue como me las arreglé para conseguirla a un precio accesible para mi salario.

Cuando adquirí el lugar estaba bastante deteriorado. Seguro, aun era habitable, pero sí que necesitaba reformas. Diablos, ni siquiera habría invitado a nadie a visitarme durante los primeros meses por la vergüenza.

Cada uno de mis pagos lo invertí en arreglar y remodelar mi casa, hasta que, mes con mes, la necesidad de invertir mi salario fue cada vez menor. Después de cambiar el piso, pintar las paredes, arreglar la corriente eléctrica y el aire acondicionado, la casa comenzó a lucir como un sitio apropiado. Realmente extraño ese lugar.

Un par de meses atrás estaba mirando un programa de televisión sobre un grupo de investigadores paranormales, viajando por el mundo y explorando lugares tenebrosos con la esperanza de captar a algún espíritu en vídeo. Este tipo de realities, por más exagerados que puedan ser, son muy entretenidos para mí. Seguro, muchos de ellos son falsos y llevan al límite recursos sobreactuados, como hacer que un ruido cualquiera se convierta en algo aterrador: una pisada aquí y allá, el arrastre sobre algo en el suelo, una puerta cerrándose ocasionalmente, pueden llevar a la histeria. Se vuelve algo cómico después de un tiempo.

Como sea, mi parte favorita de estos programas son los FVE’s, es decir, Fenómeno de la Voz Eléctrica. Básicamente, los investigadores sacan una grabadora de voz en una habitación vacía, haciendo unas cuantas preguntas en voz alta mientras graban y cuando escuchan la grabación, voces de otro mundo pueden escucharse hablando a través de la misma.

Si bien sé que estas grabaciones son falsas hasta cierto punto, la idea de ser capaz de escuchar voces sobrenaturales me atrajo de sobremanera. Ya sabes, la posibilidad de tener una evidencia física en mis manos, de que algo más existe en el otro lado.

El programa que estaba mirando mencionaba sus redes sociales al finalizar y al indagar en ellas, descubrí que también contaba con su propio website, en el que vendían el equipo utilizado en el show. Mientras que la mayoría del equipamiento estaba fuera de mi presupuesto, y que realmente no veía la necesidad de comprar algo como una cámara de infrarrojos hipersentitiva, vi algo que llamó mi atención.

Eran esas grabadoras digitales que usaban para las sesiones de FVE. Algunas de ellas eran bastante costosas, exponiendo cientos de botones distintos y funciones. Otras más solo contaban con lo básico; la más simple costaba alrededor de 40 dólares.

No sé que fue lo que me impulsó a comprarla. El pensamientos de que finalmente podría satisfacer mi vieja pasión, o quizá solamente estuviera tomando decisiones estúpidas de vez en cuando. Como sea, compré el objeto y de hecho me olvidé de él, hasta que alguien tocó a mi puerta. Tras un par de semanas ni interés se reavivó.

Pasé la tarde leyendo el instructivo que venía con el aparato. Instrucciones simples de uso y mantenimiento. La probé esa misma noche.

Me quedé despierto hasta la madrugada haciendo preguntas, reproduciendo el sonido estático y repitiéndolo una y otra vez. Cuando el sol afuera se tornó naranja, revelando que el sol estaba saliendo, decidí dormir un poco, aliviado de que ese día no tuviera que ir al trabajo.

Un rato más tarde, al levantarme, volví a mirar hacía la grabadora que había comprado, consideré que mi casa tal vez no estaba embrujada en primer lugar. Por lo cual mi falla al capturar algo era verdad. Nunca he experimentado o sentido nada paranormal desde que me mudé, así que no podía estar seguro.

Después de vestirme alistarme para la tarde, noté que había dejado el aparato al lado de mi cama, grabando mientras dormía. Riendo por lo bajo, me pregunté si podría escucharme a mí mismo roncando o incluso hablando entre sueños. Así que rebobiné la grabación hasta un punto al azar y oprimí el botón de reproducción.

Por unos 30 segundos no fui capaz de escuchar nada, entonces distinguí un sonido de arrastre; como sábanas siendo arrojadas. Otro minuto pasó y estaba a punto de apagar la grabadora cuando oí algo más.

Se escuchaba como un susurro.

Después de reproducirlo múltiples veces, distinguí lo que decía:

—Te veo.

Decir que estaba en shock sería poco. Escuchar esa voz envío escalofríos por mi espina dorsal como nunca había sentido antes. Mientras consideraba la posibilidad de que podía ser yo mismo hablando dormido, no se sentía como si ese fuera el caso.

Pasé el resto de la tarde escuchando la grabación con detalle y hubo solo cuatro ocasiones en las que se grabó una voz. No estoy seguro si se trataba de la misma:

—Está ahí…

—Vigílenlo…

—Te veo…

—No puedes escapar…

Cada una era más escalofriante que la anterior, no estaba seguro de que hacer a estas alturas. Estuve dándole vueltas al asunto, entonces consideré grabarme a mí mismo una vez más mientras dormía, solo para estar seguro.

