Hace ya mucho tiempo que Rosa se encontraba sin trabajo, le era difícil por su edad, tenía unos 31 años y aunque fuera una hermosa enfermera tenía demasiada competencia por delante junto a otras pasantes. Dada ya por rendida decidió quedarse en casa, vivía con Raúl. El se sentía un poco deprimido al verla igual, pero tuvo una excelente idea que seguro iba a funcionar.
En un hospital nuevo donde ingresaron a muchas pasantes fue hasta administración junto a su novia para hacerles una propuesta. Ella trabajaría gratis por 3 meses y si demostraba tener excelentes servicios la dejarían trabajando allí. Rosa no estaba descontenta por ello, a ella le encantaba estar ayudando a las personas sin importar el dinero. Además tenían el dinero suficiente para mantenerse, o bueno, al menos Raúl por los momentos.
De esta manera fue como Rosa empezó a trabajar en este hospital, el cual contaba de 5 pisos, pero que funcionaba solamente 4, ya que el del medio estaba en construcción. Algunas de las habitaciones de dicho piso no estaban terminadas aún, cuando Rosa estaba de turno y tenía tiempo extra se acercaba a este piso deseando que lo habilitaran para tener mayor cobertura.
Pasaron un par de meses y ella se sentía entusiasmada, desde el equipo de administración le habían dado muy buenas noticias. Su gran trabajo estaba dando tantos clientes tan satisfechos que ellos decidieron pagarle esos meses, se lo merecía en su totalidad. Otra buena noticia no tardó en llegar, en la última semana del tercer mes habilitarían el tercer piso.
En la última noche de turno y prepararse para apoderarse del piso que tenía más habitaciones, recibió un llamado de emergencia a través de la radio que comunicaba todas las salas de aquel hospital. Ella se sintió bastante extrañada con dicha voz, pues en el tiempo que llevaba no había oído la misma. Este llamado le solicitaba que limpiara el piso 3, había un gran desorden en una de las habitaciones.
En ese momento ella se sintió aliviada y fue con su equipo de limpieza a echar un vistazo. Aún en camino pensaba en porque le pusieron esa tarea teniendo un Staff dedicado a ello. Cuando llegó todas las luces estaban apagadas, trató de encender los breakers pero estos no respondieron a la acción, por lo que sospechó que estaba averiada.
Extrañada volvió a su puesto de trabajo y solicitó a seguridad que le explicara el motivo del llamado incorrecto. Pero la respuesta que recibió de seguridad le dejó con los pelos de punta. Ellos aseguraron que en ningún momento habían hecho un llamado con su nombre, de hecho, nadie en el hospital había oído esto.
Rosa no se lo creía, ellos confirmaban que lo fuera de común era que ella no estuviera en su puesto y otros pacientes necesitaban su ayuda en ese momento. La enfermera pensó que se trataba de una alucinación, pues eran las 3 de la mañana y su sueño le estaba ganando. Después de esa noche pudo dormir en paz en el día esperando su turno, un poco más despreocupada, ya que tendría compañía de Fanny, una enfermera joven que estaba entusiasmada por aprender a su lado.
Con Fanny a su lado para atender a unas 10 habitaciones en ese piso se sintió más segura, ya se le había olvidado los hechos ocurridos la noche anterior. Ambas formaron un buen equipo desde el primer día. Incluso pudieron dormir a sus pacientes tempranos con buenos antibióticos y otros medicamentos que le aliviaron sus necesidades de salud.
Cuando las dos estaban conversando sobre su pareja en el área de recepción, surge de nuevo ese llamado extraño con una voz profunda. Señorita Fanny solicitada en la habitación 18, señorita Rosa solicitada en habitación 27. Fanny y Rosa se extrañaron, pues la habitación 27 estaba desocupada, no había registros de alguien en ese cuarto.
Fanny decidió acompañarla, pero en el camino oyeron esa voz de nuevo, la cual replicaba que en la habitación 18 se necesitaba una enfermera en caso de emergencia. Rosa estuvo a punto de ir con Fanny a asistirle, pero la curiosidad al pasar primero por la habitación 27 hizo que se detuviera a ver la puerta y entrar lentamente.
Todo estaba oscuro, pero había una gran sorpresa para ella. Si había una persona ocupado una habitación, pero sin acompañante, algo extraño, ya que se suele tener a alguien que cuida al paciente mientras duerme. Ella prendió la luz con permiso del paciente y vio que este tenía un tono de piel muy extraño.
EL paciente tenía los ojos cerrados y con una tonalidad de piel amarillenta, ella se acercó porque no vio signos de alguna respuesta hacia ella. Pero lo más extraño era que mientras se acercaba a él notó que se alejaba un poco más, como si en vez de acercarse se estuviera alejando. Ella entró en pánico y su reacción fue ir directo a la puerta, pero notó que estaba allí, como si no se hubiera movido.
Giró la cabeza en dirección al rostro del paciente y se acerco de nuevo. Esta vez si pudo llegar hasta la camilla, pero lo que ocurrió la dejo aterrorizada y con muchas ganas de gritar- en el momento que tocó la mano del paciente se dio cuenta que estaba completamente frió, el abrió los ojos y la miró fijamente, aunque ella no sabía si en realidad lo estaba haciendo, pues sus ojos eran totalmente negros, veía su reflejo a través de ellos.
En ese momento soltó la mano del paciente y la puerta de la habitación se cerró sola, giró su cabeza de nuevo hacia el paciente y no estaba, sólo veía su sábana sin tender, como si hubiera salido rápidamente de la cama. Mientras tanto, Fanny escuchó unos gritos mientras volvía a recepción, provenían de la habitación 27.
Corrió desesperadamente a ir en auxilio de su amiga Rosa, pero al abrir la puerta encontró todo oscuro, con un llamado auxilio del paciente “Ayuda, acércate a mi por favor” Fanny decidió prender la luz, acercarse a él y ayudarle. Una escena que termina con la desaparición de las chicas, sin registro alguno de la habitación 27.
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