Descripción: Obra infantil basada en el mito de Narciso, un joven bello y vanidoso que se enamoró de su propio reflejo.
Personajes: Narciso, Eco, Narrador
PRIMER ACTO
Aparece un joven apuesto en el escenario, peinándose con presunción.
Narrador: Hace muchos siglos vivió en la Tierra un joven llamado Narciso, hijo del río Cefiso y de Liriope, la ninfa de las aguas. A sus dieciséis años su belleza era tal, que prácticamente todos los hombre y mujeres caían rendidos a sus pies.
Narciso: ¡Qué bello soy! Realmente soy más hermoso que cualquier mortal o dios viviente.
Narciso continúa acicalándose con gran arrogancia.
Narrador: Pero poco sabía él que lo más importante no era la belleza física, sino los sentimientos puros. Y estaba a punto de descubrirlo.
SEGUNDO ACTO
Narrador: Cerca de Narciso vivía Eco, una hermosa ninfa que al encontrarse con él a la distancia, cayó profundamente enamorada de su belleza.
Eco aparece en el escenario, vestida con una túnica blanca y flores. De pronto, ve a Narciso que como de costumbre está peinando sus cabellos y hace una mueca de embeleso.
Narrador: A partir de ese instante, Eco comenzó a acudir al lugar todos los días para mirar a su amado, que ni siquiera se percataba de su presencia. Hasta que un día, ella resolvió confesarle sus sentimientos.
Eco recoge una rosa roja y se acerca con timidez al joven.
Eco: Tú no me conoces, pero yo a ti te he visto cada día por estos parajes. Y te amo, te amo con todo mi corazón. Por favor, te ruego que aceptes este presente y mi cariño sincero.
Le extiende la rosa pero Narciso solo la mira con desprecio.
Narciso: ¿Pero qué dices, chiquilla? ¿Cómo piensas que yo podría fijarme en alguien como tú? Eres bonita, pero no lo suficiente para estar a mi altura. ¡Vete! ¡Vete y no me importunes más con estas tonterías!
Eco se aleja impresionada, se derrumba en el suelo y comienza a llorar.
Narrador: Fue tan grande la pena de Eco, que con el tiempo su cuerpo se marchitó hasta transformarse en rocas a la orilla del río. Solo quedó de ella su voz, que siempre contestaba a los viajeros repitiendo cuanto decían dese el horizonte.
TERCER ACTO
Narrador: Observaron los dioses la arrogancia de Narciso y el triste destino de la pobre ninfa, y quisieron castigar al muchacho. De modo que algo increíble pasó al día siguiente, cuando él pasó junto al río para bañarse como de costumbre. Antes de meterse en el agua se quedó mirando su reflejo y entonces, enloqueció.
Narciso se arrodilla y se queda pasmado al mirar el agua.
Narciso: ¡Pero que joven tan bello! ¡Qué hermoso! ¿Quién será? ¡Debo… debo alcanzarlo!
Narciso se inclina de más en el agua hasta caer y perderse bajo la superficie.
Narrador: Y así, Narciso se ahogó como castigo a su crueldad y vanidad. Y la voz de Eco, la ninfa enamorada, fue la única que lloró su muerte. Ahora saben amigos míos, que no deben ser tan superficiales como este pobre muchacho. Pueden ser bellos por fuera, pero vale más que lo sean por dentro, pues un día su belleza se apagará.
FIN
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