Descripción: Tras encontrar una vieja fotografía de su amor de infancia, Ofelia es convencida por su nieta de buscar al hombre de su vida.
Personajes: Ofelia, Arturo, Verónica
PRIMER ACTO
Ofelia se encuentra en su sala de estar tejiendo, cuando su nieta, Verónica, llega de repente. Ella es una chica de dieciséis años aproximadamente.
Verónica: Abuelita, estaba buscando unas cosas en el sótano cuando me encontré con esto, (le enseña un cofrecito), ¿es tuyo?
Ofelia levanta la mirada para ver.
Ofelia: Sí, ahí es donde guardaba todas mis cosas valiosas cuando tenía tu edad.
Verónica: ¿Podemos ver?
Ofelia: Está bien.
Verónica se sienta junto a ella y comienzan a sacar las cosas, riendo. Hay cartas, un cepillo para el pelo, collares y unas cuantas fotos.
Verónica: Vaya abuelita, sí que eras guapa.
Ofelia: ¿Verdad? Sí tú lo sacaste de mí.
Verónica (sosteniendo una foto): ¿Y quién es este?
Ofelia: Arturo, un novio que tuve.
Verónica: ¿Qué pasó con él?
Ofelia (triste): Bueno… esa es una historia complicada…
SEGUNDO ACTO
El telón se abre mostrando una escenografía de los años 40, en una estación de trenes. Una joven Ofelia se encuentra abrazando a un muchacho alto y con sombrero Fedora.
Ofelia: ¿De verdad tienes que irte, Arturo?
Arturo: Mis papás necesitan que viaje a la ciudad para ocuparme del negocio. Pero solo serán unos meses.
Ofelia: ¿De verdad? ¿Prometes que vas a regresar?
Arturo: Te lo prometo, cuando vuelva nos casaremos.
La pareja se besa tiernamente y Arturo sale corriendo de escena, mientras de fondo se escucha el sonido de un tren. Ofelia se queda en medio del escenario, mirando hacia el sitio por el que él apareció y despidiéndose con la mano.
Ofelia (voz de anciana, fuera del escenario): Pero él nunca volvió y desde ese día, dejó un hueco en mi corazón que jamás pudo llenarse.
TERCER ACTO
Ofelia teje de nuevo en su sala cuando su nieta vuelve a entrar, muy agitada.
Verónica: ¡Abuelita, te tengo una sorpresa!
Ofelia: ¡Ay, hijita! Me asustaste, ¿de qué se trata?
Entra a continuación un anciano vestido elegantemente, con un sombrero Fedora. Ofelia abre sus ojos con asombro.
Ofelia: No puede ser…
Arturo: Hola Ofelia, cuanto tiempo.
Ofelia: Arturo, pero… creí que nunca te volvería a ver.
Arturo: Yo también. Hace muchos años, después de nuestra despedida, tuve que quedarme más tiempo en la ciudad porque mi padre enfermó gravemente. No pude regresar a tiempo para casarnos.
Ofelia: ¿Por qué nunca escribiste?
Arturo: Lo hice, pero tus padres interceptaron mis cartas. Me dijeron que te habías comprometido con alguien.
Ofelia: Así fue, ellos me comprometieron con Matías, aquel muchacho tan rico. Nuestros padres eran buenos amigos.
Arturo: Cuando supe que te habías casado, decidí dejar de insistir. Creía que te había perdido para siempre. Pero hace poco, tu nieta me buscó y me contó que habías enviudado.
Ofelia: Es verdad, el año pasado. ¡Oh, Arturo! (Va hasta él y lo abraza). Cuanto tiempo desperdiciado, Dios mío. De haber sabido lo que había ocurrido.
Arturo: Todavía no es tarde, Ofelia. Nos amamos y tenemos todavía varios años por delante. ¿Quieres empezar de nuevo?
Ofelia: Por supuesto que sí. (Lo besa). Nunca dejé de quererte.
FIN
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