Me fui a dormir temprano esa noche. El sol aun estaba en lo alto del cielo, aunque descendió rápidamente. Me aseguré rápidamente de que cada puerta y ventana estuviera cerrada, antes de poner en marcha mi grabadora y me abandonaba al suelo.

Fui despertado a las dos de la mañana por algo; no podría asegurarlo con certeza, pero me sentí como si estuviera en peligro. Me senté en mía cama, empapado de frío sudor y mirando alrededor de mi habitación. Recuerdo haber preguntado en voz alta si alguien estaba conmigo, pero no recibí ninguna señal.

Fue más difícil quedarme dormido la segunda vez, pero eventualmente lo logré. Al despertar, rápidamente conecté mis audífonos a la grabadora y reproducí lo que se había grabado esa noche. Solo fui capaz de escucharlo dos veces.

La primera cosa que distinguí y me sobresaltó, fue el sonido de la puerta de mi habitación abriéndose. Sé a ciencia cierta que coloqué el cerrojo en cada puerta. Aun así, el sonido de la puerta abriéndose era tan claro como el día. Unos treinta minutos después de eso, escuché la primera voz…

—Está ahí.

De nuevo, la misma oración de la noche anterior. Continué con la grabación sin escuchar nada por una hora. La siguiente voz que oí dijo:

—Ayúdame…

Para mí, se escuchaba como si alguien estuviera pidiendo que lo salvaran de algo, aunque no puedo asegurar por completo que ese fuera el significado. La siguiente oración aun sigue causándome escalofríos cuando pienso en ella, había sido la razón por la que desperté en medio de la noche. La voz decía:

—Maténlo… ahora…

Era casi como si se emitiera una orden. Mi propia orden de ejecución. Acto seguido, pude escucharme agitado y preguntando a la nada si había alguien ahí conmigo. La respuesta que escuché para dicha pregunta me heló la sangre:

Por cierto, antes que te olvides, ¿nos apoyarías con un like? De esta forma nos apoyas a seguir publicando de forma gratuita.😀

—Cincuenta de nosotros… estamos aquí…

El pensamiento de cincuenta espíritus en mi habitación, mirándome mientras dormía me aterrorizaba.

La semana siguiente pasé mi casa en venta y me mudé a un apartamento de una sola habitación. Ya no tengo ningún tipo de interés en lo paranormal y si alguien ahí afuera, está interesado en fantasmas, tengan cuidado.

No sé si mi obsesión por lo sobrenatural abrió alguna puerta para los espíritus o si estuvieron allí todo el tiempo, en silencio y esperando a alguien que hablara con ellos.

Desde que escuché esa grabación, no puedo evitar sentirme que me observan constantemente. Que me persiguen constantemente. Puede que tenga que buscar un nuevo apartamento pronto, pues estoy empezando a escuchar mi puerta abriéndose y cerrándose en medio de la noche.

Toma mi consejo: Nunca te grabes solo de noche mientras estás durmiendo. Puede que no te guste lo que encuentres.

Desde que tengo memoria he estado obsesionado con lo paranormal. Debido a mi naturaleza inquisitiva, siempre me he sentido atraído por el estudio de los fantasmas y espíritus. Cuando pienso en como fue que comenzó todo, me acuerdo de mis padres, ellos solían contarme cuentos de horror antes de irme a dormir. Incluso cuando se preocupaban porque dichas historias me provocaran pesadillas, yo insistía y amaba cada minuto de ese breve terror.

Recuerdo acampar con mi familia o tener pijamadas con amigos, en los que contábamos cuentos de fantasmas los unos a otros, en un intento por asustar a quienes nos rodeaban.

Conforme pasaron los años, mi pasión por lo sobrenatural creció y decreció. Por lo general, una vez que el otoño comenzaba mi interés alcanzaba su punto máximo. No obstante, en los meses inmediatos de invierno mi interés volvía a enfocarse en las cosas de mi vida cotidiana.

Trabajó para una compañía industrial manejando números. Pasó día tras día, hora tras hora capturando datos e imprimiendo hojas de cálculo para mis jefes. No es el mejor trabajo del mundo, pero definitivamente tampoco es el peor y la paga es decente. Lo suficientemente decente como para permitirme tener mi propio auto y una casa pequeña. Compré la propiedad el año pasado y empleé la mayoría de mi tiempo libre haciéndole reparaciones. Así fue como me las arreglé para conseguirla a un precio accesible para mi salario.

Cuando adquirí el lugar estaba bastante deteriorado. Seguro, aun era habitable, pero sí que necesitaba reformas. Diablos, ni siquiera habría invitado a nadie a visitarme durante los primeros meses por la vergüenza.

Cada uno de mis pagos lo invertí en arreglar y remodelar mi casa, hasta que, mes con mes, la necesidad de invertir mi salario fue cada vez menor. Después de cambiar el piso, pintar las paredes, arreglar la corriente eléctrica y el aire acondicionado, la casa comenzó a lucir como un sitio apropiado. Realmente extraño ese lugar.

