Cuando el bebé de una pareja muere, sus padres lo entierran destrozados por el dolor. Lo que ellos no saben es que están a punto de presenciar un hecho escalofriante y al parecer, inexplicable.
Esto ocurrió en San Pedro, departamento de Paraguay en el que habitaba cierto matrimonio. Ambos acababan de tener a su primer hijo, un pequeñito con el que por desgracia, poco les duró la ilusión de formar una familia. Y es que al poco tiempo de llevarlo a casa, el niño enfermó y murió, dejándolos llenos de dolor.
Con mucha tristeza se dispusieron a preparar el entierro. El pequeñito fue vestido y enterrado en un pequeño ataúd mientras su familia le dedicaba oraciones.
Sus padres se marcharon a casa, devastados por el duelo.
A la mañana siguiente, al despertar, la madre se dirigió al que era el cuarto de su bebé y soltó un grito de terror. Allí, en la cuna y como si nada hubiera pasado, se encontraba el cadáver de su hijo. Estaba vestido con ropa limpia y diferente, y parecía dormido. Rompiendo a llorar llamó a su esposo, quien se puso pálido al ver a su hijo muerto.
Ninguno de los dos se explicaba como había llegado el cuerpecito hasta ahí. Si aquello era una broma, se trataba de una muy cruel y sin sentido.
Y si no lo era… el hombre y la mujer sintieron escalofríos al imaginar que su bebé, podría haber salido de la tumba para volver a reunirse con ellos. Siempre habían sido poco escépticos.
La noticia no tardó en difundirse por toda la ciudad y muy pronto tuvieron a propios y extraños encima, queriendo saber que era lo que había sucedido con el niño. Su padre, muy devoto, afirmó que aquello era un milagro, así como una señal de que su hijo era un santo.
Mas las autoridades no estaban tan convencidas.
Resultas a llegar al fondo del caso, fueron hasta el cementerio para examinar la tumba del bebé, la cual mostraba señales de haber sido profanada. Alguien había entrado por la noche para extraer el cuerpo del pequeño. ¿Pero quién podría ser capaz de cometer un acto tan horrible?
De inmediato la pareja fue investigada. Su padre no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo. No obstante, cuando interrogaron a la madre, la verdad salió a la luz. Había sido ella misma quien con sus propias manos, desenterró el cuerpo de su hijo. Lo volvió a vestir y lo arropó con cuidado, solo para fingir demencia por la mañana.
Desde luego, todos se sintieron horrorizados al saber de lo que había sido capaz.
Contrario a lo que se esperaban, la mujer no fue castigada por sus acciones. Tras unos análisis psiquiátricos y una breve consulta con el juez, se descubrió que padecía fuertes trastornos mentales, lo que significaba que no era realmente responsable de sus actos.
Incluso una madre trastornada no puede dejar de amar a su hijo.
Este cuento está inspirado en un hecho real ocurrido en Paraguay hace pocos años.
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