Erase una vez un tipo que estaba en su cama, era tarde de madrugada. Un barrio pobre donde todas las casas tienen sólo un piso, comunes en Norteamérica. El sujeto tiene el sueño ligero, pero aún así si hubiera tenido sueño de Morsa, habría escuchado de todas maneras, ya que comenzó a escuchar un ruido pavoroso e infernal que provenía de sus botes de basura.
Estos botes de basura estaban afuera, en su propiedad. Cerca de su ventana él podía ver un árbol hermoso debajo de la luna. Este hermoso escenario perdía el encanto en el instante que volvía a escuchar el estruendo horripilante de los botes de basura. Son botes viejo metálicos y era entendible el ruido, pero había algo que le daba un toque tenebroso.
El sujeto piensa que pueden ser mapaches molestando en su propiedad, después de todo no sería la primera vez que estos animales del diablo vienen a merodear en su casa en busca de comida. Este sujeto es tan pasivo que no presta atención al hecho.
Sin embargo, ocurre algo, una pared que tiene enfrente lo comunica directamente con la sala, la cual tiene una gran ventana. Fue terrible al darse cuenta que algo que sin dudas era humano, o por lo menos iba en dos pies, estaba tratando de romper la ventana, metiéndose con éxito mientras el hombre del otro lado de la pared sufría un ataque de ansiedad y susto.
En plena oscuridad pestañeando como loco escucha como al extremo del pasillo de su casa camino ese intruso. Oyendo los pasos lentamente, pesados y fúnebres se da cuenta que el extraño está parado en la puerta de su cuarto. Abrazando sus propias piernas se queda viendo el sujeto que fijamente lo mira desde la oscuridad en la puerta de la habitación.
El espera que se mueva, pero por un milagro ve como este sujeto desaparece. Aprovechando este instante el sujeto llama a la policía a través del 911. Luego de unos minutos llega la autoridad para ver el lugar e inspeccionar el área en busca del sujeto extraño que rompió su ventana. Pero uno de los policías que estaba en el lugar lo ve fijamente y le llama con la palma de su mano.
El sujeto se acerca con otro policía preguntándole ¿Qué pasa? Es entonces en este momento tan incómodo donde el policía lo interroga ¿Tu no escuchaste nada extraño afuera de tu casa? En ese mismo instante con la pregunta soplada al viento fúnebre de la madrugada, señala los botes de basura que estaban afuera de su casa.
¿No sabes nada sobre la mujer muerta y recién mutilada que está entre tus botes de basura?
Lamentablemente la policía no encontró más culpables que el mismo hombre que llamó a la policía, el sujeto fue puesto en prisión por asesinato en su propio hogar. Hasta el momento no se sabe a dónde fue a parar el verdadero perpetrador del asesinato, el cual, el hombre describía como un pordiosero de 2 metros de altura, la misma que tenía la puerta de su habitación y le ocupaba completamente.
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