Caí de espaldas en un rosal azulado, me clavé cerca de 9 espinas, la peor se encontraba en la parte baja de la espalda, la presión que yo mismo hacia por querer levantarme me la clavaba con más profundidad. No os creeríais que un simple rosal diese tantos problemas. Era el rosal más grande de todo el pueblo, el follaje me hacían casi imposible atravesarlo y si decido hacerlo la única opción que me daba era aguantar el dolor y retorcerme.
Me costó muchísimo tomar esta opción, tenía claustrofobia por el poco hueco que tenía para moverme, dejé de luchar contra las afiladas espinas, imaginaba que alguien iría en mi rescate al amanecer, participarían en el concurso de jardinería unos 500 expertos en la materia, en el que no creo que sea pasado desapercibido, porque como dije antes este rosal es el más grande de europa pero además de eso también es el más grande de toda Europa.
Resignado ante el dolor, huelo un perfume que llama la atención de mis sentidos, quedé extrañado por aquel exótico y peculiar olor.
Al escuchar un par de pasos pedí auxilio, a lo lejos vino una chica. Se acercó una adolescente rubia de ojos azules, bastante atractiva, su azul era tan intenso como el anochecer, si la viese en la televisión creería que es una estrella.
Con paciencia, me saco con cuidado de ese tortuoso lugar.
Yo: ¿Te has hecho daño?, siento mucho que hayas tenido que pasar por esto, te ha tenido que costar mucho sacarme de aqui sin apenas luz y guiándote para saber donde estaba cada espina.
Chica desconocida: ¿Qué hacías en un sitio como este.?. y encima a estas horas, has tenido mucha suerte en que pasase por esta zona porque ahora mismo iba a irme a dormir, me ha costado sacarte, me he hecho algunos razguños pero no te preocupes, no ha sido muy doloroso.
Chica desconocida: Uff, creo que he tardado como dos horas, ¿y tú? ¿estás bien? imagino que te has hecho algo..
Yo: No descuida, estoy bien, me siento mal por haberte obligado a ayudarme ¿Cómo te llamas?
Chica: Mi nombre, ¿para que quieres saberlo?
Mire perplejo el rubí y con tono de sorpresa, yo: porque sino se como te llamas no se como puñetas llamarte
Ella: Jajaja, puedes llamarme Eyina , Yina o Yiliana, como más te plazca
Eyina: ¡Decías que no te había pasado nada!, ¡tienes una herida muy grande en la espalda!, ven, vamos a mi casa, no hay hospitales en los alrededores del pueblo, el más cerca esta a unos 850kilómetros y ni de coña nos dará tiempo a llegar.
yo: ¿De verdad que no hay hospitales?
Eyina: Lo digo totalmente enserio, ¿cómo te llamas por cierto?
yo: No va a cambiar mucho el hecho de que te diga mi verdadero nombre
Eyina: Te llamaré Mr. quejica ¿Te gusta el nombre? diciendolo en un tono de chulería
yo: No mucho, prefiero que me llames como todo el mundo me conoce en este pueblo
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Me gustó mucho! Creo que la historia tiene mucha fuerza, aún así, hay cosas que cabe resaltar: primero, vigila los diálogos directos e indirectos, saber decidir cuando usar uno u otro le daría más potencia. Segundo, a veces, se te escapa la puntuación, no es lo mismo: «cuidado, no me digas eso» a «¡cuidado, no me digas eso!». Tercero, los diálogos directos no hace falta que en cada diálogo pongas el nombre del sujeto que habla. Dale una cualidad a cada personaje para no repetir nombres, se vuelve un poco tedioso a veces… bueno, buen trabajo. La crítica la hago para que mejores ya que pienso que hay potencial. Un saludo.
Me gusta las críticas Carlos de eso se trata de ir mejorando :). Por cierto tienes razón, cuando hice los diálogos tuve dudas sobre como ponerlos de forma directa e indirecta ,tendré más cuidado para la próxima vez. Me alegra mucho que te gustase la historia,
un saludo, Hakeil.