Descripción: Dafne recuerda a su pequeño bebé durante el aniversario de su fallecimiento, hasta que una señal le indica que no está tan sola como piensa.
Personajes: Dafne, Eduardo, Médico, Bastián
PRIMER ACTO
En su habitación, Dafne saca con tristeza un pequeño ropón de una cajita llena de cosas para bebé. Lo aferra junto a su pecho y suspira, con los ojos llenos de lágrimas.
Dafne: Mi pequeño Bastiancito, hoy se cumple un año de tu muerte. Cuanto daría porque aun estuvieras a mi lado, angelito.
Eduardo, el esposo de Dafne, entra en ese momento al dormitorio.
Eduardo: Dafne, ¿qué haces mirando esas cosas? Creí que íbamos a salir a cenar.
Dafne: Me temo que hoy estoy indispuesta. No tengo hambre.
Eduardo suspira.
Eduardo: Ya sé que es difícil… pero justamente por eso quería que saliéramos hoy. Necesitas distraerte. Lo necesitamos antes.
Dafne: No puedo. (Se recuesta en la cama, llorando). No puedo dejar de recordar ese día…
La luz del escenario se empieza a desvanecer, escuchándose solamente la voz de Dafne.
Dafne: Fue el peor día de mi vida.
SEGUNDO ACTO
Miramos ahora una estancia de hospital, en la que hay puestas varias incubadoras. Dafne mira impotente hacia una de ellas, con sus manos puestas sobre el vidrio. Un hombre vestido con bata blanca ingresa.
Dafne: ¡Doctor! Por favor, mi hijo está sufriendo mucho.
Médico: Lo sé, señora. Lamentablemente el tratamiento no está dando resultado.
Dafne (asustada): ¿Qué quiere decir?
Médico: Su corazón está demasiado debilitado y tememos que no pueda resistir mucho tiempo. Señora, tiene que tomar una decisión.
Dafne (cubriéndose la boca con las manos): ¡No!
Médico: Prolongar el tratamiento a estas alturas sería inútil. No sabe cuanto lo siento.
Dafne solloza y se vuelve a acercar a la incubadora.
Médico: La dejaré un momento a solas.
El doctor sale y ella mira con amor al pequeño Bastián, que permanece conectado a varias máquinas dentro de la incubadora.
Dafne: Mi amor, has sido la bendición más grande que he tenido en la vida… y por eso debo dejarte marchar.
Ella llora desconsolada mientras el médico vuelve a entrar, mirándola con pena.
Dafne: Estoy lista, doctor… haga que mi niño deje de sufrir.
El médico se aproxima a la incubadora y las luces se vuelven a apagar.
TERCER ACTO
Dafne llora acurrucada en su cama, aferrando el ropón de su hijo. Su esposo vuelve a entrar en la habitación con tristeza y se fija en una rosa naranja que se encuentra a los pies de la cama. Una flor que no se encontraba ahí durante la primera escena.
Eduardo: Dafne, ¿es tuya esta flor?
Dafne: ¿Qué?
Su esposo le muestra la rosa y ella abre los ojos con sorpresa.
Eduardo: Yo no lo traje, ni la había visto hace rato. Es como si hubiera aparecido de repente.
Dafne toma la rosa.
Dafne: Es igual… a la que puse junto a las cenizas de Bastián, cuando lo cremamos. Oh, Dios mío.
Eduardo: Esto tiene que ser una señal.
Dafne: ¿Una señal?
Eduardo: Sí, amor. Nuestro hijo sigue cuidándonos desde el cielo. Sigue pensando en ti y quiere que seas feliz.
Dafne: ¡Lo extraño tanto!
Ambos esposos se abrazan con sentimiento.
FIN
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