Cuando era pequeña mi abuela nos contaba historias del campo, ella creció en una pequeña hacienda llamada Quera Alto sus padres trabajaban hay. ”La vida en el campo es muy difícil” decía mi abuelita mientras se acomodaba en la hamaca de modo que terminaba acostada.
-Yo tenía nueve años, cuando la hija del dueño de la hacienda se bañó en el río y se quedó dormida por unos árboles, al despertar le dolía la cabeza y tenía unas flores, al llegar a su casa, no le comento a nadie lo que le había sucedido. Excepto a mí que la vi llegar por la parte trasera de la casa mientras le daba de comer a las gallinas y me regalo las flores. Al pasar los días, comenzaron a pasar cosas extrañas.
Alguien hacia bromas a los animales, les hacía trenzas al pelaje de los caballos o los sacaba del corral. Hasta que después sucedió lo inesperado una tarde a eso de las 6pm el sr. Sánchez fue a cerrar el portón de ingreso a su propiedad, y se le apareció un hombrecillo. Estaba sentado sobre una roca, el diminuto ser, que no media más de 50 centímetros, estaba,vestido de frac, con terno oscuro, camisa blanca, corbatín negro y relucientes botas. Un enorme sombrero al estilo charro adornaba su cabeza, su rostro era de tez blanca, piel arrugada, prominentes dientes y enormes ojos de color rojo. El mítico ser hizo una mueca malvada, movió sus manos y después un fuerte se golpe se oyó, el hacendado se desplomo en el piso. Yo estaba escondida atrás de un árbol a un lado de la casa no sé si me vio, el sonido alarmo a mi madre quien cuando me fije estaba atrás mío, el duende había despareció. Cuando llego mi padre y sus ayudantes el sr Sánchez ya no tenía pulso había muerto con la boca abierta llena de una sustancia blanca parecida a la espuma, el doctor del pueblo dijo que fue de un infarto.
En cuanto a la hija de aquel hombre ella despareció los empleados la buscaron por todas partes pero no la hallaron.
Cuando le comente a mis padres lo que había visto ellos optaron por hablar con el cura del pueblo, luego de dar mi confesión al padre de la parroquia este me regalo una botella de vidrio con un poco de agua bendita.
– Dios te guarde hija mía-dijo el cura- no sea que aquel demonio te busque y también te lleve con él.
-claro abuelita, le respondió mi hermana “Los duendes existen”
-si respondí mi abuela “A él le gustan las mujeres bonitas y velludas, como tu así que ten cuidado y no se te aparezca”
Mi hermana me miro e hizo un gesto de burla y dijo; ya es la edad que te tiene afectada y se retiro a la cocina.
Después de la historia de la abuela no podía dormir, encontrarme en una casa a las afueras del pueblo, me llenaba de incertidumbre y si la historia de la abuela es real….
La segunda parte se publicará mañana en este enlace.
Cuentos
me gustan los hombres
Bien por ti!
guuuuaaaaaaaaaaaaaaaa