Una historia en la que Jesús va enseñando a sus padres a confiar en el amor y en la bondad de Dios, incluso en aquellos momentos en los que las situaciones económicas pueden ver agobiados a sus padres, María y José, dándoles así, una salida.
Personajes
Soldado
Pastor
Jesús
María
José
Soldado: Quítense de en medio, pastores imberbes, es hora de que pasen los soldados del César.
Pastor: José y María, deben marcharse, pues llegarán los soldados de Tiberio
José: ¿Y qué es lo que quieren?
Pastor: Están cobrando los impuestos, al no tener nada de dinero, todo se lo llevarán
Soldado: Así es, si no pagan, todo nos lo llevaremos sin piedad.
Pastor: De tal forma, que parece un atraco y de manera autorizada que es lo peor.
María: ¿Cómo haremos? Jesús acaba de nacer
José: Si, solo somos forasteros y hemos venido a darle el amor a nuestro hijo, ¿también debemos pagar por eso?
Soldado: Si, aquí se debe pagar impuestos por lo que sea. Viva el César y ya sabes si vuelves a decir algo en contra de esto, serás arrestado. Si no pagas con dinero, entonces nos podemos llevar el buey y el burro.
María: No se puede, los animales son quienes nos van dando calor, no pueden hacer eso.
Los soldados salen con el buey y el burro, sin ninguna compasión.
Pastor: A estacazos es que les voy a pagar los impuestos
José: No pastor, la violencia no nos lleva a ningún lado.
Pastor: No, a esos soldados hay que enseñarlos por las malas si no nos entienden.
Soldado: Ya les he dicho, abran paso porque necesitamos llevarnos lo demás que cubra sus impuestos. No quiero volver a repetir.
María: ¿Entonces donde estaremos cuando nos quiten todo?
Soldado: Todos fuera de aquí o tendré que llamar al escuadrón completo.
María: ¿Y qué es el escuadrón?
Pastor: Todos los soldados en un mismo tiempo
Soldado: Ya basta, toda la ley pesará sobre ustedes, al no obedecer.
Jesús: Je je
Soldado: ¿Y éste de qué se estará riendo?
Se escucha una gran explosión y al disiparse el humo, se aparecen tres cerdos alrededor.
Los soldados entre sí, se hablaban diciendo que todos tenían cara de cerdos.
Soldado: ¿Qué cochinada es esta?
María: Hijo, aún no es el momento que hagas milagros, úsalos cuando de verdad lo necesitemos.
Pastor: Lo mejor será que nos llevemos a los cochinos a otro establo, no vaya ser que vengan más soldados y decidan embargarnos en esta noche de navidad.
José: ¿Qué hacemos ahora?
María: Abriga bien a Jesús que esta noche de navidad será muy fría.
Es así como esta vez María y José salieron victoriosos del cobro de los impuestos, permaneciendo aún más unidos con su hijo Jesús. Él les quiso enseñar que a pesar de ser pobres, la bondad y las buenas intenciones siempre ganarían la batalla, independientemente que en algunas oportunidades tuvieran que verse reflejados en vivir bajo un yugo de soldados. Disfrutar la navidad fue la enseñanza de esa noche.
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