Descripción: Amaia recibe una carta de Pedro, el amor de su vida, quien la abandonó hace años. ¿Será capaz de aceptarlo de nuevo en su vida?
Personajes: Amaia, Pedro, Doña Consuelo, Natalia
PRIMER ACTO
Doña Consuelo se encuentra en la sala de estar bordando, cuando su hija, Amaia, aparece llevando la correspondencia.
Amaia: Las facturas de este mes han llegado, mamá.
Doña Consuelo: Déjalas donde siempre.
Amaia mira con más detenimiento las cartas y separa un sobre.
Amaia: Que raro, hay una carta para mí.
Doña Consuelo la mira con sorpresa.
Amaia: No puede ser… (mira el sobre con incredulidad), es de Pedro… ¡es de Pedro, mamá! Creí que él nunca iba a regresar.
Doña Consuelo: Yo también lo pensaba así, ¿qué dice?
Amaia lee la carta.
Amaia: Dice que quiere verme.
Doña Consuelo: No estarás pensando en ir.
Amaia: No lo sé, no sé si pueda perdonarlo… si llegara a enterarse de que no he podido olvidarlo en todo este tiempo…
Doña Consuelo: Hija, nunca has querido decirme lo que realmente pasó aquella vez. ¿Por qué se separaron?
Amaia: Es una historia complicada…
SEGUNDO ACTO
Las luces se han desvanecido para iluminar un solo lado del escenario. Allí, vuelve a aparecer Amaia con un atuendo diferente, acompañada de Pedro, su novio. Ambos discuten.
Pedro: Tienes que entender que esto lo hago por mí, para superarme. Es mi sueño.
Amaia: ¡¿Por qué no solo me dices que quieres largarte y ya?! ¡Nunca te he importado!
Pedro: ¿Cómo puedes decir eso? ¡Eres el amor de mi vida.
Amaia: Si eso fuera verdad no me abandonarías para irte tan lejos.
Pedro: Amaia, entiende, esta beca es algo excepcional, no puedo darle la espalda a mis sueños. Quiero que las cosas terminen bien entre nosotros.
Amaia solloza desesperadamente.
Pedro: Por favor, Amaia, por favor… tal vez, algún día, tú y yo…
Amaia: Ya no hay más tú y yo. Tomaste tu decisión. Ahora sal de mi vida, cuanto antes empiece a olvidarte mejor.
Pedro la mira con tristeza y se marcha, dejándola sumida en su dolor.
TERCER ACTO
El telón se abre mostrando a un hombre con gabardina, que espera en una banca y consulta su reloj nerviosamente. Parece estar esperando a alguien. Es Pedro, quien no sabe si su amada llegará a verlo. Después de echar otro vistazo a su reloj, suspira y se levanta para alejarse.
Amaia llega en ese momento llevando a una niña pequeña de la mano.
Amaia: ¡Pedro!
Pedro se da la vuelta y la mira con sorpresa.
Pedro: Creí que no querrías verme… después de la manera en que me fui…
Amaia: Al principio así era, pero luego lo pensé mejor… lo quiera o no, siempre habrá una razón que nos mantendrá unidos. (Se dirige a la niña). Natalia, ¿te acuerdas que una vez te hablé de tu padre? Salúdalo, amor.
Pedro: ¿Padre? (Mira a la niña, lívido). ¿Por qué nunca me lo dijiste?
Amaia: Te fuiste, no creí que significara algo para ti.
Pedro se acerca a ella y la toma entre sus brazos.
Pedro: Siempre has sido lo más importante para mí. Quiero que seamos una familia. Perdóname.
Amaia sonríe y los dos abrazan a su hija.
FIN
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