Cuento enviado por Kikka numer (fan del blog)
Esa noche, todo estaba bastante tranquilo, me preocupe; ya que mi familia tenía a ser muy sonora. Sin entender que es lo que pasaba baje las escaleras en busca de alguien, la cocina era un desastre, encontré los vegetales regados por todo el suelo, el agua estaba acabando de consumirse, mis oídos lograron escuchar el tenue sonido de la televisión hablar sola. Al acercarme a la sala encontré rastros de una sustancia roja, corría desde el sofá hasta el estudio de mi padre, contuve el aliento, esto no era real; un sueño, uno absurdo donde poco a poco me volvía loca. Mi corazón palpitó cada vez más y más, y tras realizar un meticuloso análisis, mi cerebro decidió ir tras el rastro. Por más que buscaba lógicas; fracasaba, el miedo me ganaba a gran escala, fue cuando un ruido llamó mi atención, un chasquido, deje de caminar por unos segundos, venia del estudio de mi padre, y no solo eso, avía otro rastro de la sustancia roja, que venía del patio trasero.
Trague saliva con gran dificultad, y me acerque a abrir la puerta del estudio, lo hice rápido, pero con los ojos cerrados.
Escuche el chasquido detenerse, cuando abrí los ojos lo vi, había creído que solo existían en mi cabeza, pero posiblemente me equivoque, me miro por un segundo, con sus ojos negros desorbitados, no se notaba ni un rastro de alma en ellos, mis piernas temblaron. Todo su cuerpo se comparaba con un roedor rasurado; y caminaba con un primate, su asquerosa legua latigueó de un lado a otro; dejo caer al suelo un pedazo de carne sangrante. Un escalofrío subió por mi espalda, era la pierna de mi padre, la reconocí por el extraño lunar que siempre presumió de parecerse a uno de sus cantantes famosos. Una lagrima corrió por mi mejilla, casi caía de rodillas, pero el ser horrendo dio dos pasos hacia mí, mis ojos se abrieron con horror al ver como abría la boca dislocando sus mandíbulas, tenía una fila de interminables dientes; tan afilados como los de un tiburón. Chillo tan agudo que tuve que tapar mis oídos, mi cuerpo se trabó, savia que tenía que correr, pero todo era tan horrible. Al tocar la pared del pasillo mire a todos lados,
«el teléfono»- use toda mi fuerza de voluntad para correr a él, casi derribo la pequeña mesa de estar, tecle el 911 de manera desesperada, escuche el sonido de estar conectado la llamada, pero me percate de una sustancia goteando desde el techo, mis ojos se desbordaron en miedo,
-sangre- arriba estaba ese ser infernal,
-911, ¿cuál es su emergencia? – un grito desgarrador sano a través del teléfono, la mujer que recibía las emergencias quedó helada, un ruido de un chasquido, y algo que era desgarrado sonaba por la bocina, después de unos segundos la llamada se cortó.
¡Sé el primero en comentar!