Descripción: Tras recibir un trasplante de riñón, Dana averigua quien era su donador y descubre una triste verdad.
Personajes: Dana, Doctores, Miriam, Luis
PRIMER ACTO
En un quirófano, un equipo de médicos se encuentra operando a una muchacha bajo las luces blancas de la habitación.
Doctor 1: No sé si la paciente pueda resistir…
Doctor 2: ¡Tiene que soportar! Procedamos con el trasplante.
Los médicos maniobran con su instrumental sobre el cuerpo de la joven, con obvia tensión en sus rostros.
Doctor 3: Hemos terminado. Ahora solo queda esperar a ver la reacción de su cuerpo ante el nuevo órgano.
El primer doctor se quita la mascarilla del rostro, sonriendo.
Doctor 1: Dana, vas a estar muy bien, hija mía.
SEGUNDO ACTO
En una habitación del hospital, una recién recuperada Dana habla con su padre, uno de los médicos que la estaban operando.
Dana: Aun no entiendo como pudieron encontrar a un donante tan rápido, papá. Ha sido un milagro.
Doctor 1: Lo importante hijita, es que te vas a poner bien. Al parecer el nuevo riñón se ha amoldado perfectamente a tu organismo, no has sufrido ninguna reacción adversa. Esto significa que nunca más volverás a depender de las máquinas de diálisis.
La besa en la frente y ella sonríe.
Dana: ¿Quién donó el órgano?
Doctor 1: Sabes que esa es una información que no te puedo dar, hijita.
Dana: Por favor, papá. Quisiera darle las gracias.
El doctor suspira.
Doctor 1: Te diré algo. Tú preocúpate solo por tomar tus medicinas y recuperarte lo mejor posible. Cuando estés 100% estable, te diré todo lo que sé acerca del donador.
Dana sonríe y lo abraza cuando se acerca a ella.
Dana: Te quiero, papá. Gracias.
TERCER ACTO
En una sala de estar muy limpia y elegante, una mujer vestida de luto lee un libro. De pronto, alguien toca el timbre y ella acude a abrir. Es Dana, quien la mira con timidez.
Dana: ¿Usted es la señora Miriam del Valle?
Miriam: Sí, ¿quién eres tú?
Dana: Soy Dana, yo… supe que su hijo me donó mi riñón y quería agradecerle en persona.
Miriam (suspirando): Es lo menos que podía hacer después de equivocarse tanto, él te ha hecho un regalo invaluable.
Dana: ¿Podría hablar con él? Quisiera conocerlo.
Miriam: Mi hijo está muerto, Dana. Murió hace un par de meses en un accidente automovilístico. Iba conduciendo borracho a exceso de velocidad, con sus amigos. No pudieron salvarle la vida.
Dana: Yo… lo lamento mucho, señora. No sé que decir.
Miriam la invita a entrar con un ademán y Dana lo hace, nerviosa.
Miriam: A Luis le encantaba vivir de fiesta. (Toma un retrato de su hijo y se lo muestra). Yo quería que cambiara, pero él nunca quiso escucharme por miedo a lo que dijeran sus amigos. Esa noche, mientras agonizaba en el hospital, me pidió perdón y dijo que quería donar sus órganos para que otros aprovecharan la vida que él había desperdiciado.
Dana agacha la cabeza.
Miriam: Ya ves Dana, que no tienes nada que agradecer. Lo único que te pido es que aprendas de la experiencia de mi hijo, que ahora vive en ti. Debes apreciar cada instante de tu vida.
Dana: Lo prometo, señora.
FIN
¡Sé el primero en comentar!