Una historia que muestra el amor de una madre por sus hijos, haciendo hasta lo imposible por salvarlos de cualquier situación, incluso del lobo feroz.
Personajes:
Cabra
Cabritos
Cabrito menor
Lobo
Érase una vez, una cabra madre que tenía 7 hijos, un buen día quiso llamarlos y les afirmó
Cabra: Mis pequeños cabritos, hoy iré al bosque, pues tengo que conseguir alimento para todos. Les digo que no abran la puerta a nadie, pues el lobo está rondando el bosque y pueden reconocerlo por su voz ronca y sus patas oscuras. Les quiere hacer daño.
Cabritos: Si mamá, tendremos cuidado y te haremos caso.
Los cabritos estaban cumpliendo lo que habían prometido a mamá cabra, después que ésta se fue a buscar comida, hasta que…
Lobo: (Tun tun) Abran cabritos míos, soy mamá.
Cabritos: No, no abriremos. Es una voz muy ronca y sabemos que no es mamá, sino el lobo feroz.
Fue así como el lobo se marchó molesto, sin decir nada. Posteriormente, se dirigió a un corral, comiendo una gran cantidad de huevos ayudando a tener una voz más fina.
Vuelve a la casa de los cabritos y tocó
Lobo: (Tun Tun) Abran pequeños hijos, soy mamá, dijo con una voz más fina que la primera vez.
Cabritos: Enséñanos la pata y sabremos si eres mamá
Lobo: Aquí la tienen hijos.
Cabritos: No, no te abriremos, tienes las patas oscuras, mientras que nuestra mamá cabra las tiene blancas. No cabe duda que eres el lobo feroz.
Más furioso aún que la primera vez, el lobo decidió marcharse, sin decir ni una palabra. Se encargó de ir al molino a meter sus patas en harina para así hacerlas más blancas y poder volver lo más rápido posible.
Lobo: (Tun Tun) Abran queridos cabritos, soy mamá Cabra.
Cabritos: Debes enseñarnos la pata primero, si quieres que abramos.
Al ver la pata blanca abrieron y al ver al lobo, corrieron a ver dónde se refugiaban sin que éste los viera. Sin embargo, por ser más rápido y fuerte este se los iba tragando a cada uno al mismo tiempo de un solo bocado, excepto al más pequeño de los cabritos que había logrado entrar en la caja del reloj y no pudo encontrarlo.
Al llegar mamá cabra, de verdad, vió que su casa tenía la puerta abierta. Desde su llegada, empezó a ver que todo estaba desordenado y comenzó a llamar a sus hijos sin conseguir ninguna respuesta.
Cabra: Cabritos, hijos míos, ¿dónde se han escondido?
De repente, salió el cabrito más pequeño de su escondite.
Cabrito menor: Mamá, el lobo nos ha engañado diciendo que era tu persona, al entrar se comió a todos mis hermanos.
La cabra, tomó unas tijeras, con hilo y agua y salió de casa, con lágrimas en los ojos. Seguidamente, vio al lobo acostado en la orilla del rio, roncando.
Cabra: Este lobo, los tiene en su panza, pues está hinchada. Salvaré a mis cabritos.
Tomó las tijeras para abrir la barriga del lobo y todos sus cabritos salieron saltando de la felicidad, sin darse cuenta el lobo, la cabra le lleno la barriga de piedras y lo cosió.
Con sus hijos se marchó a casa, mientras que el lobo al despertarse se quiso levantar pero por las piedras y su gran peso no lo consiguió, sino que rodó cayendo al río y se ahogó.
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