ARGUMENTO
Obra de teatro basada en una antigua leyenda boliviana, que relata como un pueblo esclavizado se liberó de sus opresores gracias a la valentía de un muchacho noble y al valioso regalo que recibió del padre de los dioses.
PERSONAJES
Joven
Pachacamac
Tribu de Sapallas
Tribu de Karis
PRIMER ACTO
Pachacamac, padre de los dioses, recorre el monte ataviado con un tocado inca y ropa de intensos colores. A continuación entra en escena un joven de apariencia humilde, que se muestra sorprendido al ver al dios.
Pachacamac: ¿Qué pasa que corres con tanta prisa, muchacho? Pareciera que estuvieras huyendo de alguien.
Joven: ¡Son los Sapallas! ¡Vienen tras de mí! ¡Si me encuentran, me matarán!
Pachacamac: ¿Los Sapallas? ¿De quiénes estás hablando?
Joven: Son el pueblo más sanguinario de la región, nos han esclavizado a todos. He salido a buscar ayuda, pero nadie parece estar dispuesto a enfrentarse a ellos, y yo estoy cansado, ya no puedo más. Mi gente cada día está más débil, todos se mueren de hambre…
Pachacamac: ¿De dónde vienes, jovencito?
Joven: Nací en el pueblo de los Karis, pero eso no importa ahora que las Sapallas hacen lo que quieren con nosotros. Más valdría morir que seguir soportando sus humillaciones.
Pachacamac: ¿Pero qué dices, muchacho? Morir sin pelear nunca es una buena alternativa, ¡no puedes rendirte ahora! ¿Acaso no sabes quién soy?
El chico niega con la cabeza, intimidado.
Pachacamac: Yo soy Pachacamac, el señor de los terremotos, padre de dioses. No has llegado aquí por casualidad amigo mío, el destino tiene planes para ti.
Joven: ¡Dios mío! (Se arrodilla ante él y agacha la cabeza respetuosamente). Señor, yo no tenía idea. Por favor, te lo imploro, haz algo por mi pueblo, ¡ayúdanos a liberarnos de los Sapallas!
Pachacamac: Levántate, ven aquí.
El joven se dirige hacia él y el dios deposita unas semillas en su mano.
Pachacamac: Esto que te estoy regalando, es la semilla de un alimento sagrado, que le dará a tu pueblo la fuerza que necesita para rebelarse: las patatas. Debes plantarlas y comer el fruto que te dé la tierra. Pero recuerda, nunca comas los brotes, las flores y las hojas, pues son venenosos. Ahora vuelve con los tuyos y prepárate para pelear, les espera una larga lucha.
Joven: Se lo agradezco de corazón, señor. ¡Gracias, gracias!
El joven sale del escenario y Pachacamac se sienta en una roca, observando hacia el cielo de la escenografía.
SEGUNDO ACTO
Una tribu de guerreros Sapallas aparece en el escenario, tambaleantes y llenos de malestar. Algunos caen al suelo, sujetándose el estómago. Otros se retuercen y se sujetan los unos a los otros.
Sapalla 1: ¡Esos malditos Karis nos han envenenado!
Sapalla 2: Te dije que no debíamos comer ninguna de esas extrañas cosas que estaban cultivando. ¡Creo que nos vamos a morir!
Sapalla 3: Ellos también las estaban comiendo…
Sapalla 2: Ninguno de ellos se comió los brotes como nosotros…
Entra el joven protagonista en escena, seguido por unos cuantos guerreros Karis.
Joven: Finalmente se encuentran en desventaja, es hora de recuperar nuestras tierras. ¡A ellos!
Las sapallas y los caris se enfrentan en una feroz batalla. Tras vencer al último de sus enemigos, el joven los amenaza con su arma, provocando que retrocedan con miedo.
Joven: ¡Hemos vencido! ¡Ahora largo! ¡Largo de nuestras tierras! ¡Y no se atrevan a volver nunca por aquí!
Humillados, los Sapallas salen de escena en tanto los guerreros Kari alzan al muchacho en hombros y celebran su victoria.
Joven: Pachacamac, si me estás escuchando, gracias por alimentar a mi pueblo. Y por devolverle su libertad.
FIN
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