Descripción: Cuando Jesús de Nazareth pasa por su pueblo, un joven muy acaudalado decide dejarlo entrar en su corazón.
Personajes: Jesús, Joven rico, Apóstoles, Gente
PRIMER ACTO
Se abre el telón mostrando como escenografía, un pueblo muy antiguo, con casas de tierra y templos. En el escenario, un joven Jesús vestido con una túnica blanca, camina seguido por sus doce apóstoles, que a su vez visten túnicas de diversos colores. La gente a su alrededor, trata de acercarse para saludarlo, murmurando entre ellos sobre las bendiciones que se rumorea que da.
Un joven vestido con una túnica de oro se acerca tímidamente a Jesús.
Joven: Maestro bueno, he escuchado hablar mucho sobre ti y me he atrevido a venir para pedirte un consejo. ¿Cómo puedo heredar la vida eterna?
Jesús: Me has llamado bueno, pero te olvidas de que nadie es bueno sino Dios. Y las reglas que nos ha dado él son muy sencillas, no cometas adulterio, no robes, no mientas, no defraudes ni mates a nadie. Y honra a tus padres.
Joven: Maestro, todas estas enseñanzas las voy a guardar en mi corazón.
Jesús le da su bendición y prosigue su camino.
SEGUNDO ACTO
El telón se vuelve a abrir y esta vez, muestra a Jesús en el escenario, rodeado de personas que esperan para que él les otorgué su bendición. Él pone la mano sobre la frente de un niño y lo bendice. El joven rico se le vuelve a acercar.
Joven: Maestro, tengo otra pregunta que me inquieta desde hace días y es que, aunque tengo muchos bienes no soy del todo feliz, siento que algo me falta. ¿Qué es lo que debo hacer para entrar en el cielo?
Jesús: Es necesario que vendas todo lo que tienes y lo repartas entre los más necesitados, pues las riquezas por sí solas, nunca te harán tan dichoso como imaginabas.
Joven: Pero, ¿vender todo lo que tengo? ¿De verdad? No sé si sea capaz…
Jesús: Eso es porque te has apegado a las riquezas terrenales, cuando tu verdadero tesoro, se encuentra en el cielo. Lo más valioso no es el oro ni las piedras preciosas, si no la compasión y los buenos sentimientos que compartas con los demás.
Joven: Ahora lo comprendo, maestro.
TERCER ACTO
A las afueras de la casa del joven rico, se puede ver a este sacando sus cosas más valiosas y repartiéndolas entre la gente pobre.
Joven: Vengan todos, tomen lo que necesiten, que a ustedes les hace más falta que yo.
Algunas personas se acercan a tomar los objetos que les hacen falta y le dan las gracias. Jesús llega en ese momento con sus discípulos.
Jesús: Veo que has seguido mi consejo.
Joven: Tenías razón, maestro. Me siento mucho mejor ayudando a los demás.
Jesús: No eran las riquezas lo que realmente necesitabas para ser feliz, sino compartirlas para brindar alegría a los demás. Tal vez ahora te sientas pobre materialmente, pero te aseguro que en el cielo, Dios ha acumulado un enorme tesoro con tus buenas intenciones. Y ahora que no tienes nada, más que la ligereza de tu corazón, ¿te gustaría seguirme a mi y a mis apóstoles?
Joven: Yo voy a donde tú vayas, maestro.
FIN
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