Ya era común para los feligreses ver el campanario en completo silencio, a pesar de haber otras torres las cuales anunciaban la llegada de cada hora, siempre había una que permanecía en completo silencio, nadie se atrevía a entrar en dicha torre ya que se rumoraba que en el campanario moraban fantasmas y espíritus malignos.
Muchos afirmaban que un hombre vestido de negro rondaba por las noches el lugar, nadie recuerda a partir de qué momento se comenzó a esparcir el rumor pero nadie se atrevió a visitar el campanario que muchos afirmaban estar maldito.
Un nuevo padre llego al pueblo, quien regresaba del vaticano donde termino sus estudios, fue asignado a la esta iglesia debido a que el padre había fallecido en extrañas circunstancias.
Un hombre joven y muy decidido, con muchas ganas de trabajar quien no perdía tiempo en rumores o chismes de pueblo quien se mostró bastante escandalizado por lo supersticiosos que eran en ese pueblo y más aun dentro de la iglesia misma.
— Pienso que es absurdo que a estas alturas de la vida crea en cuentos de aparecidos, fantasmas y demás madre superiora — Dijo el joven padre.
— No son cuentos padre, se lo aseguro, con mis propios ojos he visto a ese hombre vestido de negro quien nos observa desde el campanario, de solo pensarlo se me pone la piel de gallina padre, nunca pise ese lugar esta maldito —
— Yo esperaría eso de alguna señora del pueblo mas no de usted, ordenare que limpien esa ala, es un espacio que se está desaprovechando, y muy pronto viene una comisión de la iglesia necesitamos tener todo en perfecto orden e impecable — Concluyo abandonando el salón.
Como ordeno el padre la iglesia fue aseada de punta a punta, nada quedo sin ser pulido o arreglado para recibir a los invitados esa noche, pero lo que no se atrevieron a limpiar, pero como el padre se encontraba ocupado no se percató de este hecho.
Al medio día la comisión conformada por obispos y cardenales llego, fueron bien recibidos, se les dio un paseo por la iglesia, se les mostro los alrededores, y conocieron a varias personas muy fieles a la iglesia, ya al caer la noche todos se dispusieron a tomar la cena, el padre se percató que había una persona demás en el grupo, por lo cual tendría que buscar donde alojarlo pero en vista de que no había mas habitaciones, decidió ceder su lugar al invitado.
El tomo sus cobijas y almohadas y se instaló en la torre del campanario, se quejó al no haber sido aseado el lugar pero aun así se acostó.
Las noches acostumbraban a ser muy frías pero esta estaba helando, el viento comenzó a soplar muy fuerte, las ramas crujían, pronto los gritos de padre retumbaron por toda la iglesia.
— Cerrad el campanario, cerrarlo, hay algo diabólico ahí, que nunca se vuelva abrir — Gritaba el padre, tenía la cara pálida y el cabello encanecido.
Las órdenes del padre fueron acatadas, el campanario fue sellado y nunca volvieron abrir sus puertas, hasta el sol de hoy el padre nunca revelo que fue aquello que lo aterrorizo, a los pocos años el padre murió y con en el secreto que aguardaba en el campanario maldito, donde nadie se atrevió a entrar en el nunca más.
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