Una tarde existió un niño al que sus papás no le hacían caso, su papá tomaba y su mama sela pasaba en las calles. Él solo quería un amigo.
Un día se levantó y encontró una caja musical, le dio la cuerda y brotó confeti. Pero lo que más lo impresionó fue el payasoque surgió del interior. El niño se quedó en silencio y el payaso habló:
—Me llamo Jocker Jak.
—Encantado —dijo el niño.
Ambos se hicieron amigos aunque sus padres no podían ver al payaso.
Una mañana al despertarse, el niño notó que no estaba la caja musical pero olía a quemado. Bajó al sótano y descubrió a sus padres muertos, con las entrañas de fuera y la caja musical quemada. En la pared, llena de sangre, había tres palabras: Jocker Jocker Jak.
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