Un par de meses atrás estaba mirando un programa de televisión sobre un grupo de investigadores paranormales, viajando por el mundo y explorando lugares tenebrosos con la esperanza de captar a algún espíritu en vídeo. Este tipo de realities, por más exagerados que puedan ser, son muy entretenidos para mí. Seguro, muchos de ellos son falsos y llevan al límite recursos sobreactuados, como hacer que un ruido cualquiera se convierta en algo aterrador: una pisada aquí y allá, el arrastre sobre algo en el suelo, una puerta cerrándose ocasionalmente, pueden llevar a la histeria. Se vuelve algo cómico después de un tiempo.

Como sea, mi parte favorita de estos programas son los FVE’s, es decir, Fenómeno de la Voz Eléctrica. Básicamente, los investigadores sacan una grabadora de voz en una habitación vacía, haciendo unas cuantas preguntas en voz alta mientras graban y cuando escuchan la grabación, voces de otro mundo pueden escucharse hablando a través de la misma.

Si bien sé que estas grabaciones son falsas hasta cierto punto, la idea de ser capaz de escuchar voces sobrenaturales me atrajo de sobremanera. Ya sabes, la posibilidad de tener una evidencia física en mis manos, de que algo más existe en el otro lado.

El programa que estaba mirando mencionaba sus redes sociales al finalizar y al indagar en ellas, descubrí que también contaba con su propio website, en el que vendían el equipo utilizado en el show. Mientras que la mayoría del equipamiento estaba fuera de mi presupuesto, y que realmente no veía la necesidad de comprar algo como una cámara de infrarrojos hipersentitiva, vi algo que llamó mi atención.

Eran esas grabadoras digitales que usaban para las sesiones de FVE. Algunas de ellas eran bastante costosas, exponiendo cientos de botones distintos y funciones. Otras más solo contaban con lo básico; la más simple costaba alrededor de 40 dólares.

No sé que fue lo que me impulsó a comprarla. El pensamientos de que finalmente podría satisfacer mi vieja pasión, o quizá solamente estuviera tomando decisiones estúpidas de vez en cuando. Como sea, compré el objeto y de hecho me olvidé de él, hasta que alguien tocó a mi puerta. Tras un par de semanas ni interés se reavivó.

Pasé la tarde leyendo el instructivo que venía con el aparato. Instrucciones simples de uso y mantenimiento. La probé esa misma noche.

Me quedé despierto hasta la madrugada haciendo preguntas, reproduciendo el sonido estático y repitiéndolo una y otra vez. Cuando el sol afuera se tornó naranja, revelando que el sol estaba saliendo, decidí dormir un poco, aliviado de que ese día no tuviera que ir al trabajo.

Un rato más tarde, al levantarme y alistarme para el resto de la tarde, volví a mirar hacía la grabadora que había comprado, consideré que mi casa tal vez no estaba embrujada en primer lugar. Por lo cual mi falla al capturar algo era verdad. Nunca he experimentado o sentido nada paranormal desde que me mudé, así que no podía estar seguro.

Después de vestirme alistarme para la tarde, noté que había dejado el aparato al lado de mi cama, grabando mientras dormía. Riendo por lo bajo, me pregunté si podría escucharme a mí mismo roncando o incluso hablando entre sueños. Así que rebobiné la grabación hasta un punto al azar y oprimí el botón de reproducción.

Por unos 30 segundos no fui capaz de escuchar nada, entonces distinguí un sonido de arrastre; como sábanas siendo arrojadas. Otro minuto pasó y estaba a punto de apagar la grabadora cuando oí algo más.

Se escuchaba como un susurro.

Después de reproducirlo múltiples veces, distinguí lo que decía:

—Te veo.

Decir que estaba en shock sería poco. Escuchar esa voz envío escalofríos por mi espina dorsal como nunca había sentido antes. Mientras consideraba la posibilidad de que podía ser yo mismo hablando dormido, no se sentía como si ese fuera el caso.

Pasé el resto de la tarde escuchando la grabación con detalle y hubo solo cuatro ocasiones en las que se grabó una voz. No estoy seguro si se trataba de la misma:

—Ahí está él…

—Vigílenlo…

—Te veo…

—No puedes escapar…

Cada una era más escalofriante que la anterior, no estaba seguro de que hacer a estas alturas. Estuve dándole vueltas al asunto, entonces consideré grabarme a mí mismo una vez mñas mientras dormía, solo para estar seguro.

Me fui a dormir temprano esa noche. El sol aun estaba en lo alto del cielo, aunque descendió rápidamente. Me aseguré rápidamente de que cada puerta y ventana estuviera cerrada, antes de poner en marcha mi grabadora y me abandonaba al suelo.

Fui despertado a las dos de la mañana por algo; no podría asegurarlo con certeza, pero me sentí como si estuviera en peligro. Me senté en la cama, empapado de frío sudor y mirando alrededor de mi habitación. Recuerdo haber preguntado en voz alta si alguien estaba conmigo, pero no recibí ninguna señal.

No te grabes de noche mientras duermes 1

Esta es una traducción de un cuento original en inglés.

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Acerca del autor

Hakeil Dhles

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