En un día frio y con poca luz, una familia decide salir a dar un paseo, ya que era una de las pocas veces que no había mucha gente en las calles. Después de un largo camino los niños de la familia insistieron en ir al bosque que estaba cerca, querían ver algo que se había escondido entre los arbustos. Cuando sus padres los llevaron, divisaron a lo lejos una cabaña en medio de la nada; la familia siguió andando entre las profundidades del bosque hasta llegar a la casa cuya, puerta estaba raspada por minúsculas garras.
—Debemos irnos este lugar —dijo el padre— puede ser peligroso.
—Sí, los creadores de esta pequeña casa deben haber pensado que si la construían aquí nadie los molestaría —argumentó la madre.
—Queremos entrar, vinimos hasta aquí para ver esta casa, ¡queremos entrar! —dijeron enfadados los niños.
Entraron corriendo y los padres los siguieron. En ese instante comenzaron a escuchar pasos que llegaban del piso de arriba, movidos por la curiosidad, subieron y encontraron a dos pequeñas criaturas. Ambos creyeron que se trataba de un animales, aunque en realidad eran duendes.
No les dieron tiempo ni a reaccionar. Las criaturas atacaron a la curiosa familia, que huyó despavorida del lugar. Los duendes les perseguían hasta que…
CONTINUARÁ…
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