Cuento enviado por John Christopher (fan del blog)
La televisión seguía encendida, las luces apagadas. En la pantalla estaba un rostro… es todo lo que se puede decir sobre esa escena. Lana se había despertado por un extraño sonido que no había podido identificar, y que jamás podría. Exaltada, puesto aquel sonido había sido demasiado estridente, miró a todos lados, ignorando, de momento la pantalla del televisor. Luego de pasear la vista por el apartamento, y asomarse por la ventana para observar si había algún movimiento, regresó al sofá y se sentó.
Estuvo un rato en silencio, pensando en que había ocurrido, cuando se dio cuenta del rostro que parecía observarla. Aquellos puntos irregulares de color negro comenzaron a molestarle, no quería verlos, pensó que se trataba de una simple falla técnica, que, en realidad, aquello era una escena de una vieja película y que en cualquier momento cambiaría… pero eso no sucedió, el rostro permaneció allí, quieto, Lana tomó el control y comenzó a cambiar los canales, quizá para buscar un programa, a tan altas horas de la madrugada, y olvidarse de eso.
Pero el rostro estaba en cada uno de los canales y, mientras los números continuaban subiendo, se movía: primero había abierto un poco la boca, luego le hizo un giño a Lana quien intentó apagar el televisor, pero este no respondía al mando y, como consecuencia, el volumen de los parlantes fue subiendo más y más.
Cuando Lana volvió a levantarse y, con horror, descubrió que el rostro la siguió a cualquier lado que iba, el ruido de la estática comenzó a sonar como una trompeta. Entonces cesó y una voz comenzó a escucharse. Hablaba con lentitud, como si algo estuviera interfiriendo con la extraña transmisión. Mientras más hablaba, más voces se unían para repetir lo que decía.
–Un niño será asesinado en tres madrugadas a voluntad. Su corazón será destazado y su sangre cubrirá de rojo las calles. Dos pilares caerán al contacto de las moscas. El sol de negro se teñirá al son de las letanías inmortales. Gigantes dormidos moverán el mundo dañando su oculto corazón. Negros nubarrones van a extender pesadillas hacía las bóvedas celestes. Las danzas de la muerte rondan estos corredores de bajas dimensiones, estos niveles consumidos por fuegos verdes serán. Metales y vidrios estropearan los pensamientos más puros, dejando cascarones listos para ser petrificados.
El hombre sombra reinará de nuevo con sus miles de iguales alineados en filas estáticas provenientes de la media noche. El fin de las luces vendrá, el siglo negro caerá sobre todo. Las grandes potencias verán a sus proezas regadas por las vastas mareas de sangre; del cielo ellas caerán sin piedad, sin solución, para arrasar con todo aquello por lo que se luchó una vez. Cien largos atardeceres traerán a la niña cerca de la madre, el hielo se acerca. Los círculos de hierro se moverán sobre todos y todo, mostrando supremacía burda ante los ojos débiles de los muertos.
Ya no se hablará de canciones, no se verán más curvas. Ríos trapecistas de porte onírico correrán por la medula de la espiritualidad como nebulosas en las que se esconden los antiguos seres viles que planificaron esto por diversión. Los grandes olores volverán por voluntad de los testarudos corazones. Caras de expresiones lineales serán la hecatombe de todo. Rojos y amarillos se unirán para oprimir a mixtos y a azules. De metales el aire se llenará y el fin vendrá.
Por la mañana todo parecía un sueño producto de una cena fuerte y excesiva.
Pasaron dos días sin que nada ocurriera, la vida volvía a la normalidad ahora que el sueño comenzaba a quedar olvidado… entonces llegó el tercer día, el momento en que el Hospital de niños Dr. Ricardo Gutierrez, el Hospital de Pediatría Garrahan y un Hospitales Shriners para Niños se convirtieron en el centro de atención luego de que varios hombres armados entraran y masacraran a enfermos y personal por igual.
¡Excelente cuento! Un suspenso lovecraftiano breve, pero directo.
Una pena que tenga pocos votos y comentarios.
Un abrazo.
chevere
Me encanto esta historia, te has ganado 10 puntos.
Saludos cordiales.
Excelente historia, pero sobre todo el titulo
Saludos
estuvo buena la historia
Maso